Killzone 2 tuvo desde aquel famoso trailer del E3 2005 la misión de convertirse en un referente gráfico y, cuando finalmente salió en febrero de 2009, cumplió con creces su cometido demostrando ese algo más de lo que es capaz PlayStation 3. El juego de acción en primera persona de Guerrilla, pese a no acercarse a en ventas a los titanes de su género, se reafirmó como una fuerte saga de PlayStation, y los buenos resultados cosechados, así como las constantes declaraciones de Sony y Guerrilla dándola por hecho, dejaron claro que habría secuela. Ésta llegará tan solo dos años después que su antecesor, una diferencia de tiempo normal para un juego de estas características, aunque algo sorprendente considerando lo que tardó en llegar Killzone 2.
Si el anterior tuvo la tarea de demostrar de lo que era capaz PlayStation 3 a nivel gráfico, parece que esta tercera parte llega como abanderada de los gráficos 3D estereoscopios, o al menos de lo que se puede hacer con ellos en PlayStation 3. Aunque Crysis 2 se adelantará a todos saliendo en 3D en octubre-noviembre para todas las plataformas, Killzone 3 será el primer gran lanzamiento exclusivo de PlayStation 3 en soportarlas de serie, y en el E3 pudimos comprobar hasta dónde quieren llegar Guerrilla y Sony con su apuesta: muy lejos.
Mientras que en otros juegos 3D se nota cierta pérdida de calidad, Killzone 3 se ve espectacular. Al ser un juego en primera persona, por desgracia, lo que más 3D resulta son las armas que llevamos en todo momento en pantalla, pero las tres dimensiones le dan una gran profundidad al escenario, especialmente cuando luchamos contra enemigos que se mueven mucho como los ya famosos Helghast con mochila voladora.
La demos del E3 estaba dividida en tres partes, más o menos las que vimos hace unas semanas en la presentación del juego en Amsterdam, aunque ligeramente modificada. Tuvimos ocasión de jugar las tres tanto en dos como en tres dimensiones, pudiendo comprobar cómo en la visión tradicional se escalan unos cuantos peldaños más en calidad gráfica en PlayStation 3, pese a ser un juego al que aún le faltan muchos meses de desarrollo, y como en 3D, tal y como hemos comentado antes, la calidad gráfica sigue siendo muy alta.
La primera parte nos situaba en una nave voladora, en una secuencia de trayectoria guiada (no rails) en la que atacamos una serie de plataformas Helghast en una zona helada de su planeta, disparando a los diferentes soldados y haciendo volar por los aires las estructuras que las soportan. Tras unos minutos volando y disparando constantemente, caemos al hielo tras una explosión y, en compañía de un compañero, nos internamos en una zona dominada por el enemigo, con la típica jugabilidad "de trincheras" de la saga. Salvo que la cobertura es ahora automática al acercarnos a un saliente, no ha cambiado demasiado la mecánica. Los Helghast son algo más inteligentes y variados, y nosotros tenemos que procurar estar siempre a cubierto y usar el variado arsenal de armas que nos vamos encontrando para dar cuenta de ellos. Una de ellas era la ametralladora que manejábamos antes en la plataforma voladora, con resultados muy efectivos.
Tras esta parte más bien genérica, finalmente nos enfrentábamos a los famosos Helghast voladores, con mochilas, algunos de ellos armados con esos lanzamisiles mortíferos tan característicos de la anterior entrega. El combate contra estos enemigos es muy divertido ya que las mochilas no los mantienen siempre en el aire, durante unos momentos, vuelven a bajar al suelo y a saltar de nuevo, pero nosotros podremos dispararles tanto a ellos como a sus mochilas para hacer que exploten, cayendo al suelo aparatosamente.
La segunda secuencia, precisamente, nos permitía controlar una de esas mochilas, convirtiéndose el juego por momentos en una especie de plataformas en primera persona, ya que el tiempo que podemos planear por el aire, y por lo tanto la distancia que podemos recorrer, está limitada. Pero la mochila no solo sirve para saltar de una plataforma helada a otra, también sirve para el combate, especialmente para huir de enemigos que nos están acribillando, o para sorprenderlos desde las alturas con fuego de ametralladora -integrada en la mochila-. Un añadido muy interesante que le da más variedad al juego pero esperemos que no abusen demasiado de él, y que hagan algún tipo de partida multijugador usándola.
Finalmente, en la tercera sección pudimos probar una de las nuevas armas del juego: una especie de lanzacohetes teledirigido, capaz de lanzar varios al mismo tiempo, que usábamos para acabar con varios tanques Helghast que avanzaban en hilera hacia nosotros, produciéndose luego un tiroteo entre trincheras y, finalmente, el asalto a una especie de búnker. De nuevo pudimos comprobar cómo la inteligencia artificial de los enemigos ha progresado respecto a Killzone 2, y cómo ahora se cubren más inteligentemente y, cuando se ven en minoría, esperan a que salgamos para tener alguna opción.
Pero, sobre todo y más allá del tema de los gráficos en 3D, donde Killzone 3 cumplirá tan responsablemente como la segunda parte lo hizo en los gráficos en general, lo que más se nota es la mayor variedad que el equipo había prometido en esta tercera entrega, uno de los pocos defectos de la segunda. Estuvimos todo el rato disparando, pero de varias formas, y no nos aburrimos ni al jugarlo en 2D ni, luego, al repetir exactamente lo mismo en 3D. Llegará en febrero del año que viene y los usuarios de PlayStation 3 tienen buenos motivos para esperarlo con tantas ganas como en su día hicieron con la segunda parte.