En el yacimiento arqueológico de Vindolanda, ubicado en el norte de la provincia de Britania, se ha realizado un hallazgo que arroja luz sobre las costumbres íntimas de la época romana. Investigadores de la Universidad de Cambridge, Rob Collins y Rob Sand, han desentrañado el misterio detrás de un objeto de madera encontrado en un vertedero periférico del fuerte. Inicialmente confundido con una herramienta para zurcir, este objeto ha sido identificado como un consolador de madera, el primero conocido del mundo romano, con una longitud de 16 centímetros, posiblemente de la esposa de un alto dirigente militar.
Este descubrimiento, publicado en un estudio llamado Touch wood: luck, protection, power or pleasure? A wooden phallus from Vindolanda Roman fort, sugiere una visión más amplia de la vida social y militar de las tropas acantonadas en el fuerte, donde las condiciones anaeróbicas del vertedero han conservado una variedad de objetos orgánicos, incluyendo este intrigante artefacto.
El muro de Adriano, construido en el año 122 d.C. por orden del emperador Adriano, no solo sirvió como barrera defensiva contra los pictos, sino que también se convirtió en un complejo militar estratégicamente dotado de fuertes, castillos y una infraestructura que facilitaba la movilidad y la seguridad romana en la región. Dentro de este contexto, el fuerte de Vindolanda emerge como un sitio clave para entender la interacción entre lo militar y lo cotidiano en la frontera del imperio gracias a los hallazgos que allí están descubriendo.
Para el placer y la protección
La práctica de depositar objetos en vertederos, lejos de ser meramente funcional, ha permitido la preservación de artefactos que ofrecen un vistazo a la vida diaria de la época. Desde tablillas de escritura hasta guantes de boxeo de cuero, cada objeto encontrado proporciona pistas sobre las actividades, intereses y relaciones sociales de los habitantes de Vindolanda. La existencia de este consolador, en particular, destaca la presencia de objetos de índole personal y posiblemente íntima, sugiriendo que la sexualidad y el placer tenían su lugar en la rutina de la guarnición militar y sus familias.
La función de los objetos fálicos en el mundo romano, más allá de su aparente propósito erótico, abarcaba también dimensiones mágicas y protectoras. La ubicuidad de representaciones fálicas en mosaicos, frescos y objetos portátiles subraya una fascinación cultural con el simbolismo fálico, destinado no solo al placer sino también a invocar protección contra el mal y atraer la buena fortuna. Este consolador de madera, por tanto, podría haber servido múltiples propósitos, desde un objeto de placer personal hasta un talismán de protección, reflejando las complejas capas de significado que los romanos atribuían a tales artefactos.
