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Fecha de lanzamiento:
PS3, X360, WII, PSP, NDS:
PC:
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Ubisoft
Producción: Ubisoft
Distribución: Ubisoft
ANÁLISIS

Impresiones Prince of Persia: Las Arenas Olvidadas

La saga vuelve a sus orígenes, aunque integrando las novedades del género de los últimos años.
Versiones PS3, Xbox 360, Wii, PSP, PC, NDS. También disponible en Xbox 360, Wii, PSP, Nintendo DS y Ordenador.

Curioso giro el que ha dado Prince of Persia. Si a finales de 2008 la saga entraba en la nueva generación con un estilo visual completamente nuevo, y una jugabilidad muy cambiada, tan solo un año y medio después llegará esta nueva entrega de la saga, completamente diferente, cambiando de nuevo, y retornando a la línea marcada por las entregas de la pasada generación. El lanzamiento de este Las Arenas Olvidadas coincidirá con el estreno de la esperada película de Prince of Persia, así que no sabemos si éste es un retorno puntual a la vieja estética aprovechando el estreno del film, una subsaga que avanzará de forma paralela a la otra como si del dúo Call of Duty / Modern Warfare se tratase, o un abandono definitivo de la historia del príncipe sarcástico y la enigmática Elika, que tanto gustaron a algunos, pero no tuvieron tanto éxito en las tiendas como se esperaba.

En cualquier caso, las Arenas Olvidadas ejerce de continuación de la trilogía formada por Las Arenas del Tiempo, El Alma del Guerrero y Las Dos Coronas, que recuperaron hace años el nombre de Prince of Persia y la convirtieron en una de las grandes sagas de la pasada generación. El juego recupera esa estética realista, los saltos y zonas de plataformas complicadas y los combates contra varios enemigos, combinando elementos vistos en los tres anteriores juegos, aumentando considerablemente el nivel de dificultad en comparación con el permisivo y bastante automático Prince of Persia del año 2008, e integrando las novedades vistas en el género en los últimos años, desde Assassin's Creed, del mismo estudio de Ubisoft, hasta el reciente Batman: Arkham Asylum. El resultado, según hemos podido comprobar con una versión bastante avanzada del juego a la que hemos dedicado varias horas, es tan satisfactorio como familiar. Parece como si Prince of Persia de 2008 hubiese sido un spin-off, y ésta fuese la continuación natural de la saga, con todo lo que eso conlleva.

De hecho, es la continuación de "Las Arenas del Tiempo", el primero de la anterior trilogía, haciendo de puente entre los sucesos de éste y su segunda entrega, "El Alma del Guerrero", quizás la de menor calidad de la trilogía, más centrada en el combate y desarrollada en su momento por Ubisoft Shanghai. Las Arenas Olvidadas sitúa al Príncipe siete años después de Las Arenas del Tiempo, en una visita al reino de su hermano Malik, una de estas satrapías perdidas entre los desiertos de Oriente Medio, que justo en el momento de llegar el Príncipe es atacada por el enemigo. Malik, temeroso de ser derrotado, liberta al Ejército de las Arenas con funestas consecuencias. Los dos bandos quedan convertidos en arenisca, en medio de la dramática lucha, y ahora solo hay un ejército en el palacio: el de las Arenas.

La sensación al comenzar el juego es de decadencia; de repentina decadencia, para ser exactos. Los escenarios están llenos de soldados congelados en la arena, en medio de la lucha, aguantando todavía unas compuertas para que los adversarios no las abran, o envueltos en un combate de espadas, pero completamente quietos, convertidos en estatuas de arena, como si llevasen años así. El panorama es desolador, el palacio inmenso y la cantidad de enemigos a derrotar, más que considerable. Tal y como adelantábamos en nuestras impresiones del mes de febrero, este Prince of Persia cuenta con gran cantidad de enemigos en pantalla y todos tienen un objetivo común: nosotros. Por lo tanto, estaremos constantemente rodeados de enemigos, desde esqueletos estándar hasta otros de mayor tamaño, siempre amenazantes, algunos atacándonos, otros preparando su ataque y otros esperando su turno para hostigarnos. Para poder lidiar con tantos enemigos a la vez Ubisoft ha cambiado ligeramente el sistema de combate, haciéndolo parecido al del Alma del Guerrero, pero incluyendo algunas de las innovaciones de los últimos años.

Por una parte, el sistema de combos es muy sencillo pero al estilo de Fable 2 y del anterior Prince of Persia, se basa mucho en la sincronización de nuestros golpes, en que pulsemos el botón en el momento adecuado, cuando nuestro personaje va a golpear, para así lograr combos fuertes y fluidos que logren contener la avalancha de enemigos que nos intenta fagocitar. Existe un ataque de carga, al igual que en el juego de Molyneux, que logrará aplacar a varios enemigos al mismo tiempo, y un movimiento de patada para apartarlos, y varios de finalización para coger al enemigo desprevenido y derrotarlos de un golpe, pero en general el sistema depende en que pulsemos el botón rápido, sin parar, y en el momento adecuado. De lo contrario, nos pasará lo que a Bruce Lee cuando un enemigo logre darnos; los demás lo harán también, en cadena.

