Los mitos y leyendas del Hombre del Saco se llevan contando desde, por lo menos, el siglo XVI. Este personaje ha ido evolucionando con el paso de los años hasta convertirse en un monstruo inmortal capaz de arrastrar al infierno a todo niño con el que se obsesiona, dejando atrás su origen como hombre que, en sus primeras versiones, servía para asustar a los más pequeños para que volvieran pronto a sus hogares y se acostaran sin rechistar. Estamos en el siglo XXI y los espectadores ya no se sorprenden fácilmente, así que toca apostar fuerte para captar la atención del público. Lionsgate, por ello, deja atrás esa figura humana del también conocido como "el viejo del saco" y aterriza en carteleras con una versión salvaje de 'El hombre del saco' mediante un filme repleto de clichés, pero funcional en muchos aspectos.
Lionsgate apuesta por una versión salvaje y monstruosa de 'El hombre del saco': La obra de Colm McCarthy es una película de terror disfrutable pero sencilla
Colm McCarthy se pone tras las cámaras de esta nueva adaptación de la terrorífica leyenda trasladándola a un ambiente urbano y contemporáneo, refrescando al temible antagonista para que también tenga cabida en nuestro presente aun a pesar de los avances de las tecnologías actuales y los conocimientos que giran alrededor de este mítico personaje. El también director de la recomendable 'Melanie.
The Girl With All the Gifts' construye su reinterpretación a través de los ojos de una familia perseguida por ese Hombre del Saco, que acosa sin cesar el hogar de los protagonistas con todo tipo de artimañas sobrenaturales. Esta nueva apuesta puede resumirse como un festín para los asistentes habituales de festivales de terror y género fantástico, con un puñado de secuencias bien ejecutadas dentro del marco del terror y una puesta en escena que aprovecha fantásticamente bien la presencia fantasmal del villano.
Sin embargo, 'El hombre del saco' carga a sus espaldas con una serie de clichés que limitan y entorpecen el desarrollo del guion de John Hulme. Hay pocas sorpresas dentro de su relato, que se erige en base a una estructura clásica y habitual dentro de las películas de género más descafeinadas que aprietan pero no ahogan al espectador, sin llegar nunca a desplegar sus auténticas posibilidades en pantalla para no saturar al patio de butacas con un compendio de jumpscares o una alta tensión que derive en malestar. En otras palabras; 'El hombre del saco' de Lionsgate es una obra conservadora que arriesga muy poco y que se rige por los estándares más básicos del terror. Eso, por supuesto, tiene su lado malo, porque limita mucho al proyecto y hace que solamente los más neófitos puedan quedar asombrados o impactados por determinadas escenas (muy bien conseguidas gracias al trabajo de puesta en escena).
Pero también tiene su lado bueno, porque permite que los conocedores del género puedan disfrutar sin complicaciones de un agradable pasatiempo, sumergidos en su atmosfera preferida y dentro de una burbuja que podríamos llamar zona de confort. Sam Claflin y Antonia Thomas cargan sobre sus hombros con la mayor parte del apartado interpretativo de la ficción como padres a cargo del pequeño que se ve amenazado por la presencia del Hombre del Saco, y logran sacar adelante cada escena gracias a su compromiso, el cual permite ir de la mano con los personajes en este descenso a los infiernos hasta los miedos más básicos y primigenios. 'El hombre del saco', en resumidas cuentas, no es ni mucho menos la película de terror del año, pero cumple con su cometido y como revisión contemporánea del 'Bagman'.
