¿Recuerdas el metaverso? Hace apenas unos años, esa era la palabra de moda junto a los NFT. Hoy, mientras todo el mundo gira en torno a la inteligencia artificial y sus agentes conversacionales, el sueño de los mundos virtuales parece un eco lejano aunque no del todo muerto. Porque Meta, la compañía que más se la jugó con esa idea, sigue intentando que funcione. Sí, aceptó su fracaso en su versión anterior, pero ahora prepara un nuevo plan de conquista.
Mark Zuckerberg revive el metaverso: la compañía apuesta por 3000 millones de móviles como nueva puerta de entrada
Mark Zuckerberg cambió el nombre de Facebook por Meta para dejar claro su rumbo: una nueva vida digital en la que las personas podrían reunirse, jugar y socializar con sus avatares. En 2019, la empresa presentó Horizon, una especie de Second Life modernizado, y poco después -ya rebautizada- lanzó Horizon Worlds. El problema: tras miles de millones invertidos, la promesa del metaverso se quedó en un experimento torpe, más cercano a Wii Sports que al futuro que vendieron.
Pero Meta no ha renunciado. Su nueva estrategia consiste en llevar Horizon Worlds fuera del casco de realidad virtual. Porque el gran obstáculo no era técnico, sino humano: no todos quieren aislarse del mundo con unas gafas VR, pero casi todos tienen un móvil y una cuenta de Instagram o Facebook. De ahí nace el nuevo impulso de la compañía.
El plan pasa por abrir Horizon a esas plataformas y, para hacerlo posible, Meta ha desarrollado su propio motor gráfico: Meta Horizon Engine. Este nuevo software reemplaza a Unity -el motor que usaban hasta ahora- y permite crear mundos más rápidos, ligeros y con soporte para inteligencia artificial. Vishal Shah, vicepresidente del metaverso en Meta, lo resume así: "La cifra mágica es siete segundos; si un mundo tarda más que eso en cargar, el usuario se va".
El objetivo es que Horizon se convierta en una red social jugable, con experiencias integradas en Facebook, Instagram y, por supuesto, en sus visores de realidad virtual. Meta quiere que la gente llegue al metaverso casi sin darse cuenta, desde las apps que ya usa a diario. Queda por ver si esta vez el público responderá. Porque el desafío no es solo técnico: Zuckerberg tendrá que convencer al mundo de que aún merece la pena vivir una segunda vida virtual.
