A estas alturas, es muy fácil reconocer en el clásico Super Mario 64 todas las virtudes que le han convertido en un excelente juego de plataformas con una calidad difícil de superar incluso por títulos recientes, y es incluso más fácil todavía afirmar que fue un juego diseñado para un mando de control revolucionario que, por primera vez, incluía stick analógico, y que ese stick analógico fue, a su vez, concebido para ese videojuego. Quizá sea por esa relación tan estrecha entre ambos lo que hace que controlar a Mario sin rumbo fijo por los jardines del castillo sea una experiencia tan agradable y fácil de dominar. Pero por encima de todo eso, está incluso la calidad en su diseño de niveles, su ajustada dificultad, sus variados retos e innumerables secretos… toda una serie de grandes cualidades que ayudan a conformar un clásico atemporal que vuelve remozado a las consolas Nintendo, en esta ocasión, a la nueva portátil: la Nintendo DS.
Un error común por parte de los que conocen nada sobre este videojuego es creer que estamos ante el mismo juego que pudimos ver allá por 1996, o lo que es lo mismo, lo que se conoce como un "port", es decir, un calco exacto de ese juego. Pero no, Super Mario 64 DS va mucho más allá de eso, ofreciendo, para empezar, cuatro protagonistas (Yoshi, Mario, Wario y Luigi) con características y habilidades diferenciadas que deberemos combinar para descubrir las 150 estrellas que esconde el juego. Sí, exacto, en esta ocasión habrá 30 nuevas estrellas que no se conseguirán cumpliendo objetivos absurdos como recolectar 50 monedas azules, sino a través de nuevas fases diseñadas especialmente para la ocasión y retos que serán un auténtico desafío a nuestra habilidad. Pero el juego esconde muchos secretos más, entre ellos toda una serie de minijuegos que deberemos ir desbloqueando cazando unos conejos según abramos nuevas zonas del castillo.
Esos minijuegos componen la auténtica salsa del videojuego, siendo muchos, muy variados y divertidísimos, ofreciendo diversión directa a través de un uso muy inteligente y astuto de la pantalla táctil. De hecho, son tantos y tan variados que prácticamente podrían haber hecho un juego independiente con ellos. Y es que es incluso posible que uno de estos juegos nos enganche tanto que nos olvidemos de toda la aventura principal… salvo para seguir avanzando y desbloquear algún nuevo minijuego que pueda superar a nuestro favorito.
Por supuesto, estas pequeñas muestras de divertimento estarán protagonizadas por personajes del mundo de Mario, y evocarán en varios casos a otros títulos, como Luigi’s Mansion. La calidad y diversión que asegura esta colección de minijuegos es tal que se convierte en el principal aliciente para aquellos que se conocen el Super Mario 64 original como la palma de su mano, incluso por encima de las novedades jugables que implica el presentar cuatro protagonistas.
En esta ocasión empezaremos la aventura como Yoshi, que se verá obligado a rescatar a los tres héroes restantes. De esta manera, según avancemos en el juego podremos manejar a cualquiera de los cuatro personajes y si llevamos a Yoshi se nos ofrecerá la personalidad de ir recuperando por el escenario diferentes gorras con las que convertirnos en Mario, Wario o Luigi… al menos hasta que recibamos un impacto y la perdamos. Esto promueve la necesidad de ir alternando entre los personajes y aprovecharnos de sus habilidades diferentes y exclusivas para ir sorteando los obstáculos que se interponen entre nosotros y nuestro objetivo.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, y si el juego original destacó, entre otras cosas, por su perfecto e innovador control, esta versión ha perdido toda ambición en ese sentido. El sistema de control estándar es digital, y nos obliga a mantener pulsado el botón Y para correr, y reserva una zona de la pantalla táctil para variar la posición de la cámara.
