Interstellar, dirigida por Christopher Nolan en 2014, es aclamada no solo por su ambiciosa narrativa sino también por su exploración científicamente rigurosa de conceptos como la dilatación temporal. En la película, el planeta Miller, ubicado cerca del agujero negro Gargantúa, presenta un extremo ejemplo de dilatación temporal donde cada hora en el planeta equivale a siete años en la Tierra.
Ya ha pasado 1 hora y 43 minutos en el planeta de Miller
Este fenómeno se refleja magistralmente en la banda sonora compuesta por Hans Zimmer, en particular en la pista "Mountains", donde un tic-tac representa un día completo en la Tierra, subrayando el dramático costo temporal de la misión. En concreto suena cada 1,25 segundos exactamente. Cada vez que se escucha ese sonido, está transcurriendo un día completo en el planeta Tierra.
Este detalle sutil en la música provoca una gran tensión emocional, especialmente en la escena donde los personajes se enfrentan a gigantescas olas en el planeta acuático, inicialmente confundidas con montañas. La música de Zimmer juega aquí un papel crucial al intensificar la experiencia visual y emocional del público, haciendo que cada momento en pantalla se sienta aún más cargado de consecuencias.
Cuando Tierra, Luna y Sol están alineados en sus órbitas se alcanza el efecto máximo: las mareas vivas. De ahí las logradas olas gigantes de la película que, en el caso del planeta Miller, son provocadas por Gargantúa, cuya gran masa y cercanía provoca efectos gravitatorios más intensos.
Esta configuración contribuye a las enormes olas que, más que moverse hacia los personajes, son el resultado del planeta rotando bajo ellas. Esta peculiaridad también se alinea con la representación de un océano superficial que podría, teóricamente, tener solo profundidades hasta las rodillas en áreas sin olas.
