Ante el escenario post-pandémico generado por el coronavirus, el mundo se encuentra en un estado de vigilancia constante contra posibles nuevas amenazas pandémicas. En este contexto, el foco de atención se ha centrado en el virus de la gripe, específicamente en la gripe aviar, que actualmente atraviesa el peor episodio registrado desde 2021, afectando gravemente a las poblaciones avícolas y presentando infecciones en mamíferos que inquietan a la comunidad científica, tal y como adelanta El País. La posibilidad de que el virus mute y se adapte para infectar a humanos ha elevado las alertas a nivel mundial, convirtiéndose en una potencial fuente de una futura pandemia, según expertos como Daniel López Acuña, quien enfatiza la importancia de no subestimar esta amenaza.
En respuesta a este escenario potencialmente peligroso, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha aprobado dos vacunas prepandémicas contra la gripe aviar, marcando un hito en la preparación frente a posibles crisis sanitarias futuras. Estas, que podrían ser desplegadas rápidamente ante un brote, representan una estrategia proactiva para mitigar el impacto de una pandemia.
La aprobación de estas vacunas, según apunta Raúl Ortiz de Lejarazu al mismo medio, director emérito del Centro Nacional de Gripe de Valladolid, es un avance significativo que posibilita una respuesta inmediata, contrastando favorablemente con las reacciones al coronavirus.
Basada en una cepa de 2005
La vacuna Celldemic, una de las aprobadas, se basa en una cepa de la gripe aviar que afectó a pavos en 2005 y ha demostrado ser efectiva contra el virus actual, generando una respuesta inmune robusta. Esta vacuna, junto con Incellipan, la segunda fórmula aprobada para usar en caso de declararse oficialmente una pandemia, representan avances tecnológicos notables al ser producidas mediante cultivo celular en lugar del tradicional método de cultivo en huevo, lo cual supone una mejora significativa en términos de rapidez y capacidad de producción.
La innovación en la producción de vacunas, como la transición al cultivo celular, resuelve muchos de los desafíos logísticos y técnicos asociados con la producción de vacunas, aumentando la capacidad para responder a una pandemia. Este cambio metodológico no solo facilita la producción masiva de dosis, sino que también evita problemas relacionados con la logística de suministro y las mutaciones adaptativas que pueden reducir la efectividad de las vacunas. Este avance representa un cambio paradigmático en la fabricación de vacunas, según expertos como Fernando Moraga-Llop de la Asociación Española de Vacunología.
