Killzone había sido el embajador de los gráficos de PlayStation 3 con aquella demo tan polémica del E3 del año 2005, y la saga de Guerrilla Games vuelve a ser el centro de atención en su sucesora, pero con cambios. Si aquella demostración había sido objeto de críticas por exagerar engañosamente la potencia de PS3, Killzone Shadow Fall es título de lanzamiento de PS4 y está jugable en el E3, mostrándonos hasta qué punto la nueva consola de Sony es capaz de elevar el listón gráfico en los juegos en primera persona.
La presentación de Killzone junto con PS4 el pasado mes de febrero sirvió para demostrar la potencia visual de la consola de Sony, pero esta vez con jugabilidad real, con un desarrollador de Guerrilla Games probándolo y demostrando que luego podía compartir el vídeo en PlayStation Network.
Lo que vimos entonces fue muy esperanzador, mostrándonos una ciudad dividida en dos, en permanente guerra entre los Helghast y la ISA. Jugándolo en el E3 hemos visto que al título todavía le falta para llegar al nivel de esa presentación. Es muy vistoso gráficamente, pero es como si hubiese facetas visuales de la próxima generación y otras que todavía están en la presente.
De entre las cosas que pueden considerarse de nueva generación, sin lugar a dudas la iluminación y los efectos gráficos se llevan la palma, y también la escala de los escenarios. Pero, de cerca, hay texturas que se nota que son de PlayStation 3. Como ha ocurrido con otros títulos de las nuevas consolas enseñados en este E3, hay una gran diferencia entre los que llegarán en el lanzamiento y los que lo harán en 2014, y también entre los que tienen una versión para las actuales consolas y los que están siendo desarrollados desde cero para la nueva generación.
No queremos decir con esto que Killzone Shadow Fall se vea mal; probablemente solo Battlefield 4 podrá comparársele en gráficos este año. Pero sí que Guerrilla tendrá que ponerse un poco las pilas para garantizar que todas las facetas del espectáculo visual que aspiran a conseguir con su juego se noten verdaderamente de nueva generación, y no haya ningún detalle que chirríe.
Si en gráficos nos esperábamos algo más, a nivel jugable el título nos ha sorprendido para bien. Killzone Shadow Fall tiene lugar treinta años después de Killzone 3, y tras la destrucción de Helghan los Helghast se han mudado a Vekta, uno de los principales planetas de la ISA (y donde comenzó la guerra en el primer juego de la saga). En una solución salomónica, el planeta ha sido dividido en dos por un muro, separando ambas razas humanas, con el color blanquecino tipo IKEA de la ISA a un lado, y los brillos rojizos y marrones industriales de los Helghast al otro. Como es de esperar, las tensiones no tardan en surgir, y en Shadow Fall nos encontramos en una especie de guerra fría que poco a poco irá recalentándose.
Jugablemente, Killzone Shadow Fall recuerda a los anteriores en lo que se refiere a armamento y forma de jugar, pero el diseño de los niveles ha cambiado completamente y ahora son mucho más abiertos. En los dos juegos de PlayStation 3 vivíamos una campaña lineal con ciertos momentos memorables, como el asalto a Helghast en los primeros compases de Killzone 2, pero en esta cuarta parte de la saga los mapas evolucionan y se nota mayor libertad. En la demo del E3 nos encontrábamos en un área entre forestal y ruinosa, en territorio enemigo, con la misión de investigar el derribo de una nave ISA, recuperar información y volver sanos y salvos al lado bondadoso del planeta. Para lograrlo teníamos que cumplir una serie de objetivos, no necesariamente en un orden, y por supuesto impedir que la superioridad numérica de los Helghast acabase con nosotros.
Por decirlo de una manera resumida, da la impresión de que la inspiración de los dos últimos Killzone eran las campañas de Call of Duty o Battlefield, y en esta ocasión se han intentado parecer a la saga Crysis de Crytek, especialmente a la última entrega. Los niveles son abiertos –sin llegar a ser un único mundo- y contamos con una serie de habilidades especiales que, al igual que el escudo y el sigilo de Crysis, son esenciales para evitar ser masacrados por las patrullas Helghast.
Estas habilidades se usan tanto con la zona táctil del mando como con la cruceta digital, y están centradas en una especie de dron de acompañante llamado OWL (búho en inglés), que nos ayudará con todo tipo de funciones. El OWL no es un extra, ni un superpoder temporal, sino el asistente permanente que llevaremos durante todo el juego, imposible de destruir pero fácilmente dañable por los enemigos si lo tienen a tiro. Cuando lo hagan, nos quedaremos durante un rato sin su ayuda, lo que hace bastante más difícil la supervivencia tras las líneas enemigas.
El OWL puede generar un escudo, aturdir a los enemigos, realizar escáneres para encontrarlos, hackear ordenadores e incluso ejercer de tirolina para poder llegar a sitios lejanos y movernos rápidamente por el escenario. Es una navaja suiza voladora con la que tendremos que interactuar constantemente. De hecho, en nuestro primer contacto con el juego jugamos la demo desde la mitad, sin que nadie nos explicase mala, y al intentar jugarlo como los Killzone anteriores acabamos acribillados y decepcionados. En nuestra segunda intentona, ya con un empleado de Guerrilla ejerciendo de cicerone, nos enseñaron que el OWL no es un compendio de habilidades extra secundarias y opcionales sino una parte íntegra de Killzone Shadow Fall, y usando sus truquitos pudimos respirar mucho mejor en la superficie de Vekta.
A la hora de jugar Killzone también cambia, ya que el carácter abierto del escenario hace que el sigilo y la táctica tengan mayor importancia, ya que no estamos en un frente que avanza sino en un escenario abierto donde los enemigos pueden aparecer por cualquier lado. La inteligencia artificial de los Helghast contribuye a esto, son rápidos dándose cuenta de dónde estamos, tienen diferentes habilidades especiales como camuflaje óptico y tendremos que intentar usar el sigilo a nuestro favor para intentar sorprenderlos con ataques cuerpo a cuerpo o con una descarga aturdidora del OWL. Las armas siguen siendo tan futuristas como en anteriores juegos, pero ahora agregan un ataque secundario al estilo de Resistance.
Killzone: Shadow Fall llegará en el lanzamiento de PlayStation 4, probablemente como el juego de bandera de la consola. A nivel visual, como ya hemos dicho, se ve imponente con algún pero, y en lo que respecta a la jugabilidad ha cambiado mucho, para bien desde nuestro punto de vista, pero quizás algunos usuarios se decepcionen con su nueva naturaleza abierta. En cualquier caso, se diferencia de los shooters clásicos (Call of Duty y Battlefield) con los que competirá en su lanzamiento, y seguro que Guerrilla Games se guarda alguna sorpresa que nos desvelará en los próximos meses.