Todos los jugadores y jugadoras de videojuegos conocen de sobre lo que supone el E3 para esta industria. Es una cita indiscutible anual, un evento indispensable para quienes desean conocer las últimas novedades en esto del ocio digital, que lleva celebrándose desde hace más de dos décadas. Prácticamente todas las desarrolladoras, editoras y distribuidoras de videojuegos se dan cita cada año en la Entertainment Electronic Expo, que este 2017 se celebrará del 13 al 15 de junio en el Convention Center de Los Ángeles, California (EE. UU).
21 años dan para muchas vivencias de la mano de cada una de las ediciones de la feria, algunas más exitosas que otras, con sus polémicas particulares y momentos para recordar. En la retina de los jugadores siempre quedan reservados instantes como las presentaciones de las últimas consolas o anuncios recientes e inesperados como Final Fantasy VII: Remake. El E3 va precisamente de eso, de sorprender a los espectadores, al ser la feria de videojuegos más mediática y que cada 12 meses nos atrapa durante la semana.
Los comienzos del E3
Sobrevivir dos décadas como evento no es fácil. Todo se inició poco antes de 1995, cuando la industria del videojuego ya había madurado lo suficiente en EE. UU. y comenzaba a necesitar su propio espacio como si se tratase del paso de adolescente a adulto. Hasta la fecha, el ocio digital había quedado relegado a espacios reducidos y de segunda en otras ferias tecnológicas de primer nivel como el Consumer Electronic Show (CES) de Las Vegas, que sigue vigente, o la desaparecida European Computer Trade Show (ECTS).
El sector comenzó a percatarse de que estas ferias, a pesar de ser masivas, recibían consumidores y profesionales especializados en tecnología, por lo que los videojuegos se mantenían en un margen muy pequeño, ocultos en el fondo de los pabellones. Eran la curiosidad del momento, esa nota discordante que muchos creían para niños en un entorno donde a los mayores les importaban los procesadores, el tamaño de los televisores y las innovaciones en campos como el sonido. De esta búsqueda de independencia nació el primer E3.
De la mano de la Interactive Digital Association, organización que comenzó a aglutinar a los desarrolladores, productores y distribuidores de videojuegos en EE. UU. y que más tarde terminaría transformándose en la actual Entertainment Software Association (ESA), el sector se fortificó con un único objetivo: provocar el nacimiento de un punto de encuentro anual indispensable para todos los miembros de la industria del ocio digital.
El primer E3, en el mejor momento
La primera edición del E3 se celebró en 1995 en Los Ángeles, del 11 al 13 de mayo (la feria no siempre fijo junio en su calendario) y no pudo llegar en el mejor momento. Nos encontrábamos en un punto álgido de la industria, ya que se iba a producir un nuevo cambio de generación, de los 16 a los 32 bits, y los fabricantes de consolas debían poner sobre la mesa toda la artillería. La feria angelina nació junto a la primera PlayStation, el estreno de Sega Saturn y los primeros detalles sobre el hardware de Nintendo 64.
Aquel show que coincidió con el estreno de películas como Toy Story, Batman Forever y Braveheart, sirvió como el germen de la feria que conocemos hoy día y nos deleitó con anuncios como el precio de la penúltima consola de sobremesa de Sega, la entrada en el ocio digital de Sony y la revelación de la Virtua Boy de Nintendo, el primer intento masivo de una compañía de videojuegos gigante por conquistar la realidad virtual. También se mostraron juegos como Twisted Metal y Mortal Kombat 3. La feria fue todo un éxito para la industria del videojuego, que demostró que podía tener su gran evento propio.
Los Ángeles es la ciudad del videojuego
Con el paso de los años, la ciudad de Los Ángeles se ha ido configurando como la única sede posible para el E3, a pesar de que en ocasiones ha temblado su hegemonía. Salvo cuatro ediciones, todas las restantes se han celebrado en la urbe que acoge Hollywood y su farándula. En concreto, en 1997 y 1998 el E3 viajó hasta Atlanta, y en 2007 y 2008 se celebró en Santa Monica. Fue en esta segunda mudanza cuando la feria pasó por su momento de mayor debilidad.
La falta de acuerdo entre editoras, ESA y el propio Convention Center de Los Ángeles provocó una suerte de motín que alejó el evento de la urbe y lo trasladó hasta la costa. Aquellas dos ediciones de la feria resultaron ser un fiasco no solo para las propias empresas de videojuegos, que no terminaron de ver el nuevo formato más serio y profesional, sino también para los jugadores, que se quedaron sin la parte de espectáculo que solía acompañar al encuentro. Esto también se notó en términos de visitantes y en cobertura mediática.