Pero por otra parte, el juego logra integrar el combate en todas las direcciones, de forma muy parecida a como lo logró el juego de Batman: Arkham Asylum el pasado mes de septiembre. El Príncipe tiene un repertorio de movimientos extenso y el juego es muy inteligente a la hora de dilucidar lo que queremos hacer en cada momento, por lo que podremos atacar fácilmente a enemigos en todas las direcciones y tanto cuerpo a cuerpo como a algo más de distancia sin hacernos un lío y sin que el juego se vuelva demasiado fácil. Apenas hay que pulsar un botón, pero hay que hacerlo bien.

Las otras dos partes del juego son, como es habitual, las plataformas y los puzles. Las primeras vuelven a jugar con elementos conocidos para plantearnos peligrosas pruebas de habilidad y sincronización. Paredes escalables, barras en las que balancearnos, columnas de las que colgarnos para saltar hacia la siguiente y demás elementos se combinan para ofrecernos pruebas de dificultad creciente, siempre aderezadas por esos rodillos con pinchos giratorios, suelos sensibles a nuestras pisadas que responden con enormes púas, discos serrados que corren arriba y abajo por las paredes y demás elementos de decoración que los más locos sultanes distribuyen por sus palacios de forma caprichosa, creando unos niveles muy bien diseñados que van aumentado de dificultad y complejidad; exactamente igual que los puzles, quizás la parte que más se echaba de menos en Prince of Persia y en los juegos de este tipo. Los de Las Arenas Olvidadas recuperan la complejidad y la escala de juegos anteriores, haciendo que a veces tengamos que estrujarnos bastante las neuronas para lograr solucionar los enigmas.

El combate, las plataformas y los puzles juegan con un elemento más que hace que la jugabilidad se vuelva más compleja y variada: los poderes especiales del Príncipe. La novedad de esta secuela es el poder de "recordar", y los poderes elementales, es decir, magias, que el Príncipe podrá usar principalmente contra los enemigos. En la versión que probamos no estaban todos los poderes, sino únicamente el de rebobinar (vital para cuando nos caigamos en los saltos o nos maten los enemigos) y el de congelar (para parar elementos del escenario o a los enemigos) en el caso de los poderes "de tiempo". El poder de recordar, llamado "Recall" o "Earth Memory", nos permitirá recuperar por un corto período de tiempo elementos del escenario que hayan sido eliminados. No lo pudimos ver, pero podemos imaginarnos su uso en los puzles.

Por otra parte, las magias irán adquiriéndose a lo largo de la aventura y están divididas en cuatro categorías: la de agua nos permite enviar púas de hielo a los enemigos; la de tierra genera un escudo temporal alrededor del Príncipe, que lo hace invulnerable a los ataques del enemigo y les permite romper su guardia al momento. El del aire genera un enorme tornado que dañará y alejará a los enemigos. Finalmente, el de fuego, el único que no pudimos ver, genera un círculo de fuego alrededor de los enemigos. Las magias pero, especialmente, los poderes del tiempo, le añaden una nueva dimensión al juego, especialmente en los puzles y en las pruebas de plataformas.

Finalmente, aparte del sistema de mejoras a lo juego de rol que nos permitirá ir mejorando las habilidades del Príncipe a medida que vayamos derrotando enemigos, Las Arenas Olvidadas cuenta con un modo de dificultad disminuida, al que podremos acceder en cualquier momento, que disminuye la fuerza de los enemigos y aligera algunas partes de plataformas, haciendo que ciertos elementos móviles estén parados, logrando así que las partes de plataformas sean más accesibles.

A nivel gráfico el juego no brilla demasiado aunque se defiende más que bien. Carece de esa capacidad para dejarnos boquiabiertos de títulos como Assassin's Creed, God of War o el futuro Alan Wake, pero no desentona en absoluto dentro del catálogo de Xbox 360 y PlayStation 3, aunque no llamará tanto la atención, ni de lejos, como el anterior Prince of Persia. Los escenarios que hemos podido ver tenían una escala considerable. Aunque el juego se desarrolla en habitaciones de un tamaño limitado, sobre todo corredores llenos de trampas y estancias abiertas algo más amplias, la sensación de que estamos en un palacio mucho mayor se nota en todo momento, porque desde donde estamos podemos ver donde hemos estado y hacia donde vamos, dando una sensación de conjunto mastodóntica.

En la versión que hemos probado el doblaje está todavía en inglés, de buena calidad, pero no pudimos "catar" cómo será la versión castellana en este aspecto. Sí hemos oído la buena música que ambienta el juego y escuchado los numerosos efectos de sonido para representar los esforzados saltos y combates del príncipe contra todo tipo de enemigos.

No parece que Prince of Persia tenga el brillo o el calado de juegos anteriores, algo que de algún modo se advertía por lo rápido que ha llegado esta nueva entrega y la "obligación" de que coincida con el estreno de la película (aunque técnicamente, por un tema de licencias, no se basa en ella). Eso no significa que vaya a ser una decepción, pero los que se esperen un espectáculo visual como el de Prince of Persia de 2008, o una puesta al día de la fórmula de los Prince of Persia de la pasada generación llena de espectáculo y evolución jugable, quizás deberían ir rebajando sus expectativas. Va a ser un buen juego, con un formidable diseño de niveles y un decente sistema de combate, pero no una revolución en la saga, sobre cuyo futuro, es decir, qué camino o caminos seguirá, todavía no se sabe nada.

Director y fundador