Por ejemplo, uno de los cambios más evidentes en esta nueva entrega, llamada Custom Robo: Battle Revolution es que se ha alejado la trama de niños que buscan otros niños con los que competir en torneos (estupendo esquema de gran factura que nos ha dado grandes joyas jugables y series de televisión que merecen pasar a la historia) por un guión más elaborado en el que deberemos impedir el dominio del mundo por parte de un sindicato del mal (estupendo esquema de gran factura que nos ha dado grandes joyas jugables y series de televisión que merecen pasar a la historia).
Otro salto es que pasaremos a controlar adolescentes, prescindiendo de niños, y que, partiendo de esa premisa, podemos esperar algún que otro giro del guión interesante en el modo RPG que es la historia del juego, el cual nos servirá, además, como tutorial para entender la mecánica de todo el juego.
Sin embargo, como veremos, el principal aliciente del juego será el multijugador, auténtico intríngulis jugable en el que poner a prueba los robots que confeccionemos. En un primer momento parece que esto puede repercutir en un modo historia algo descafeinado, pero según avancemos en él veremos que la trama nos ofrecerá alguna sorpresa interesante.
Los robots del juego son pequeños en relación con los personajes humanos (un palmo, tal vez más, para que nos hagamos una idea), cabiendo en pequeñas cajas fáciles de transportar hasta que sea necesaria su presencia en el campo de batalla, que consiste en zonas creadas por hologramas (el único sitio en el que nuestros robots son útiles para la lucha y que es conocido como Holloseum), pero no esperéis las clásicas rejillas sobre fondo negro, puesto que dispondremos de diferentes entornos en los que luchar, incluyendo los clásicos de hielo y de fuego. Lo bueno de esto es que el tipo de escenario influye en el combate, así que es una variable más a tener en cuenta y que aporta más frescura a los combates.
El sistema de lucha es un heredero directo de los juego de N64 (1999 y 2001), por lo que nos vamos a encontrar con combates muy arcade, dinámicos, aunque el ritmo desenfrenado puede llegar a repercutir en el control hasta que nos acostumbremos a la mecánica de control que, ante todo, supera en accesibilidad a Gotcha Force, su rival más directo (aunque no es un trabajo precisamente difícil). Custom Robo, además, logra huir de los problemas de cámara que sí ofrece el título de Capcom, e, insistimos, está dotado de unos robots obedientes que responderán a nuestros comandos con soltura en cuanto aprendamos las mecánicas más esenciales de sincronización. Naturalmente, el que su sistema de combates y de juego en general sea excesivamente parecido al de los de N64 lo hace menos fresco para los que ya conozcan esos juegos, pero no cabe duda de que en nuestro mercado es una minoría.
Las posibilidades del juego se disparan en el multijugador, donde podemos configurar muchos aspectos de la lucha y escoger entre diversos tipos de combate y combinaciones de jugadores, desde lucha por equipos en formas diversas al clásico "todos contra todos". Custom Robo tal vez no haya nada estrictamente revolucionario en estos modos, pero estamos ante el tipo de juego que muestra todo su potencial cuando juntamos a varias personas junto a la pantalla, y es que aunque los combates no van a ser tan divertidos desde la primera partida como pueden serlo en, por ejemplo, Super Smash Bros. Melee, una vez nuestros amigos hayan captado la mecánica de configuración de los robots y se hayan hecho con el control de las acciones más importantes, la experiencia será muy satisfactoria y adictiva, pese a que durante las primeras partidas puede hacérsenos un poco cuesta arriba.
Custom Robo también nos ofrece un modo Grand Battle, que consiste en torneos que deberemos ganar para desbloquear nuevas piezas, y un modo Arcade en el que eliminar 8 contrincantes de dificultad progresiva sucesivamente, en la línea de los clásicos juegos de lucha tipo Street Fighter. Como vemos, entre el multijugador, el modo historia, y estos otros modos de juego, las posibilidades que presenta a la hora de mantenernos entretenidos serán muchas, sobre todo porque habrá que pasearse por todas esas posibilidades de juego para ir desbloqueando piezas. De esta manera, ese modo historia que nos puede resultar corto se complementa con muchas opciones de juego para un solo jugador junto a las habituales posibilidades para varios amigos.
El juego presenta, además, un diseño muy variado en las piezas, lo que repercute en un diseño más que variado en los robots, por supuesto, aunque el sistema de combates en Holloseums parece que puede resultar en una cierta limitación de los tipos de escenarios, además de que su factura técnica puede no ser del todo convincente, aunque –eso sí- el juego se mantiene a unos firmes 60 cuadros por segundo. Esperamos que Custom Robo: Battle Revolution amplíe su andadura occidental y que se convierta en un producto capaz no sólo de satisfacer a los ya convencidos, sino también –y sobre todo- que sea capaz de ofrecer algo a los más escépticos a través de sus modos de juego y su propuesta, menos habitual de lo que nos gustaría por estas tierras.