En el año 2017 llegaba a nuestros cines 'Verónica', película de Paco Plaza ('REC', 'La abuela') que se ha convertido por méritos propios en una de las mejores cintas de terror patrio de los últimos años y que rescataba un caso sobrenatural de lo más escalofriante sucedido en la vida real. Y es que, por si no lo sabes, la historia de la película está en parte inspirada en un suceso real ocurrido en la década de los años 90 que causó un enorme revuelo en Madrid y, hasta el día de hoy, continúa siendo el primer y único caso policial de España que documenta fenómenos paranormales inexplicables.
Esta es la historia de la trágica muerte de Estefanía Gutiérrez Lázaro y el Expediente Vallecas
Para descubrir esta inquietante historia debemos remontarnos hacia 1991 y acudir al barrio de Vallecas, en Madrid, donde una joven de 18 años llamada Estefanía Gutiérrez Lázaro terminó perdiendo la vida en extrañas circunstancias. Un año antes del evento, Estefanía se había reunido con unas amigas en el instituto para realizar una sesión de espiritismo con una tabla oujia, con intención de comunicarse con el novio fallecido de una de ellas a través del tablero.
Lamentablemente, según más tarde recogería la historia, las chicas fueron sorprendidas por una profesora que interrumpió la sesión y rompió el tablero, provocando que un vaso lleno de humo que se encontraba encima de la tabla se quebrase y Estefanía inhalase aquel humo, y por consiguiente impidiéndoles a las jóvenes despedirse adecuadamente de la entidad con la que se estaban comunicando.
Esto derivó en que rápidamente, en los siguientes días, semanas y meses, Estefanía comenzase a tener comportamientos extraños. La chica sufría insomnio, tenía alucinaciones, y a menudo incluso ataques epilépticos. Daba igual a cuantos médicos visitase, ninguno encontraba la razón de su malestar ni podía curarla, y ella mientras tanto seguía sufriendo las visitas nocturnas de unas formas humanas cubiertas con un manto.
Todo esto culminó la noche del 13 de julio de 1991 en un ataque por parte de Estefanía hacia su hermana. Al día siguiente, la joven sufrió un severo episodio de catalepsia y entró en coma. Horas después, en medio de la madrugada, fallecía en el Hospital Gregorio Marañón y la autopsia realizada a su cadáver dejaba abierta las causas de su muerte, pues no se llegaba a esclarecer qué había ocurrido.
Pero aquí no terminaba la pesadilla. La muerte de Estefanía era solo el principio. Y es que en su casa los fenómenos paranormales comenzaron a acrecentarse día tras día. Sus padres más tarde revelarían que escuchaban la voz de la propia Estefanía profiriendo aullidos, la risa de un anciano a través de las paredes, puertas que se abrían y se cerraban solas, cristales que se rompían de golpe...
Estos fenómenos inexplicables no fueron más que en aumento y llegaron hasta tal punto que en la casa se movían objetos por cuenta propia. Para el 27 de noviembre de 1992, la situación era tan crispante y terrorífica, que la familia decidió llamar a la Policía Nacional y esperar a los agentes bajo la lluvia en la calle. Cuando estos llegaron, se internaron en la vivienda para registrar el ya famoso Expediente Vallecas.
El informe transcrito por el inspector José Pedro Negri describía, entre otras cosas, ruidos atronadores en el balcón del hogar, donde en realidad no había nada, un crucifijo que a su llegada estaba colgado en una pared, pero que más tarde aparecería dado la vuelta y con el Cristo tirado en el suelo arrancado de cuajo de la madera, un póster con arañazos como de garras, una baba extraña en una mesa al lado del teléfono, o la puerta de un armario que se abría violentamente pese a estar cerrada con llave.
De todo lo registrado, tal vez lo más inquietante para los agentes fue lo ocurrido en el cuarto de baño, donde la familia les había dicho que se trataba del lugar más embrujado de la casa. Allí presenciaron una caída repentina de la temperatura general como nunca habían sentido en su vida.
El expediente recogió estos y otros detalles a los que no se pudo dar explicación. Y el caso se hizo tremendamente popular entre los medios de comunicación y los estudiosos de la parapsicología. Dos años después de la muerte de Estefanía, el 1 de noviembre de 1993, una foto de ella colgada en la casa se incendió misteriosamente: solo la parte de su rostro presentó quemaduras, pero no así el marco ni otros objetos cercanos...
¿Fue todo cierto o pura sugestión?
Todo hay que decirlo, poco después del estreno de la película de Paco Plaza el periódico El Mundo se entrevistaba con dos de los hermanos de Estefanía, Ricardo y Maximiliano, quienes aseguraban que la joven estaba siendo tratada médicamente por epilepsia convulsiva antes de fallecer, una enfermedad de la que había antecedentes en su familia.
Además, los hermanos aseguraban que los comportamientos extraños de Estefanía empezaron muchos meses después de su contacto con la oujia, que nunca llegó a levitar o hablar lenguas desconocidas y que los fenómenos ocurridos en la casa fueron parte de un importante estado de sugestión que se prolongó mientras le dieron importancia. Después de empezar a no hacerles caso, los fenómenos cesaron.
¿Qué hay de cierto en toda esta historia? ¿Qué prefiere creer cada uno? Sea como fuere, el informe policial sirvió para dar fuerza al caso y convertir esta historia en una de las más conocidas del país.
