Brendan Fraser, nominado al Oscar 2023 por La ballena, siempre ha considero a La momia como uno de sus filmes más queridos. Deseoso de realizar una cuarta entrega si Universal quiere, ahora revela cómo La tumba del emperador dragón, la tercera secuela, fue un auténtico infierno para él. El intérprete acabó tan dolorido y apaleado que tenía que enfundarse en bolsas de hielo para aguantar las exigentes secuencias de acción.
Brendan Fraser recuerda cómo fue el rodaje de La momia 3 y de qué manera las secuencias de acción le acabaron destrozando
Fraser, que fue durante años icono de Hollywood, se apartó de la industria del cine hace tiempo tras varios incidentes y un agotamiento general de su estilo de vida como héroe de acción, algo que incluso le llevó a morir de hambre para estar en forma. "Durante años sufrí muchos golpes al hacer todas mis escenas de acción y al final necesité una operación de espalda y unas bisagras en ella", recuerda en Deadline. Pese a que es una saga a la que le guarda cariño, el actor recuerda cómo lo pasó de mal en La momia: La tumba del emperador dragón, una filmación que acabó con dolor por lo exigente de la misma.
"Cada mañana, me tenía que poner mi traje de gladiador, que consistía en un exoesqueleto de bolsas de hielo pegadas a mi cuerpo", confiesa, añadiendo cómo el rodaje, físico y lleno de secuencias en las que debía saltar o golpearse con especialistas, se convirtió en un infierno. "Creo que lo tomé todo como una manera de castigarme. Claro que me odiaba a mí mismo. Creo que yo mismo pensaba que me merecía que me pegaran una paliza y siempre quería ser el primero que recibiese el primer golpe", concluía.
La ballena, dirigida por Darren Aronofsky, puede ser la gran oportunidad de redención de Fraser, que fue condenado al ostracismo hace más de una década. En la cinta, el actor encarna a un hombre con obesidad mórbida que vive apartado de la sociedad e intenta volver a entablar relación con su hija.
