Análisis The Artful Escape, ópera espacial en dos dimensiones (Xbox Series X/S, PS5, PS4, Switch, Xbox One, PC)
Puede que el estudio responsable de The Artful Escape (o The Artful Escape of Francis Vendetti, su nombre original) no sea conocido en el mundo del videojuego, pero sus integrantes, y principalmente su fundador, no ha aparecido de pronto del vacío galáctico para hacerse un hueco en la agenda de la industria: quien puso la primera piedra de Beethoven & Dinosaur, equipo australiano responsable de este proyecto, fue Johnny Galvatron, vocalista y guitarra principal del grupo de rock The Galvatrons. Tras la separación de la banda, su líder decidió buscar nuevos horizontes creativos que ya había explorado de refilón y se lanzó de cabeza a las turbulentas aguas del desarrollo de videojuegos.
Así nació la obra que nos ocupa, un título que es más fácil definir por su historia que por su jugabilidad: Francis Vendetti es un joven talento local atosigado por la larga sombra de su tío, Johnson Vendetti, una leyenda del folk que murió dejando tras de sí una legión de fans que ahora esperan que su sobrino sea la reencarnación de aquel estilo que tanto gustaba. Antes de su primer gran concierto, Francis se ve envuelto en una odisea espacial a través de lo más recóndito del cosmos, una aventura a lo largo de la cual el músico tratará de descubrir quién es realmente más allá del legado impuesto por el éxito de su tío.
Adiós pueblo natal, hola Cosmos Extraordinario
Si hubiera que ponerle una etiqueta a The Artful Escape quizás podríamos utilizar esa amplia de 'aventura narrativa', un género que abarca casi todo lo que suponga darle más importancia a lo que se cuenta que a lo que se juega. Le añadimos el apellido de 'musical' y lo sazonamos con algo de plataformeo y estilo surrealista en dos dimensiones para tener una imagen completa de este interesante videojuego que llega, además, editado por Annapurna Interactive. Durante las ocho horas que dura esta épica galáctica viviremos todo tipo de situaciones en planetas desconocidos de nombres impronunciables en los que habitan seres deformes, aunque lo que hay de fondo es una historia humana sobre la inseguridad, la identidad, el legado familiar, la creatividad y las ambiciones de futuro.
A lo largo de este viaje cósmico descubriremos un universo irreverente en el que la música lo mueve todo; ello nos llevará a protagonizar conciertos en bosques que se iluminan al son de nuestra guitarra holográfica, en los pasillos y rascacielos de ciudades abandonadas en mitad del desierto, o en el caparazón de una tortuga gigante mientras escapamos de un testarudo regidor obsesionado con la moda. Nada de lo que ocurre en The Artful Escape tiene más sentido que el de maravillar a la persona que se encuentra a los mandos ofreciéndole una sucesión de escenas bellísimas y espectaculares en las que Francis se expresa sin miedo, cambiando el folk estadounidense por un rock electrónico acompañado de láseres, humo y una puesta en escena despampanante; todo lo contrario a lo que representaba su tío.
De Bob Dylan a Ziggy Stardust
Cuando nos asomamos a las referencias que han servido como base a la premisa de The Artful Escape nos encontramos con grandes nombres de los que, en efecto, se nota el poso en el juego final: David Bowie es el más evidente de todos ellos, sobre todo con su disco The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars en el que dio a conocer a Ziggy Stardust, su alter ego. Eventualmente este juego nos pedirá que hagamos lo mismo, que demos rienda suelta a nuestra personalidad para convertir a Francis Vendetti en quien verdaderamente es, creando un nuevo personaje con su propio nombre y estilismo, aunque con un extravagante estilo musical que recuerda al glam rock.
Hay más influencias, por supuesto (Johnson Vendetti está claramente inspirado en Bob Dylan), pero no sólo en la música: los magníficos diálogos del juego y las situaciones que vivimos nos recuerdan a las que se pueden leer en Guía del autoestopista galáctico, novela de Douglas Adams, y su excelente adaptación cinematográfica. Junto a su peculiar estilo artístico (es impresionante a nivel visual, durante la partida hemos sacado casi 100 capturas de pantalla) y a la buena interpretación de sus personajes (tiene textos en castellano, pero voces en inglés con un elenco al que le dan vida actores como Michael Johnston, Caroline Kinley o Lena Headey), todos estos aspectos consiguen que The Artful Escape se convierta en un videojuego de atmósfera excepcional, con un carismático estilo único en su especie, disfrutable de principio a fin.
Sigue el ritmo a tu manera (más o menos)
Otra cosa es que en términos de jugabilidad The Artful Escape consiga encontrar su sitio. Como decíamos antes, enfocar a su faceta interactiva es más bien difícil porque no es algo en lo que parece que pretenda destacar. Básicamente lo que hacemos a lo largo del juego es hablar, correr y saltar en escenarios laterales y tocar en conciertos con una mecánica de ritmo similar a Simon, el famoso juguete musical. Aquí no hay retos, en realidad, sólo momentos en los que se nos piden ciertas acciones para seguir avanzando en la epopeya galáctica.
Hay puntos en los que parece que The Artful Escape quiere que nuestra interacción con su mundo sea creativa, que mientras saltamos a través de sus plataformas estemos más preocupados por ir tocando la guitarra que por calcular los saltos; eso es algo que está ahí, aunque no del todo bien explotado. En los conciertos, por ejemplo, tenemos que seguir el ritmo que nos marcan otros personajes, pero podemos hacerlo con el tempo y la intensidad que queramos. Hay un punto de libertad artística ahí, pero no termina de estar bien llevada; si fallamos una nota tenemos que repetir, y entre secuencia y secuencia no podemos expresar nuestra música, por ejemplo.
Eso no quita que ir deslizándonos por laderas coloridas de planetas exóticos mientras vamos despertando a bestias lumínicas no sea todo un espectáculo. Lo de que los riffs de guitarra ayuden a dar impulso en pleno salto es una idea fantástica que refuerza esos momentos de espectáculo. Pero al final todo parece mucho más conducido de lo que nos gustaría. Es casi un plataformas 2D sobre raíles en el que nuestras acciones tienen algo de efecto en el escenario, pero que casi nunca saben cómo hacernos partícipe de ello. No es que sea un juego automáticamente malo por no haber conseguido ofrecer esa libertad creativa para improvisar canciones mientras saltamos plataformas, sino que echamos en falta un punto extra en ese sentido, un paso más hacia la expresión sin barreras de las personas que tienen el mando en las manos.
Conclusiones
The Artful Escape es una maravilla cósmica, una genial aventura espacial en la que viajamos a lo largo y ancho de un peculiar cosmos para descubrir quién es en realidad Francis Vendetti. Podríamos pedirle algo más de libertad interactiva para que, como parece pretender, podamos ser partícipes de esta odisea de forma más clara y creativa; pero las carencias en lo jugable, aspecto en el que no destaca especialmente, quedan suplidas con su maravillosa historia, unos delirantes y surrealistas diálogos, una genial interpretación de voz (con un elenco de altura) y, por supuesto, con un espectacular apartado artístico que convierte a la primera obra de Beethoven & Dinosaur en todo un imprescindible para aquellas personas que deseen deleitarse la vista con preciosos escenarios en dos dimensiones y unos psicodélicos diseños de personajes. En realidad, este título no es ni más ni menos que lo que esperábamos que fuera cuando veíamos sus fascinantes tráilers, así que es complicado que decepcione a nadie que ya tuviera un interés previo en el proyecto.
Hemos realizado este análisis en PC con un código para Steam proporcionado por Fortyseven Communications.