En los últimos años, hemos sido testigos de una tendencia clara en el mundo del streaming: la plataformas han perdido el miedo a subir el precio a sus tarifas Netflix, Disney+, HBO Max y el resto de servicios han normalizado los incrementos de precio, generando cada vez reacciones más predecibles entre los usuarios.
Cuando se anuncia una subida, el patrón se repite: las redes sociales se llenan de mensajes indignados de usuarios asegurando que esta vez sí, han tenido suficiente y cancelarán su suscripción. Sin embargo, el tiempo y los datos demuestran que esas amenazas no siempre se materializan y que, incluso cuando lo hacen, el adiós no suele ser definitivo. Y para muestra, los datos de usuarios que manejan portales como Netflix.
Las cancelaciones no asustan a Netflix: la mayoría de los clientes acepta la nueva tarifa
Si observamos las cifras, la situación tiene dos lecturas evidentes. Por un lado, muchos usuarios que dicen que se darán de baja no cumplen su palabra, ya sea por comodidad, inercia o porque, en el fondo, siguen considerando que la plataforma vale la pena. Por otro, incluso cuando algunos deciden abandonar el servicio, Netflix parece no preocuparse demasiado. ¿La razón? Las subidas de precio compensan cualquier fuga de suscriptores y, además, la mayoría de los que se marchan terminan volviendo.
Los datos de la firma de analítica Antenna lo dejan claro: la mitad de los usuarios que cancelan su suscripción en Netflix regresan en un plazo de seis meses. Si ampliamos el margen a un año, el 61% ha vuelto a la plataforma. Esto significa que, aunque las cancelaciones sean una realidad, no representan una amenaza real para el negocio. En cierto modo, Netflix ha convertido las bajas temporales en parte de su modelo, asumiendo que la oferta de contenido y la rotación de estrenos serán suficientes para traer de vuelta a quienes se marchan.
Este comportamiento no es exclusivo de Netflix. Otras plataformas, como Disney+ o Apple TV+, también experimentan un alto porcentaje de usuarios que cancelan su suscripción solo para reactivarla poco después. Según Antenna, el 34% de quienes se dan de baja en estos servicios regresan en menos de seis meses, mientras que el 45% lo hace en el plazo de un año. Esto sugiere que el modelo de suscripción no se basa en la fidelidad absoluta, sino en una relación intermitente en la que los usuarios entran y salen en función del contenido disponible.
Netflix ha sabido capitalizar esta dinámica, reforzando su estrategia con un catálogo en constante renovación -con proyectos cada vez más gigantescos y colosales- y subidas de precio periódicas que, lejos de espantar a la audiencia, parecen integrarse en el ciclo de consumo del streaming.
