Malos tiempos para Elon Musk. Apenas unos días después del estreno de los Robotaxi de Tesla en Austin, Texas, el proyecto estrella de Musk ya enfrenta un aluvión de críticas. Las alarmas se han encendido no solo en Estados Unidos, sino también en Europa, donde las primeras pruebas realizadas en Madrid, España, han puesto de manifiesto limitaciones similares. Según un abogado que litiga actualmente contra la compañía, estamos "a las puertas de una tragedia", y podríamos pasar "de giros torpes a funerales" si no se toman medidas urgentes. Todo apunta a una mala decisión tomada por Musk hace más de una década.
Tesla se tambalea en Estados Unidos y en Madrid demuestra que no se apoya en las leyes europeas: el fiasco del robotaxi se debe a 'una decisión personal lo arruinó todo'
En Estados Unidos, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) ha recopilado una larga lista de incidencias preocupantes: frenazos bruscos junto a vehículos policiales, volantazos sin sentido y hasta invasiones del carril contrario. Los Robotaxi de Tesla, lejos de ofrecer una experiencia de conducción segura, se han convertido en un experimento público fallido. En este contexto, el proyecto de autonomía total que Tesla prometió se enfrenta a un cuello de botella tecnológico que el propio Musk podría haber evitado.
El núcleo del problema reside en una decisión técnica tomada con la intención de reducir costes: prescindir de sensores LiDAR —la tecnología que permite mapear el entorno con láser— y confiar exclusivamente en cámaras y software de inteligencia artificial. Lo que sobre el papel parecía una solución elegante, en la práctica se ha revelado como un riesgo inaceptable. Los propios incidentes recogidos en Texas, así como pruebas simuladas como aquella en la que un coche de Tesla impacta contra una pared pintada como en los dibujos animados del Coyote y el Correcaminos, demuestran que el sistema no distingue bien entre lo real y lo simulado.
Elon Musk ha defendido públicamente esta estrategia con frases tajantes como "el LiDAR es una tontería" o "es jodidamente estúpido ponerlo en coches: es caro e innecesario". Sin embargo, las autoridades de tráfico estadounidenses no opinan lo mismo, y los expertos creen que el Robotaxi jamás logrará operar en California bajo las nuevas exigencias regulatorias. En Texas, su despliegue también parece tener los días contados.
A partir de septiembre de 2025, entrará en vigor un nuevo marco legal en Texas que obligará a Tesla a demostrar la fiabilidad de su sistema Autopilot basándose únicamente en cámaras. Aunque Tesla ha realizado múltiples revisiones técnicas para suavizar las críticas y responder a los informes de la NHTSA, los accidentes posteriores a esas mejoras siguen dejando en entredicho la viabilidad de su enfoque.
En paralelo, Europa se convierte en un nuevo frente. Las pruebas en entornos urbanos como el de Madrid, donde las condiciones de tráfico y señalización son muy distintas a las estadounidenses, están revelando nuevas debilidades del sistema. Además, el Ayuntamiento de Madrid y la DGT han expresado su enfado por realizar ensayos sin autorización explícita, lo que podría derivar en sanciones y en un serio impedimento de cara al futuro. Todo indica que el sueño del Robotaxi, tal y como lo concibió Elon Musk, se enfrenta no solo a un problema de diseño, sino a una crisis de confianza global.















