Disney inauguró hace unas semanas su ambicioso parque temático Star Wars Galaxy's Edge, una zona de varias hectáreas basada en el universo galáctico con cientos de detalles, experiencias interactivas, recetas culinarias inspiradas en la saga cinematográfica y múltiples aventuras que nos invitarán a montarnos en el Halcón Milenario combatir a la Primera Orden. Sin embargo, el éxito ha colapsado a Disney, que además de lidiar con las colas y esperas, ahora se enfrenta a otro problema: los visitantes están robando objetos y partes del escenario para venderlas por internet.
Visitan el parque y se llevan objetos de atrezzo
El público de Star Wars es, por definición, bastante coleccionista. Desde juguetes a prop réplicas, pasando por ediciones limitadas de cómics, películas o discos de la banda sonora, no hay nada que se escape al vibrante sello galáctico. Si bien en la visita podemos comprar decenas de productos, desde sables de luz a peluches, pasando por droides interactivos o disfraces, el público de Star Wars Galaxy's Edge está aprovechando su paseo por el parque para robar material de decoración, ya sea para guardarlo como souvenir o para venderlo por eBay a precios de infarto.
En apenas unos días, Disney ha visto la manera en la que los más variados objetos y partes de la decoración de la zona de Star Wars Galaxy's Edge se vende por internet y páginas de subasta por precios desorbitados. En estos momentos podemos encontrar el pin de identificación que reciben los visitantes al subirse a la atracción Millennium Falcon: Smugglers Run, y que debe devolverse al finalizar la experiencia, por precios superiores a los 400 dólares. Otros aficionados han comenzado a vender objetos como la carta del menú, los posavasos y las tazas de la Cantina de Oga, que alcanzan precios similares.
No es la primera vez que Disney se ve desbordada por una situación así. Hace unos años, en Disneyland París, el gigante del entretenimiento tuvo que lidiar con un aluvión de robos en la zona de restauración de Ratatouille en la que se le entregaba la cuenta al cliente en una serie de estuches decorados con motivo de la cinta de Pixar y que alcanzaron precios similares en portales de internet y foros especializados.
