La energía eólica ya forma parte de nuestro paisaje cotidiano y de la vida moderna, pero no todo en ella es perfecto. Existe un reto que hasta ahora ha complicado su ciclo de reciclaje: las palas de los aerogeneradores. Mientras que la mayoría de los componentes de un molino de viento se pueden reciclar sin demasiada dificultad, estas enormes estructuras, fabricadas con materiales compuestos, son casi imposibles de descomponer de manera tradicional. Por eso, desde hace años, ingenieros y científicos de todo el mundo buscan alternativas para darles una segunda vida.
Se han probado soluciones curiosas y variadas: desde integrarlas en pavimentos para carreteras o caminos ciclistas, hasta convertirlas en juguetes de goma. Pero la última innovación viene desde China, donde un grupo de investigadores ha encontrado un uso tan inesperado como ingenioso para estas palas, que pueden superar los 100 metros de longitud: transformarlas en barreras contra la arena.
Una muralla contra el desierto hecha de palas eólicas
Según los científicos, "las palas del rotor, por su resistencia y durabilidad, pueden cortarse a medida y perforarse para formar barreras de contención de arena", explican fuentes cercanas al proyecto. "Este método no solo ofrece una solución al problema del reciclaje de las turbinas fuera de servicio, sino que también ayuda a suplir la carencia de materiales eficaces para proteger del viento y estabilizar la arena en zonas desérticas cercanas al desierto de Gobi", concluyen los responsables.
En regiones áridas, donde el viento es un agente activo de erosión, estas barreras resultan especialmente útiles. Al frenar parcialmente la velocidad del viento, se reduce el arrastre de arena y se limita la expansión del desierto, sin interrumpir por completo el flujo natural del aire. Las palas de los aerogeneradores, con su gran resistencia y longevidad, se presentan así como una alternativa sorprendente y efectiva frente al avance de los desiertos.
