¡Cuidado! Este artículo contiene spoilers del nuevo número del cómic de Darth Vader 11.
El universo de Star Wars ha vuelto a dar una sorpresa a los fanáticos poniéndole respuesta a una de las dudas que más han rondado las cabezas de los aficionados al universo galáctico durante décadas.
Se acaba de confirmar que el Emperador Palpatine recuperó la mano perdida de Luke Skywalker después de que El Imperio Contraataca, posiblemente para intentar clonar al propio Jedi para sus propios fines, atesorándola como uno de sus más preciados tesoros durante años. ¿Qué ha ocurrido? ¿Qué sentido tiene esto? Os lo explicamos (vía ScreenRant).
Luke, échame una mano...
Cuando Luke Skywalker se enfrentó a Darth Vader en Bespin, sufrió una de las derrotas más terribles de su vida. No había completado su entrenamiento y se lanzó a luchar contra el enemigo que tantos quebraderos de cabeza le había dado. Pero cuando acudió a su encuentro, se enteró de que todo lo que había creído hasta la fecha era una mentira, y que su padre Anakin Skywalker, héroe de las Guerras Clon, de hecho había sido seducido por el lado oscuro, convirtiéndose en el temible Darth Vader. Luke fue derrotado, perdió su sable de luz y también su mano. Durante años, se dijo que el Episodio VII iba a versar sobre esa mano y ese sable, y de hecho, tuvimos algo de aquello en El despertar de la Fuerza, con Rey recibiendo el arma del Jedi.
Pero, ¿qué pasó realmente con esa mano perdida? Pues el universo de Star Wars ha vuelto a girar otra vez alrededor de este tema, confirmando que el que encontró la mano no fue otro que el Emperador Palpatine. Hagamos un poco de memoria, en el antiguo Universo Expandido, los agentes imperiales de alguna manera recuperaron la mano y la transportaron a una de las bases secretas de Palpatine en el planeta Wayland. Allí, el extraño Maestro Jedi Joruus C'baoth, lo usó para crear un clon retorcido de Luke llamado Luuke, dando pie a una de las mejores sagas de Timothy Zahn. Pero, por supuesto, esta historia ya no es canon. Sin embargo, en el nuevo cómic de Star Wars Darth Vader # 11, que viene de la mano escritor Greg Pak y el artista Raffaele Ienco, ya sabemos la verdad.
En el tebeo se nos narra que Darth Vader ha viajado al reducto Sith oculto de Exegol, donde se enfrenta a su maestro y se entera de los secretos de los Sith que incluso él no conocía. Sí, es la misma base e instalación que ya vimos en Star Wars: El ascenso de Skywalker y que se usó como refugio del Emperador y como centro de la operación de clonación en caso de necesidad. En el cómic, y en varios diálogos, Palpatine llama a este templo su "bisturí de la creación", jactándose de que puede usarlo para hacer cualquier cosa, experimentando con la vida y los poderes oscuros. Mientras dice esas palabras, los ojos de Vader permanecen fijos en una mano cortada que está flotando en uno de los tubos.
Parece ser que se trata de la mano de Luke Skywalker, recuperada en Bespin y llevada a Exegol para que el Emperador pueda experimentar con ella. Es curioso como el nuevo canon de Disney toma prestado algo directamente del antiguo Universo Expandido, siendo otro de los tributos que se rinden a la antigua cronología. Pero, ¿qué sentido tiene que el Lord Sith quiera una mano como la de Luke? Bueno, pues la razón más lógica es la de crear clones, pero quizás con un propósito mucho más oscuro del que podríamos pensar en un principio. Al final, como ya os contamos en su día, el Emperador decidió crear un clon de sí mismo o un recipiente en el que volcar su espíritu. Hay que recordar que uno de estos clones defectuosos del Emperador Palpatine escapó de Exegol y tuvo una hija, siendo Rey el fruto del amor de ese experimento fallido que cobró consciencia propia.
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