La reedición y segundas partes de antiguos productos están a la orden del día y algunos estudios tiran de archivo para intentar cuajar en el mercado con títulos que cuentan con un reconocimiento previo de los jugadores que al final son el destinatario último del juego. Es el caso de Secret Files 2. La secuela de Secret Files: Tunguska, una aventura gráfica que gustó en 2006 y ahora Deep Silver continúa con Puritas Cordis. En este caso, por lo visto en la versión beta del juego, sin muchas novedades y con el argumento como puntal principal del juego.
Argumentalmente potente pero poco original
La historia de Secret Files 2 es el gran hilo en el que se sustenta el juego. Los protagonistas del juego volverán a ser los de la primera entrega, la pelirroja Nina Kalenkow y su ex novio Max Grüber. En este caso la historia empieza con el asalto de un equipo de elite contra un prelado en una abadía. Después de que controlemos al cura dentro de una biblioteca y escondamos una pista en un libro éste será asesinado y pasaremos a guiar a nuestra heroína en un crucero de lujo en el que desde el primer momento empezarán a suceder cosas extrañas.
Una muerte antes de subir al barco, la desaparición de nuestra maleta y una serie de misteriosas notas escritas a mano serán el argumento para iniciar nuestras andanzas por el barco en el que encontraremos una serie de peculiares personajes con los que, como en cualquier aventura, tendremos que interactuar para ir avanzando a través del juego.
Igualmente, tendremos que interactuar –incluso excesivamente en algunas ocasiones- con los elementos del escenario que serán cruciales para conseguir nuestros objetivos. El desarrollo del juego se produce a través de la resolución de puzles que generalmente son muy intuitivos y en alguna ocasión carecen totalmente de lógica. Como veremos más tarde, este segundo Secret Files tiene también muchos puntos flacos. Mientras el estudio ha jugado una buena baza con un argumento en el que se entremezclan historias de sectas que quieren dominar el mundo con unos misteriosos cambios en el clima del planeta que provocarán grandes desastres naturales, ha fallado en la producción del resto del juego.
Esta historia que, aunque algo desgastada, consigue enganchar al jugador, contrasta con otros puntos del juego que el estudio debería cuidar más de cara a la versión final del mismo. Las 15 horas de juego que prometen pasarán a través de distintos asesinatos en raras circunstancias y en un espacio que contemplará varios lugares del mundo. La idea inicial del barco es, además de innovadora, atractiva para el jugador que pasa a jugar en un escenario muy reducido.
Una aventura muy estática
Como decíamos, algunos apartados del juego cuentan con muy poca dedicación o con una calidad técnica que contrasta con otros productos existentes en el mercado. Claro está que no es ni un shooter para las consolas de última generación ni nada por el estilo pero el jugador de aventuras y especialmente los puretas siempre agradecen algo de tacto en este sentido. El caso de Secret Files 2 presenta una gran deficiencia en estos lares. Los gráficos son estáticos y los protagonistas se mueven en un entorno estático en tres dimensiones en torno a ellos. El juego es una aventura en el formato auténtico de "point and click" que obedece a las directrices de – esta vez sí – los antiguos Sam&Max, Indiana Jones o el clásico Monkey Island, recalcando siempre que las animaciones son en tres dimensiones.
En cuanto a animación, y esto sucede cada vez más, los vídeos que preceden a cada inicio de juego son de alta calidad y presentan unos gráficos que inducen a pensar que el juego es más de lo mismo…pero no. Una vez iniciada la escena, el escenario se convierte en un decorado totalmente estático donde nunca hay nada cambiado a no ser que entre en contacto con el protagonista. En todo caso, existen las animaciones propias del resto de personajes que se reducen a simples movimientos mecánicos que hacen más repetitivo el juego acompañados en muchas ocasiones por unos horrendos sonidos que se repiten de la misma forma proporcionando un "estatismo" horrible. En muchas ocasiones el jugador tendrá la sensación de estar completamente sólo por la nula inteligencia artificial de los otros personajes. El caso de estar paseando por la cubierta oyendo los repetitivos toques de dos bongos mientras el que toca el instrumento no deja de moverse como un autómata o ver una pelota de ping pong realizando el mismo recorrido durante toda la escena serán muy normales durante todo el tiempo del juego; cosas como las antes citadas son mejorables en una secuela cuyo primer título dejó bastante buen sabor de boca. En todo caso podemos romper una lanza al principio por el movimiento del agua que al final acabará siendo también una reproducción de los otros, aunque cabe destacar las texturas, bien conseguidas en algunos momentos.
En cuanto a jugabilidad, podríamos definir a Secret Files 2 como una aventura gráfica de la vieja escuela, con un sistema comprensible y fácil a primera vista sin necesitar un tiempo excesivo para empezar a manejarlo. En cuanto a la interfaz, es de carácter sencillo, con un inventario donde se pueden combinar los distintos artilugios y una pantalla sin muchas florituras ni indicadores. Tres simples iconos harán las tareas básicas de menú desde donde podremos acceder al diario en el que la protagonista realiza sus anotaciones. Dicho diario lo utilizaremos también en los casos en los que no sepamos qué camino escoger. El diario nos dará pistas sobre cómo solucionar los diferentes puzles con frases pensadas con cierta astucia que en alguna ocasión parecerán excesivamente fáciles y servirán para resolver el juego fácilmente.
En este caso, Deep Silver no ha tenido que estrujar mucho el cerebro para pensar esta segunda parte, básicamente porque la forma de juego no introduce novedades significativas en cuanto a jugabilidad e interfaz se refiere.
El comportamiento de Nina en algunos casos será de "juzgado de guardia". Por ejemplo, en esta versión del título, dentro del barco, mientras Nina pretende lavar una ventana – no desvelaremos para qué ni cómo – tiene que crear una fregona para solucionar el puzle. La forma fácil y corriente hubiera sido otra – totalmente factible – pero los responsables de diseño se empeñaron en hacerlo diferente, y de la misma forma, absurdo. En ocasiones, la destreza de algunos jugadores en el modo Megamonkey con Guybrush Treepwood será fundamental para resolver algún que otro puzle, no por su dificultad sino por la imaginación que tendremos que poner para crear según qué objeto. Terminando el guiño al Monkey Island, sólo falta que Nina se meta el remo en los pantalones al más puro estilo del pirata más "temible" de todos los tiempos.
Y finalmente…los requerimientos
En el apartado requerimientos, como no podía ser de otra manera, el juego no pide nada del otro mundo. Bastará un Pentium III para arrancar Secret Files 2. La calidad gráfica, que como hemos comentado anteriormente no está, ni de lejos, a la altura, la certifica la poca tarjeta que demanda el juego. Según las especificaciones técnicas del estudio sería suficiente con una genérica de 256 megas.
Después de los requerimientos no queda mucho más que decir en éste avance. La copia que distribuye la compañía no deja ver mucho más que las escenas principales y las localizaciones del barco en diferentes momentos, dejándonos en ascuas en el momento álgido de la cuestión cuando una ola está a punto de engullirnos junto al navío y toda la tripulación.
El desenlace nos espera en 2009, después de que la compañía lance al mercado lo que será la segunda parte de Tunguska. Ahora faltará ver si lo visto es solo el principio o hemos asistido a una copia casi finalizada del segundo título de la saga. De todas formas, aun hay muchos puntos que pulir en un juego que, por el momento, no entrará por si solo en las listas de recomendaciones de los medios especializados. Así, quedamos a expensas de ver el juego completo donde tendremos más capacidad de movimiento llevando a Max y Nina por diferentes rincones del mundo para solventar la misteriosa situación que acecha al planeta.