Hace unos meses, James Franco fue acusado de abuso y explotación sexual por dos alumnas suyas, Sarah Tither-Kaplan y Toni Gaal, que alegaron que el actor y director de The Disaster Artist, se aprovechó sexualmente de ellas durante las clases de actuación que el intérprete impartía en Estados Unidos. A través de un comunicado distribuido por varios medios, como Variety, el actor niega las acusaciones y opina que todo se trata de una llamada de atención realizada para aprovechar el movimiento #MeToo.
Franco se muestra crítico con la acusación y opina que es un movimiento publicitario
"Esta demanda no es más que una parodia de la justicia, la culminación de una campaña sin mérito que ha empañado injustamente una reputación duramente ganada por un hombre decente", explica Franco en el comunicado enviado por sus abogados y representantes legales.
"Los movimientos #MeToo y Times Up han hecho contribuciones tremendas e importantes para mejorar no solo la cultura del negocio del entretenimiento sino también el mundo en general. Desgraciadamente, si bien estos movimientos han conseguido deponer y derribar a una serie de individuos reprobables, también han acabado por atrapar entre ellos a un hombre inocente, James Franco", destacaba su abogado en el comunicado.
Tanto Sarah Tither-Kaplan como Toni Gaal aseguraron que Franco y sus ayudantes en la escuela de arte dramático Studio 4 hicieron gala de un comportamiento inapropiado y sexualmente cargado hacia las estudiantes que daban clase. En su demanda aseguraban que James Franco hacía uso de su poder como profesor en la escuela para ganarse favores sexuales e incentivarlas con futuros papeles en sus proyectos. "Esto generaba un ambiente de acoso y explotación sexual tanto dentro como fuera de las clases", afirmaban ambas estudiantes. Además, ambas también demandador a Franco por discriminación sexual y fraude, entre otras cuestiones, entre las que destacaban el intento de imitar y ensayar una orgía de la película The Long Home, cuando el actor de 127 horas decidió retirar los cobertores de plástico de las vaginas de las mujeres para simular sexo oral.
"Este tipo de acusaciones salaces han sido un excelente material para los tabloides, pero hablamos de historias falsas que únicamente buscan inflamar la conversación, y que además están legalmente infundidas y presentadas como una acción de clase con un objetivo claro de atraer tanto publicidad como sea posible para las demandantes hambrientas de atención", concluía. Sus declaraciones van en consonancias a las que ya esgrimió en el pasado, destacando que "Esta no es la primera vez que se hacen estas afirmaciones, y ya fueron desacreditadas en el pasado" en relación a sus anteriores problemas judiciales. Hace unos días, Asia Argento, fundadora del movimiento Me Too al que hace alusión James Franco, se quejó de lo politizado que se había vuelto, argumentando un puritanismo extendido y bobo.