Es cierto que nos ofrece la posibilidad de usar la pantalla táctil para movernos más poco a poco, o a mayor velocidad, pero no responde todo lo bien que sería deseable y, más aun, por su configuración puede representar ciertos problemas combinar el movimiento mediante la pantalla táctil y el salto, al menos con la precisión que pueden llegar a requerir ciertas zonas del juego.
Se nos ofrece un sistema de control alternativo, centrado en el control analógico mediante la pantalla táctil con el pulgar, pero al igual que antes su respuesta no es tan precisa como desearíamos. Un tercer sistema de control, preparado tanto para diestros como para zurdos, se basa en el uso del stylus, pero adolece de los mismos fallos que los dos anteriores, si no alguno más. Todo esto no hace que sea difícil realizar tantos movimientos como en el juego original, pero la pérdida de precisión es imperdonable en momentos determinados; no es nada que no subsane la práctica y la corrección continua de la posición de la cámara, pero no cabe duda de que un sistema de control centrado en la pantalla táctil que tan bien funciona en otros juegos, en éste tiene fisuras importantes (que ya habíamos percibido y señalado en las primerísimas impresiones que os ofrecimos desde el E3), no sabemos si por las exigencias derivadas de la precisión que requería el original, por la propia esencia del género, o, simplemente, porque el trabajo de adaptación a las posibilidades y limitaciones de la nueva consola no es todo lo bueno que sería deseable.
A nivel gráfico, el juego sigue presentando cierto popping (es decir, veremos cómo se generan los polígonos en el horizonte), que, sin embargo, no es tan marcado como en el juego original. También se ha mejorado la tasa de cuadros por segundo, haciéndose totalmente estable, y el nivel de detalle en los escenarios y personajes. El avance gráfico puede parecer no demasiado notable, pero bastará desempolvar nuestra vieja consola y enchufarla unos minutos para hacer una comparación directa de cómo se ven ambos títulos, y la balanza se inclinará irremediablemente a favor de la nueva versión portátil. Personajes, escenarios, paleta de colores… todo ha mejorado con respecto al original. Y a nivel de audio podemos decir lo mismo, pudiendo configurar el juego incluso con sonido tipo envolvente, que produce un efecto de gran calidad, siendo la opción recomendada (salvo en caso de usar auriculares). Esa configuración de sonido es una buena muestra de las capacidades reales de la consola y de sus altavoces, situando el listón muy por encima –como era de esperar- de lo ofrecido en la gama GBA.
Si las posibilidades de entretenimiento del juego son casi ilimitadas para un solo jugador gracias a los fantásticos minijuegos que incluye, para varios jugadores la diversión no tiene barreras. Con una sola tarjeta de juego, hasta cuatro jugadores podrán echarse unas partiditas al modo multijugador. Para eso, bastará con que el jugador que tiene la tarjeta del juego en su consola escoja la opción "VS." en el menú de inicio de Super Mario 64 DS, y los demás jugadores, en el menú de inicio de la consola la opción llamada "Descarga DS", con lo que la consola detectará que hay una Nintendo DS con el juego (si hay varias consolas con varios juegos, esos jugadores deberán escoger a qué juego unirse).
Casi todas las opciones de configuración recaerán sobre el jugador que tenga la tarjeta dentro de su consola y, una vez establecidos esos parámetros, podrá empezar la competición por lograr todas las estrellas posibles. En estas partidas, todo estará permitido, incluso –o mejor dicho, sobre todo- hacer la puñeta a nuestros adversarios, dificultando su tarea, pero teniendo en cuenta que será importante recoger las gorras esparcidas por el escenario para convertirnos en Mario, Luigi o Wario… aunque Yoshi tendrá también sus ventajas, claro.
Quizás este nuevo Super Mario 64 no sea tan sorprendente como lo fue en su momento el original, ni va a representar un salto cualitativo… pero conserva la esencia que lo convirtió en un juego excelente, y, por tanto, no podemos sino esperar a que llegue el momento de que acompañe al lanzamiento de la nueva Nintendo DS en nuestro continente.