Life is Strange, la saga de dramas interactivos más popular, vuelve el 10 de septiembre con Life is Strange: True Colors. Es un título importante para la serie por varios motivos: DontNod Entertainment ha pasado el testigo a Deck Nine Games, quienes ya trabajaron en el spin-off Life is Strange: Before the Storm; es la primera vez que se publica la historia completa aunque sin abandonar el formato episódico en su estructura; y se trata de un salto generacional a medias, pues además de aparecer en PS5 y Xbox Series X/S, también se lanza en el resto de plataformas (más tarde en Switch).
Aún con el cambio de estudio, de plataformas y de modelo de negocio, jugar a True Colors es como ver por enésima vez la sitcom que más te gusta o como ir a ese restaurante en el que siempre pides el mismo plato. Todo está en su sitio, no hay cambios disruptores. Es tal y como te lo esperas, con la tranquilidad y el placer que da volver a un lugar conocido de higos a brevas, pero también con el casi inmovilismo que a parte de la audiencia le puede llegar a cansar. No ha sido nuestro caso jugando el primer capítulo.
La nueva vida de Alex Chen
La trama sigue los cánones de la saga: toca temas amplios del paso de la adolescencia a la madurez en los que es fácil sentirse representado, pero está centrada en un conflicto concreto que dirige la narrativa. En esta ocasión la protagonista es Alex Chen, una chica huérfana asiático-americana que ha pasado casi toda su vida en un centro de acogida, viendo de vez en cuando la luz al final del túnel en los varios hogares que la adoptaron… temporalmente.
Leyendo los mensajes de su móvil, su diario y simplemente prestando atención a los diálogos, se dibuja un pasado oscuro. A Alex la vida no se lo ha puesto nada fácil: cuando no se metía en líos ella misma, otros la llevaban a situaciones complicadas. Parte de los problemas tienen origen en su poder, que ella considera una maldición: una empatía sobrenatural. Alex puede percibir cómo se sienten las personas de su alrededor e incluso ver una representación visual a través de auras de colores de esos sentimientos, pero cuando estos son demasiado fuertes, la tristeza, la ira o el miedo de otros los siente como si fueran suyos, llegando hasta el punto de perder el control sobre su cuerpo.
Pero su vida da un vuelco al principio de True Colors. Su hermano mayor, Gabe, la encuentra tras años de búsqueda y le ofrece mudarse con él a Haven Springs. Una salida de las peleas, de las huidas del centro de acogida para dormir en sofás ajenos, un lugar al que llamar hogar. Poco tardan en torcerse las cosas: la trama se convierte en una investigación en la que Alex y los amigos de Gabe tienen que colaborar para averiguar el misterio sobre la muerte "accidental" de su hermano.
Haven Springs: bucólico, irreal y encantador
La saga siempre nos ha llevado a escenarios cálidos; incluso en el road-game que es la segunda entrega hay alguna localización donde dan ganas de echar raíces. Haven Springs lleva más allá el concepto: es un pequeño pueblo ficticio de Colorado, Estados Unidos, que aúna en un puñado de calles casas imposibles en una ciudad gentrificada, tiendas de discos dignas de Los Ángeles, pubs acogedores y mucha naturaleza: un río, donde los ciervos beben y los pájaros trinan, cruza este verde enclave.
Es un lugar perfecto, idealizado, un sitio ideal para que, junto a Alex, queramos tener un hogar. Además, capta a la perfección algo característico de la vida pueblerina: todos los vecinos se conocen y reciben con los brazos abiertos a la hermana de Gabe. La representación perfecta de esto está en el móvil. Desde él no solo accedemos a los mensajes, sino a una suerte de Facebook que no es muy distinto al típico grupo de pueblo: se anuncian las fiestas locales, los habitantes anuncian sus negocios, se tiran pullas los unos a los otros a los ojos de todo el mundo y no falta el típico señor que no sabe muy bien cómo usar la red social.
Esa calidez es muy importante. Cualquiera que haya jugado a Life is Strange llegará esperándose el drama. Pero en True Colors se empieza dejándolo atrás, teniendo por delante un futuro esperanzador. No faltan los conflictos aquí y allá en estas primeras horas de juego, pero principalmente asistimos a situaciones que transmiten felicidad, incluso un puñado de momentos y conversaciones humorísticas que te dejan con una sonrisa. Por eso funciona tan bien la etapa final y dramática del capítulo: por el contraste, porque te has encariñado de Alex (un personaje cliché, pero bien construido) y te apena que, tras ser feliz durante unas horas, la oscuridad vaya a volver a su vida durante los siguientes cuatro episodios.
