Olivia de Havilland, considerada como una de las últimas actrices de la Edad de Oro de Hollywood, y ganadora de dos Oscar de la Academia, ha fallecido. La protagonista y estrella de Lo que el viento se llevó tenía 104 años. Havilland murió el pasado domingo por causas naturales en su residencia de París, según confirma Variety.
Una actriz luchadora, atípica en el Hollywood de la época y protagonista de varios clásicos
"Anoche, el mundo perdió un tesoro internacional, y yo perdí a un querida amiga y cliente. Murió pacíficamente en París", explicaba su ex abogada Suzelle M. Smith. La noticia ha causado un gran pesar y conmoción en Hollywood. Tras conocerse su muerte, cientos de personalidades, presidentes de asociaciones y majors han lamentado su pérdida con numerosas condolencias y mensajes de ánimos a sus familiares y amigos. "Olivia de Havilland no solo era bella y talentosa, era una visionaria valiente y una inspiración para generaciones. Ella era una maravilla y una leyenda. Descansa en paz", remarcaba la presidenta de SAG-AFTRA, Gabrielle Carteris.
Havilland nació en Japón en el año 1916, y desde joven se formó de manera estricta y concienzuda para triunfar en el mundo del espectáculo, justo como su hermana Joan Fontaine, con la que mantuvo una dura rivalidad que comenzó en los años 70 y que acabó con el fallecimiento de Fontaine en 2013. Durante la década de los 30, Havilland comenzó a despuntar gracias a su participación en la superproducción El sueño de una noche de verano, de 1935, marcándole el camino del triunfo en Hollywood. La actriz, cuando iba a participar de nuevo en una película con Errol Flynn, Murieron con las botas puestas de Raoul Walsh, se vio envuelta en uno de los casos judiciales más conocidos en la historia del cine. Ante los abusos de la major para la que trabajaba y con la que tenía un contrato de siete años -en aquellos tiempos, los estudios se ataban a una serie de actores y actrices-, que no era otra que la enorme Warner Bros. de Havilland llevó al estudio a los tribunales, ganando la demanda y sentando un importante precedente para limitar el control de estas grandes productoras sobre sus estrellas.
Gracias a su lucha y combate en los tribunales se dio forma a la llamada Ley De Havilland, un éxito que desembocó también en un triunfo profesional a los pocos años al ganar su primer Oscar por La vida íntima de Julia Norris, en 1946. Apenas dos años después, la actriz contó con otra nominación por su trabajo en Nido de víboras, y en 1949 obtuvo un segundo Oscar a Mejor actriz por La heredera de William Wyler. Conocida por su sinceridad, su belleza frágil y casi aristocrática y por su hermosa dicción, siempre se caracterizó por construir personajes creíbles, honestos y llenos de detalles. También fue una gran villana en algunos films, pero el público siempre quiso convertirla en una heroína, un símbolo, algo con lo que ella siempre estuvo de acuerdo. "Es más fácil ser una buena niña que una mala chica", admitía.
La última gran estrella superviviente de la obra maestra del séptimo arte, Lo que el viento se llevó, jamás se aprovechó de la fama y de su estatus de figura del Hollywood clásico. Pese a sobrevivir a nombres propios como Vivien Leigh, Leslie Howard y Clark Gable jamás hizo apología de su fama ni de su carrera, y cuando se retiró a vivir en Francia, pasó a tener una vida tranquila y alejada de las cámaras. De Havilland recibió prestigiosa Legión de Honor en 2010 de manos del entonces presidente Nicolas Sarkozy. Hace escasas horas Thierry Fremaux, director del Festival de Cine de Cannes, le rindió homenaje y recordó que fue la primera mujer presidenta del jurado de Cannes en 1965. En 2017 también nombrada Dama del Imperio Británico.