A lo largo de su historia, la feria ha intentado establecer réplicas en otros países del mundo sin demasiado éxito. Una de esas aproximaciones se celebró en Tokio, Japón, en 1996, con el llamado E3 Tokio, que tuvo lugar en el Makuhari Messe, lugar donde se celebra también el Tokyo Game Show. A pesar del apoyo inicial de las principales compañías del sector, con PlayStation como cabeza de lista jugando en casa, la edición nipona de la feria no terminó cuajando, hecho que demuestra que el E3 es una feria hecha cien por cien al estilo americano.
Ese icono llamado Convention Center
Elegida la ciudad y establecidos los cimientos del festival, el último paso necesario requería encontrar una sede indispensable, y ese rol lo ocupa desde hace años el Convention Center de Los Ángeles, un fortín de las convenciones ubicado en South Figueroa y con más de 67.000 metros cuadrados a la disposición de los expositores. Además, se sitúa al lado del Staple Center, espacio de ocio en pleno centro de Los Ángeles que alberga el estadio de los Lakers que ha llegado a celebrar también eventos de videojuegos.
Estructuralmente, el Convention Center se divide en dos zonas diferenciadas. Por un lado, contaos con el showfloor, área donde los expositores presentan sus stands gigantescos y en la que es habitual ver enormes colas para probar las próximas novedades. La segunda zona está formada por áreas privadas y más sosegadas a las que sólo se tiene acceso mediante cita previa o invitación por parte de las compañías y donde se realizan demostraciones y presentaciones a puerta cerrada, y se destina espacio para las entrevistas.
También es habitual que las empresas de videojuegos levanten campamentos alternativos en los aledaños al Convention Center, fundamentalmente en los hoteles que lo rodean, para ofrecer presentaciones. A todo esto debemos sumar, cómo no, las célebres conferencias de prensa que cada año ofrecen las corporaciones del sector y que nos hacen visitar y recorrer espacios ilustres de Los Ángeles como el Teatro Nokia, el Kodak, ahora conocido como Dolby, o el Hollywood Paladium.
A PlayStation, Xbox y Nintendo, ésta última ahora fuera del circuito de conferencias, pero con gran presencia en la feria, se han sumado third parties como Ubisoft, Electronic Arts y Bethesda, entre otras, que presentan por todo lo alto sus novedades ante cientos de asistentes. Con el paso de los años, los formatos han cambiado y ahora premia mucho más la inmediatez de la red que el estar allí, situación que las compañías han aprovechado para ofrecer retransmisiones online.
¿Puede ir un jugador al E3?
En esencia, el E3 sigue siendo una feria enfocada a profesionales de la industria del videojuego. Esto incluye desde programadores, diseñadores, distribuidores, actores de doblaje, músicos, etc. hasta periodistas. Cualquier colectivo que trabaje en el industria del ocio digital debe tener cabida en la feria. ¿Pueden acceder particulares? La respuesta es afirmativa si tenemos en cuenta los últimos pasos dados por la organización de la feria con el objetivo de expandir el público.
Fue en 2015 cuando la ESA decidió ofrecer 5.000 pases a jugadores para que pudieran visitar el showfloor en el Convention Center. Estos pases fueron asignados directamente a expositores, que bajo su criterio invitaban a usuarios corrientes. En 2016, esta tendencia aperturista al público se amplió con la celebración de un evento paralelo al E3 destinado a usuarios que recibió 20.000 personas. Este año, por primera vez en la historia de la feria, se ponen a la venta 15.000 entradas para el público general.
Las polémicas del E3
Siendo una feria que anualmente recibe más de 50.000 visitantes y con dos décadas a la espalda, es natural que en ocasiones se haya enfrentado a polémicas. Controversias relacionadas con el E3 tenemos varias, como la manifestación falsa contra Electronic Arts por Dante's Inferno, pero la más sonada sin duda es la que guarda relación con las booth babes, esto es, las azafatas que durante años han sido icono indisoluble del festival hasta hace pocos años.
En cada edición algunas compañías de videojuegos se esforzaban por acompañar sus anuncios de chicas vestidas con ropas sugerentes y modelos poco apropiados para el contexto. Dentro del Convention Center de Los Ángeles se han llegado a ver mujeres en bikini promocionando la última entrega de Larry o caminando por stands políticamente incorrectos. Esa cosificación de la figura femenina terminó en 2006 cuando la ESA decidió tomar cartas en el asunto endureciendo su normativa.
Así, la organizadora del E3 decidió establecer medidas para evitar que las azafatas vistieran ropas inapropiadas o enseñaran más de la cuenta dentro de los límites de la feria, con multas de hasta 5.000 dólares a aquellos expositores que se pasaran de la raya. Pero hecha la ley, hecha la trampa: la ESA no podía controlar lo que sucedía fuera del Convention Center, ventaja que THQ aprovechó en 2011 con Saint's Row: The Third como excusa para montar lavadero de coches dirigido por señoritas en ropa sugerente al estilo americano.