Se ha hecho un poco de rogar, pero por fin una de las sagas más queridas de Nintendo, Mario Party, se estrenará en Switch. Lo hará el próximo 5 de octubre, pero nosotros ya hemos tenido la fortuna de probar el título durante un par de horas (y en su vertiente para cuatro jugadores en local), tiempo más que suficiente para descubrir muchas de las cualidades que poseerá la versión final.
Nintendo prometió cambios muy notorios para la llegada de Super Mario Party a Switch y, sin duda, la compañía de Kioto va a cumplir con su palabra. Esta nueva edición romperá con varias de las bases instauradas en las últimas entregas de la franquicia para Wii U y Wii, intentando ofrecer novedades de peso… al tiempo que tratará de regresar a las raíces de la serie.
Un torrente de diversión
Durante la sesión de juego a la que fuimos invitados en el Showroom que Nintendo tiene instaurado en Madrid, pudimos probar tres modos de juego diferentes… aunque sabemos que la versión final incluirá alguno más que no pudimos catar, como por ejemplo el modo online. Precisamente ésta última opción será una de las innovaciones más llamativas que integrará esta versión para Switch de Mario Party, que además pondrá a prueba el nuevo servicio online de pago que Nintendo va a instaurar dentro de nada: se le espera para el 19 de septiembre.
Ya metidos en faena, la primera modalidad que pudimos disfrutar fue la más tradicional, es decir, la que tenía lugar en un tablero en el que los cuatro personajes debían desplazarse de manera individual por las diferentes casillas. O sea, que atrás va a quedar eso de deambular en grupo como sí que había sucedido en las últimas ediciones de esta franquicia, al menos en esta modalidad.
La mecánica de juego que pondrá en liza esta opción será bastante clásica, regresando a las raíces de la saga en muchos de sus conceptos principales. Cada personaje (habrá muchos entre los que elegir, más de 20 según parece) dispondrá de un dado normal (de seis caras) más uno específico para cada uno de ellos, con sus pros y contras. En el orden predispuesto antes de comenzar la partida, dichos protagonistas lanzarán el dado de turno y avanzarán hasta la casilla que dicha tirada indique, pudiendo ir a parar a tuberías que conectarán unas zonas con otras, caer en pequeñas trampas, también será posible toparnos con ciertos personajes secundarios o enemigos…
¿Y qué pasará cuando finalice el turno de todos ellos? Pues, lo que estáis imaginando: llegará el momento de participar en los más de 80 nuevos minijuegos que serán ideados para esta edición. Nosotros pudimos participar en media docena aproximadamente, minijuegos que en su inmensa mayoría (aunque no en todos) se hacía un uso intensivo de las características del Joy-Con.
Por citar varios ejemplos, en uno de ellos los personajes debían cavar en una playa en busca de monedas, las cuales estaban enterradas en la arena. Y para dar con ellas había que estar muy pendiente de la vibración HD de dichos mandos, que nos avisaban con sacudidas de diferente intensidad en función de la cercanía de nuestro personaje al botín de turno. Otro de los minijuegos nos invitaba a participar en carreras muy curiosas en las que los participantes debían desplazarse desde lo alto de un barril de madera colocado en posición horizontal. En este caso para conseguir desplazarnos teníamos que inclinar los Joy-Con y emplear su sensor de movimientos, siendo necesario esquivar diferentes obstáculos en nuestro camino hacia la meta.
Cada uno de estos minijuegos nos permitía adquirir una determinada cantidad de monedas en función de nuestra performance. Un dinero que, como ya imagináis, era fundamental tanto para adquirir nuevos objetos (champiñones simples y dorados, tuberías, etc.) que nos otorgaban ciertas ventajas (como poder avanzar casillas adicionales a nuestra tirada inicial) y, lo más importante, ¡comprar estrellas! Hacernos con el mayor número de ellas será nuestra tarea primordial, objetivo ya tradicional ya no sólo en esta saga, sino dentro del universo de Super Mario.
Después de varias rondas a este modo de juego principal, llegó el turno de pasar al segundo. Esta modalidad cooperativa ponía a los cuatro jugadores a bordo de una lancha, siendo necesario participar en un descenso que presentaba una estructura similar a la dispuesta en OutRun, el clásico arcade de conducción de Sega.
El objetivo fundamental era muy sencillo, y no era otro que superar dicho descenso dentro de un tiempo establecido, siendo necesario usar el sensor de movimientos de los mandos Joy-Con para remar como locos… pero había que hacerlo con cabeza, dado que dos personajes se situaban en la proa de la lancha y otros dos en la popa. Es decir, que para virar a la derecha los dos jugadores situados en la parte izquierda de la embarcación debían remar; mientras que para dirigir la barca hacia la izquierda sucedía todo lo contrario.
La gracia que ostentaba esta modalidad más allá de poder elegir entre varias bifurcaciones que nos permitían ir llegando a tramos diferentes tenía que ver con el hecho de tener que ir esquivando todo tipo de obstáculos, desde rocas a peces cheep cheep voladores… e ir explotando una serie de globos que nos permitían acceder a minijuegos.
Dichas pruebas también presentaban un componente cooperativo y nos parecieron una risa en general, siendo necesario desde memorizar cartas a encender todas las velas localizadas en una habitación a oscuras llena de murciélagos. Y si las superábamos, ganábamos tiempo extra… una recompensa que también se podía alcanzar (aunque en menor medida) si, cuando aparecía en pantalla el mensaje correspondiente, la mayoría de los usuarios (tres al menos) alzaban sus Joy-Con en plan choca las cinco. ¿Dignidad o arañar unos segundos? Desgraciadamente para alguno de nosotros lo segundo solía ser la elección habitual.
Tras superar fácilmente esta modalidad (nos sobraron más de dos minutos), luego tuvimos la ocasión de degustar una de las innovaciones más plausibles que presentará esta entrega de Mario Party. Hablamos de una modalidad que permitirá sincronizar dos consolas despojadas de sus Joy-Con laterales para usarlas de diferentes formas en minijuegos diseñados específicamente para tal modo de juego. En uno de ellos (individual) debíamos alinear lo más rápidamente posible las mitades de los plátanos que aparecían en ambas pantallas, siendo necesario manipular físicamente dichas consolas.
Más divertido fue el segundo, donde cada uno de los componentes de dos equipos (azul y rojo) debían subirse a una especie de minitanque para acabar a tiros con los rivales. La gracia de esta opción tenía que ver con el campo de batalla, el cual era posible configurar de numerosas formas diferentes en función de la colocación de las propias consolas, las cuales era posible ubicar de manera paralela, perpendicular, etc. Sin duda esta modalidad insuflará nuevos aires a esta entrega para Switch de Mario Party.
Una prometedora nueva entrega
Nintendo tiene claro que, con Switch, pretende instaurar una nueva dinámica para una de sus series más queridas. Super Mario Party va a suponer un cambio bastante importante para la franquicia, algo que muchos usuarios pedían a gritos desde hace ya unos años, y desde luego lo que hemos probado nos ha gustado mucho. O, por lo menos, nos ha parecido más atractivo que lo dispensado en las últimas entregas de esta saga destinadas a Wii y Wii U. El 5 de octubre estará disponible.
Hemos realizado estas impresiones acudiendo a una presentación en el showroom de Nintendo en Madrid