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El fracaso histórico en taquilla de 'Joker 2' busca culpables y Warner señala a Todd Phillips y los sueños de Joaquin Phoenix

En Warner y DC buscan culpables tras el fracaso histórico de 'Joker: Folie á Deux'. Un directivo de Hollywood defiende que que hacer la película "era lo correcto" pero no se ha sabido enfocar.

Joker 2 o Joker: Folie à Deux, la secuela del éxito global que representó la primera película en 2019, parecía una decisión lógica e inevitable para Warner Bros. Sin embargo, los hechos han demostrado lo contrario: se ha convertido en un fracaso histórico, no solo para la productora, sino también para toda la industria cinematográfica. Su descalabro es tal, que muchos la consideran peor que Morbius y Madame Web y en medio de la búsqueda desesperada de responsables, Warner intenta desmarcarse del fiasco. En DC y en la ejecutiva de la major no entienden cómo la cinta con Joaquin Phoenix y Lady Gaga se la ha pegado tan salvajemente en la taquilla, con apenas 119 millones de dólares en todo el mundo.

El fracaso épico de 'Joker 2': Warner apunta a Todd Phillips y los sueños imposibles de Phoenix

Tanto James Gunn, actual jefe de la división de DC, como Todd Phillips, director del film, han declarado públicamente que no colaboraron en el proyecto, mientras otros grandes directores apoyan su decisión creativa. De hecho, han enfatizado que la película no forma parte del nuevo Universo DC en desarrollo y que, bajo ningún concepto, es una película sobre el Joker. Algunos ejecutivos de Warner y la industria de Hollywood defienden a Phillips y su arrojo, e incluso uno de ellos llegó a afirmar que "fue correcto hacer esta película", pese al desastre que ha acabado siendo.

Según su visión, respetar la libertad creativa del director era clave. En el momento de la aprobación de la secuela, Warner estaba en plena transición de poder, con Michael De Luca y Pamela Abdy recién nombrados como presidentes. Una de sus primeras decisiones fue permitir a Phillips "volver a hacer lo suyo", sin apenas supervisión y con la libertad creativa de la que dispuso en la primera cinta, un fenómeno de taquilla que recaudó más de 1000 millones de dólares.

Pero, ¿qué ha fallado? El verdadero problema, según parece, es que ni siquiera Phillips tenía claro qué era lo que quería contar y cómo. En múltiples entrevistas, tanto él como Joaquin Phoenix expresaron sus dudas sobre la necesidad de una secuela. Si decidían hacerla, coincidían en que la idea debía ser "atemorizante", al igual que la primera entrega. No lo ha sido.

El enfoque experimental de la secuela, sin embargo, levantó muchas cejas desde su mismo anuncio. Se dice que la idea del musical surgió de un sueño de Phoenix, y junto a Phillips, se lanzaron a concretarla, convenciendo en el proceso a Lady Gaga, gran fan de la entrega original. El proceso creativo fue caótico y Phoenix, conocido por su carácter impredecible, a menudo improvisaba y se alejaba del guion, según ha contado la propia Gaga. Se reescribía el guion en cada escena. Y cuando tienes una película de 200 millones de dólares de presupuesto, más del doble que lo ofrecido en la cinta original, no es una buena idea.

Warner confió en Phillips y Phoenix: apenas supervisó el proyecto y ahora paga las consecuencias

Warner tenía miedo de las eventuales pérdidas, y aún así, no presionó a Phillips ni lo sometió al habitual proceso de pases de prueba entre el público para evaluar la calidad del filme, el montaje o el concepto. Un concepto, el del musical, que apenas se ha anunciado de forma oficial. Uno de los factores más controvertidos es la naturaleza musical de la película, que no fue destacada en la campaña de marketing, sobre todo tras las malas críticas en el Festival de Venecia.

Muchos espectadores ni siquiera sabían que lo era hasta que se sentaron en la sala de cine. La estrategia de promoción fue confusa y minimizó el aspecto musical, mientras tanto actores como críticos evitaban hablar de ello. El resultado fue un producto difícil de definir y, para muchos, desconcertante. Con una película tan peculiar y costosa, lo razonable hubiera sido testearla adecuadamente antes de su estreno o apostar todo al factor sorpresa. No se hizo ni una cosa ni la otra. Para muchos, el estreno en el Festival de Venecia fue un error estratégico, ya que las críticas negativas y el mal boca a boca marcaron el camino hacia su fracaso en taquilla. Ni el final pactado en secreto entre Todd Phillips y Warner salvó la debacle.

Muchos achacan ahora el fallo al propio director, que ha estado dando declaraciones un tanto contradictorias, pero lo cierto es que la película ha recibido una histórica calificación de "D" en el Cinemascore, algo insólito para una película basada en un cómic. Tanto los críticos como los fans han percibido las ambiciones del film como pretenciosas y vacías, mientras que el público casual, alejado de las burbujas de opinión, también ha quedado disuadido. Únicamente hay que pasearse por las redes sociales para ver la que se está liando. Unos señalan al director, que ha decidido aislarse en un rancho tras el decepcionante estreno. Otros, al actor principal. Da igual. En Warner buscan responsables y 2024 está siendo un año fatídico para la major tras el descalabro de Furiosa y el de esta secuela que lo tenía todo garantizado para ser un éxito.