El espeleólogo aficionado Yeray Rodríguez realizó un descubrimiento arqueológico de incalculable valor en el interior de un tubo volcánico en Villa de Mazo, en La Palma. En el Salto de Tigalate, Rodríguez encontró 225 conchas marinas y un hueso, formando siete collares datados entre los siglos XII y XIII. Este hallazgo, envuelto en materia vegetal y oculto intencionadamente, ha sido catalogado como de "primer nivel" para la arqueología de la isla.
El hallazgo, que ha sido datado mediante Carbono 14 en un laboratorio de Miami, tiene una antigüedad aproximada de mil años. Este descubrimiento es importante ya que las piezas se encontraron intactas en un lugar donde fueron colocadas para no ser vistas. La mayoría de las conchas pertenecen a los ostrones, conus y lapas, mientras que el origen del hueso aún está por determinarse. Este descubrimiento es especialmente valioso debido a su estado de conservación y la intención detrás de su ocultamiento.
Cuentas reparadas y reutilizadas
Durante un estudio preliminar, los arqueólogos notaron que los collares habían sido reutilizados, con algunas conchas mostrando doble perforación. El desgaste en las perforaciones originales indica que las piezas fueron reparadas, lo que sugiere un apego significativo a estos collares por sus antiguos propietarios. Estos detalles apuntan a una complejidad en el uso y valor simbólico de los collares.
El descubrimiento de Rodríguez fue posible gracias a su observación de unos restos de madera quemada y unas conchas blancas y rojas en un hueco. Su pasión por la arqueología y su experiencia como técnico de laboratorio lo llevaron a no tocar nada y llamar a un compañero que conocía. Esta precaución fue crucial para preservar el hallazgo en su estado original, permitiendo un análisis adecuado por parte de los expertos.
Se encontró en una zona ya investigada
Lo más sorprendente para los arqueólogos es que el hallazgo se realizó en una zona previamente investigada, sin haber sido detectado anteriormente. Esto resalta la importancia de la observación minuciosa y la suerte en los descubrimientos arqueológicos. Según los expertos, la ciudadanía debe ser consciente de la importancia de no alterar los hallazgos y comunicar inmediatamente cualquier descubrimiento para preservar la información histórica. Una vez finalizados los estudios y análisis, las piezas serán expuestas en el Museo Arqueológico Benahoarita de Los Llanos de Aridane, en Santa Cruz de Tenerife.