Mucho ha llovido desde que Ryan Reynolds estrenase 'Deadpool 2' en cines, continuando su espectáculo cómico al margen de Marvel Studios y la línea narrativa del UCM que, por aquel entonces, se preparaba para culminar con la Saga del Infinito con 'Vengadores: Infinity War' y 'Vengadores: Endgame'. Seis años más tarde y una mudanza, pasando de 20th Century Fox a Disney, Reynolds y su equipo creativo han logrado dar forma a esta tercera película del Mercenario Bocazas tras una marea de incógnitas, dudas, posibles cancelaciones y regresos inesperados. 'Deadpool y Lobezno' no es solo una de las mejores películas del UCM, sino que es también la más importante de la era reciente de la Casa de las Ideas, y no solo porque Hugh Jackman se haya enfundado en su traje amarillo tras 'Logan'.
'Deadpool y Lobezno' es un pozo de violencia y humor autoreferencial cargado con los chistes más desvergonzados y salvajes que Marvel ha tenido jamás
Solamente Ryan Reynolds podía entrar en el Universo Cinematográfico de Marvel de esta forma y salir airoso. 'Deadpool y Lobezno' no pierde ni una sola pizca de la esencia de las anteriores películas de Wade Wilson y hasta va un paso más allá trasladando su absurdo y su violencia explícita a los personajes residentes del UCM que hasta la fecha se habían adecuado a la fórmula Disney, con unos chistes familiares y muy medidos y unas coreografías un tanto vacías por su carencia de impacto en pantalla. Shawn Levy ha recibido carta blanca para hacer aquí lo que sea sin ningún tipo de filtro, generando con ello una extraña sensación de choque entre lo que fueron las anteriores cintas de Deadpool con el tono general mediante el que se suelen desarrollar las películas del UCM, que rima con lo visto en los productos mutantes de 20th Century Fox durante los primeros 2000 hasta el estreno de la mencionada 'Logan' de James Mangold.
En ese sentido, la obra se siente única y singular en una panorama superheroico gobernado por la fatiga y la repetición, capaz de ser mucho más que un panfleto viral con un infinito repertorio de rumores, teorías, supuestos cameos e idas y venidas de actores que han circulado por internet desde que arrancó la producción. Pero eso no quita que el regreso de Ryan Reynolds y Hugh Jackman se antoje como un deus ex machina en toda regla que parece haberse usado como medida desesperada. Marvel Studios estaba, y está, lidiando con serios problemas de conectividad entre sus proyectos desde el fin de la era 'Endgame', y Deadpool ha llegado para salvar los muebles convirtiendo la Saga del Multiverso en un chiste para mayores de edad con un sinfín de dardos para cualquiera que esté involucrado en el UCM o haya participado en el género de superhéroes, rebajando con ello la importancia de las últimas cintas de Feige y revisitando el pasado para dar paso a un esperanzador futuro repleto de posibilidades con el fan-service como plato principal.
Y pese a todo, 'Deadpool y Lobezno' es claramente una buddy movie autoparódica vital para el Universo Cinematográfico de Marvel gracias a ese carácter jocoso más desvergonzado que sirve como puente para que la Casa de las Ideas evolucione y explore otros terrenos que, ciertamente, sientan como un soplo de aire fresco. La capacidad que tiene el filme para arrastrar al espectador dentro de la propia ficción, mediante autoreferencias y diálogos que van más allá del relato buscando conexiones con la misma realidad y lo que se cuece dentro de la industria cinematográfica, es brillante y un total acierto. Esta tercera 'Deadpool' sigue siendo un show cómico de la cabeza a los pies con Ryan Reynolds como capitán del barco acompañado, en esta ocasión, de un Hugh Jackman colosal que ofrece una de sus mejores interpretaciones como Lobezno, con una personalidad más agresiva que conjuga de maravilla con las payasadas de su compañero de reparto. Y eso siempre son buenas noticias.
Bien es cierto que 'Deadpool y Lobezno' peca de tener un corte industrial prefabricado de manual donde cuesta diferenciar quién está sentado en la silla de dirección, pero su cóctel de nostalgia, violencia y chistes desmesurados hacen que el viaje merezca la pena, y mucho. Ni Ryan Reynolds ni Hugh Jackman van a reinventar la rueda del género, pero sí se atreven a reírse del poderoso Universo Cinematográfico de Marvel trayendo a la Casa de las Ideas las alocadas aventuras del Mercenario Bocazas de forma fiel a los productos originales. Eso sí, evidentemente es un proyecto muy exigente que pide haber visto las mil y una películas de Marvel y los X-Men en su etapa con Fox, puesto que gran parte de su relato conecta directamente con aquellas historias. Si así tiene que ser la Saga Mutante, más salvaje y brutal con un enfoque adulto, que Marvel no cierre el grifo.