Más detalles sobre jornadas abusivas en Rockstar Games
La polémica en torno a las jornadas de trabajo sin fin en la industria del videojuego sigue candente, como sucede cada vez que se lanza un gran título y las declaraciones de, habitualmente, antiguos empleados nos recuerdan que la industria tiene una extensa tradición de horas extra poco o nada pagadas con jornadas que solo pueden afectar a la salud sumando más de 60 horas a las semana e incluso 100 horas semanales de trabajo al suprimir días de descanso y forzar a superar las 10 horas diarias.
La última polémica es la que ha surgido en torno a las prácticas laborales sin ningún tipo de ética de Rockstar: el propio Dan Houser no se cortó al decir con cierto orgullo que en la empresa han tenido jornadas de más de 100 horas.
Esto ha sido ratificado por antiguos empleados que, sin embargo, dejaron claro que esa visión un tanto idílica de Houser asegurando que eran jornadas voluntarias no era verdad.
"Me ha molestado mucho ver a Dan creando una historia para justificar las horas extra indefendibles como una simple cuestión de pasión", ha dicho un antiguo empleado que ha querido seguir siendo anónimo.
"Eso es mentira: son obligatorias y es parte de la cultura de toda la compañía".
Horas extra por sistema para complacer a los jefes
"A veces tenía que quedarme en el trabajo solo para hacer felices a los jefes incluso si no tenía nada que hacer", explica. La presencialidad absurda es una práctica tristemente habitual en muchas empresas en todos los sectores, pese a que está demostrado que agota al trabajador, prima a los empleados menos productivos y termina ahuyentando a los más valiosos. "A veces tenía que ir durante mis vacaciones, incluso si no tenía nada que hacer, ni nadie ante quien responder".
Otro trabajador ha dicho que las declaraciones de Dan Houser son "increíblemente insultantes" y critica que dijera que "nadie salvo él hacía esas horas cuando era la inmensa mayoría de los empleados las que las teníamos hacer, y durante mucho más de tres semanas seguidas".
Más de 60 horas semanas por sistema
Un trabajador de la sede de Toronto explica que tenían equipos que sistemáticamente hacían un mínimo de 60 horas semanales y que los directivos aseguraban incluso que eso le encantaba a los empleados y que les gustaba ir a trabajar los sábados.
Un miembro que trabajó en Max Payne 3 recuerda que durante el desarrollo del juego había trabajadores que iban, trabajaban toda su jornada y luego se tenían que quedar toda la noche hasta el día siguiente y que llegaron a trabajar siete días a la semana de forma sistemática.
"Había mucha presión de la dirección para asumir estas jornadas tan largas", afirma un antiguo trabajador. "Aunque no te dijeran directamente que eran obligatorias, te decían cosas como que tenías que empezar a sumar más horas y que era necesario empezar a esforzarse más. Les encantaba ser ambiguos y no darte una cantidad de horas determinada".
Constantes amenazas de despido
Eso es algo que comentan más trabajadores. Uno asegura que "siempre había reuniones donde te machacaban con que si no se tenía el juego el tiempo se nos iba a despedir a todos", haciendo que el chantaje con la estabilidad laboral fuera cotidiano. "Se sugería que tenías que hacer horas de más o que ya podías ir buscándote otro trabajo. Durante todo el tiempo que estuve, nadie se negó a hacer horas extra por miedo a que les despidieran".
Un empleado cuenta que "el modo en que fuerzan las horas extra hace que se relacione con el compromiso que tienes con la empresa. Lo que querías es que Sam o Dan Houser te vieran en tu mesa trabajando hasta bien entrada la noche, y ellos querían ver a la gente allí trabajando hasta la noche. Se paseaban para ver quién estaba y quién no".
Uno de los trabajadores explica que se creaba una cultura que forzaba a asumir esos horarios maratonianos de forma sistemática. "Cuando alguien se quedaba hasta tarde, imponía un nuevo precedente y entonces se asumía que todo el mundo tenía que quedarse al menos hasta la misma hora. No querías ser el que se iba de la oficina mientras los demás seguían trabajando". Así llegaron a tener jornadas de más de 12 horas al día los siete días de la semana durante meses.
Unos bonus que no están nada claros y no todos cobran
Para intentar convencer a los trabajadores, en las oficinas de la empresa se cuentan historias de empleados que tras cobrar los bonus de un videojuego se han comprado un yate u otras excentricidades. La realidad es que los trabajadores, según cuentan estos antiguos empleados, no tienen un método para saber realmente qué bonus van a recibir. En varios de los estudios (Toronto, Lincoln y Nueva York) los bonus, de hecho, no existen, ni se pagan las horas extra de ningún tipo, según explican antiguos asalariados de Rockstar.
Un trabajador explica que una vez echaron cuentas y que el bonus que se les prometió era incluso inferior a lo que tendrían que haber cobrado por las horas extra que no les habían pagado.
No son exempleados con ganas de venganza
Uno de estos antiguos trabajadores insiste en que, pese a que se crea una defensa corporativa a partir de la idea de que son antiguos trabajadores cabreados, eso no tiene sentido. Explican que quieren seguir trabajando en la industria y que se han ido de una empresa donde tienen muchos amigos que siguen sufriendo estas políticas. Por tanto, saben que siguen aplicándose y que lo único que buscan es que haya mejores condiciones laborales para todo el mundo.