El actor Brendan Fraser ha vuelto a subrayar por qué La momia (1999) sigue siendo recordada como una de las cintas de aventuras más vibrantes de finales del siglo XX.
Durante un panel en la Fan Expo de Denver, el actor canadiense reflexionó sobre el legado de la saga y señaló que el ingrediente clave que distinguió su trilogía de la fallida reinvención de Tom Cruise en 2017 fue algo tan simple como difícil de conseguir en Hollywood: "la diversión".
Una trilogía redonda
Estrenada en 1999 bajo la dirección de Stephen Sommers, La momia recaudó más de 400 millones de dólares y se convirtió en una inesperada resurrección de los monstruos clásicos de Universal. Inspirada tanto en el cine pulp de aventuras como en la cinta original de 1932 protagonizada por Boris Karloff, la película no solo lanzó a Fraser como héroe de acción, sino que también consolidó a Rachel Weisz como figura central del género fantástico. Su tono ligero y su mezcla de terror, humor y espectáculo la situaron más cerca de Indiana Jones que de un thriller de horror oscuro.
En Denver, Fraser compartió que su impacto ha trascendido lo puramente cinematográfico: "La gente se me acerca y me dice que, gracias a esta película, se metió a estudiar arqueología o historia. Que cambió sus vidas de forma personal. Y me lo dicen en cada ciudad a la que voy. Es un recordatorio maravilloso de que esta película sigue viva", afirmó. El actor, que se alzó con un Óscar en 2023 por The Whale, se mostró agradecido por el cariño intergeneracional hacia la franquicia.
Cuando la conversación derivó hacia la versión protagonizada por Cruise, Fraser no dudó en señalar las diferencias. La película de 2017, con un presupuesto cercano a los 345 millones de dólares, apenas recuperó 410 millones en taquilla, cifras que resultaron en pérdidas para Universal y en la cancelación del ambicioso proyecto Dark Universe. "Sabemos lo difícil que es hacer esta película. Yo lo intenté tres veces. El secreto es que nuestras cintas eran, ante todo, divertidas. Eran un viaje emocionante, algo que querías repetir. Si te desvías de ese camino, se convierte en otra cosa distinta", explicó.
El contraste entre ambas aproximaciones se refleja también en la estrategia del estudio. Mientras Sommers apostó por la aventura y el humor, el reboot de Cruise buscaba lanzar un universo interconectado de monstruos al estilo Marvel, con Johnny Depp como el Hombre Invisible y Javier Bardem como Frankenstein, un plan que nunca llegó a despegar. En paralelo, el legado de Fraser sigue vivo en el parque temático de Universal, donde la atracción Revenge of the Mummy: The Ride continúa siendo una de las favoritas desde su apertura en 2004.