El poder de la empatía
Una de las novedades fundamentales que promete Life is Strange: True Colors no está en este primer capítulo por motivos narrativos: la exploración libre de Haven Springs. Pero no es el único cambio, claro: los poderes de Alex abren posibilidades inexistentes en los anteriores títulos de la saga. Pero en general la fórmula es la de siempre: tomar decisiones que alteran la trama en mayor o menor medida, recorrer los escenarios fijándose en los detalles para oír a la protagonista decir algo sobre ellos, y resolver algún puzle que suelen basarse en encontrar algún objeto por el nivel.
Son mecánicas que están ahí para, primero, dar agencia al jugador en el desarrollo de la historia, y segundo, para permitirle profundizar en el universo del juego en la medida que desee. Y el mismo objetivo tienen los poderes de Alex. Por una parte, su empatía le permite fijarse en algunos de los habitantes del pueblo para identificar en qué están pensando o cómo se sienten; y también en elementos del escenario que desprenden un aura sentimental, lo que desata un flashback sobre lo que ocurrió con ese ítem.
Por otra parte, hay secuencias en las que algún personaje importante para la trama tiene un sentimiento fuerte: miedo, enfado, ira… En ocasiones, captar esos sentimientos llevan a Alex a perder el control sobre sus acciones (y por tanto, el jugador también pierde el control sobre Alex), pero en otras le permite empatizar con quien tiene el problema y ayudarlo. Además del interés a nivel mecánico, el conflicto sobre el control del poder o el evitar a usarlo parece que tendrá mucha importancia en la historia, y si se trata bien, tiene el potencial de articular un discurso sobre la empatía interesante.
Un salto visual y más música que nunca
La música independiente, el folk, el rock y el punk indie han funcionado como anclaje emocional a lo largo de la serie, y aquí no podría ser de otra manera: una de las primeras localizaciones que visitamos es una tienda de vinilos y Haven Springs tiene su propia estación de radio musical. Pero se nota que True Colors tiene más aires de superproducción, como su precio completo indica. Su banda sonora nos seguirá descubriendo temas que probablemente desconozcamos, pero también está repleta de bandas conocidísimas y que casan a la perfección estética y narrativamente, como Radiohead y Kings of Leon.
También se nota, sobre todo en la actuación de los personajes, el cambio de motor gráfico (aunque como la segunda parte sigue basándose en Unreal Engine). El estilo es el mismo que llevamos conociendo desde 2015, pero los escenarios tienen mucha más vida, cada estancia está repleta de detalles y los efectos visuales han mejorado mucho. Eso sí, nos han parecido muy extraños los fallos de rendimiento en PlayStation 5. En las secciones que tienen lugar en las calles de Haven Springs se nota a simple vista la falta de fluidez, pero en los interiores, incluso en los que están repletos de personajes, no se aprecia esto. Además, hay una opción para activar el ray tracing que a simple vista no parece tener consecuencias en el rendimiento.
Por cierto, las opciones de accesibilidad merecen destacarse porque es justo como debería hacerse. Va más allá de configurar los subtítulos a las necesidades de cada uno y de resaltar los ítems interactivos: se pueden hasta activar avisos antes de que haya una sección con una mecánica que requiere cierto esfuerzo para que se desarrolle automáticamente. Además, también han pensado en los streamers: se puede desactivar la música licenciada, pero también activar un modo en el que la audiencia puede votar las opciones e incluso personalizar cómo será la encuesta y su duración.
Nuevo estudio, misma idea, resultado prometedor
No vamos a ocultar que nos preocupaba el cambio de manos de la saga Life is Strange, sobre todo después del buen trabajo que hizo DontNod con el reciente Tell Me Why. Sin embargo, Deck Nine ha captado mucho mejor que con Before the Storm la identidad de la serie. No solo eso, sino que de momento este primer capítulo nos parece que tiene un guion que sobresale en la saga al mezclar con buen tino el drama y el humor, ofreciendo contrastes y usando una historia propia de thriller para tratar numerosos temas en los que es fácil reflejarse… o al menos identificar a tu yo adolescente. Veremos a ver dónde nos lleva esta historia el próximo 10 de septiembre, cuando el título se ponga a la venta, con todos sus capítulos, en PC (Steam), PS5, PS4, Xbox Series X/S, Xbox One y Google Stadia, más adelante en Nintendo Switch.
Hemos realizado estas impresiones gracias a un código del juego para PS5 ofrecido por Koch Media.