La medida preventiva que ha tomado Estados Unidos para acabar con los tiroteos en los colegios ha sido la siguiente: el gobierno colocará micrófonos por valor de 1000 dólares en algunos centros de enseñanza, con el fin de "detectar voces agresivas".
Dichos micrófonos están configurados con algoritmos de machine learning, y su finalidad es detectar el estrés o el enfado en la voz antes de que tenga lugar un trágico caso de violencia. Además, también detecta "patrones de sonido asociados a la coacción, la ira o el miedo".
Si el micrófono detecta que se supera cierto umbral en el sonido de la voz del usuario, se envía un mensaje de alerta a los responsables de seguridad.
Probando su eficacia
Pero, ¿qué pasa si en medio de una clase preguntas a los alumnos si quieren pizza? El resultado es que el micrófono tiene algunas dificultades para determinar exactamente qué está sucediendo entre tanto griterío. Esta fue la prueba de ProPublica:
Desde ProPublica y Wired señalan que el micrófono no se activó con los gritos de los estudiantes, pero sí reaccionó cuando los alumnos aplaudieron ante la llegada de la pizza.
En otra prueba, el micrófono se activó mientras los niños jugaban a Pictionary y gritaban sus respuestas.
Además de resultar una invasión a la privacidad de los alumnos, se ha demostrado que esta metodología no es especialmente eficaz para prevenir los episodios violentos que puedan suceder en los colegios. En un centro de Rock Hill en Carolina del Sur, la alerta se activó cuando los estudiantes exclamaron un "feliz cumpleaños", sin ir más lejos.
