Análisis Mario Kart Live: Home Circuit, un juguete con demasiadas limitaciones (Switch)
Mario Kart Live: Home Circuit es uno de esos juegos que traen bajo el brazo una idea fantástica, muy atractiva y original como pocas, pero que, por desgracia, a la hora de la verdad, acaban derrapando en su ejecución y nos dejan un sabor de boca muy agridulce. Un título que llega con la intención de combinar las carreras clásicas de Mario Kart con el mundo real a través de la tecnología de realidad aumentada y un juguete físico, pero que, a pesar de sus virtudes, adolece de tantísimas limitaciones que la diversión no tarda en diluirse hasta el mínimo tras un par de carreras.
Carreras caseras
Así pues, nos encontramos ante un juego de carreras muy especial en el que usaremos un pequeño coche radiocontrol con la forma de Mario o Luigi (dependiendo de la edición que compremos) que tiene una cámara integrada. A través de ella veremos en la pantalla de nuestra consola o en el televisor los lugares por los que pase el vehículo, pero gracias a la realidad aumentada el "juguete" cobrará vida y nos mostrará una versión virtual perfectamente modelada y animada de nuestros fontaneros favoritos. Evidentemente, al competir también veremos los límites del circuito, a nuestros rivales, los obstáculos de cada escenario, las típicas cajas de objetos de la saga, etcétera.
Como podréis suponer, esto nos abre la posibilidad de crear nuestros propios trazados en el salón de nuestro hogar o en cualquier habitación lo suficientemente amplia como para colocar los cuatro arcos de cartón que se incluyen junto al juego, unos accesorios importantísimos, pues en ellos podremos colocar las cajas de ítems y un buen montón de trampas que nos complicarán las cosas en cada vuelta. Además, para validar un circuito tendremos que pasar por todos ellos, así que son una pieza tan fundamental del producto como el propio kart.
De entrada, una de las cosas que más positivamente nos ha sorprendido han sido sus controles. El vehículo se maneja de maravilla y las sensaciones que transmite mientras jugamos son tan buenas como convincentes, ya que se comporta a la perfección ante todo lo que ocurre en pantalla, dificultándonos el control cuando conducimos en mitad de una tormenta de arena, deteniéndose cuando recibe un impacto, acelerando cuando usamos una seta o cargamos el miniturbo del derrape, etcétera. Si habéis jugado a cualquier otro Mario Kart os sentiréis como en casa (nunca mejor dicho), aunque claro, las físicas son mucho más simples y no podremos mantener los objetos en nuestra parte trasera para usarlos como escudo, pequeñas concesiones que se entienden por su naturaleza de juguete interactivo.
También nos ha gustado mucho la gran variedad de entornos que podemos escoger para nuestras carreras. En total hay 24 distintos y cada uno de ellos aplica diversos filtros visuales, añade trampas y obstáculos únicos e incluso modifica el terreno y las condiciones atmosféricas en las que competimos, lo que acaba afectando a la conducción del kart y le da mucha vidilla a un mismo trazado.
Otro de sus grandes aciertos lo tenemos en la posibilidad de modificar lo que nos encontraremos al pasar tras cada arco, pudiendo colocar cajas en ellos, monedas, plantas piraña, enemigos, turbos, etcétera, lo que en combinación con los entornos nos permite cambiar rápidamente y con suma facilidad las condiciones de los circuitos que diseñemos.
De hecho, el proceso de crear un trazado es sencillísimo y muy intuitivo, ya que únicamente deberemos colocar el kart frente a la primera puerta, y correr a través de las cuatro antes de volver al punto de salida. Una vez hayamos hecho esto, los lugares por los que hayamos pasado se convertirán en un circuito. Desde ahí, ya solo nos quedará escoger el entorno y los tipos de arcos que queremos.
Cortando las alas a la creatividad
Como veis, hasta aquí todo pinta estupendamente y estamos seguros que mientras leíais lo que os comentábamos vuestra imaginación echó a volar y se puso a idear todo tipo de locuras para diseñar grandes carreras en vuestro hogar. Lamentablemente, la realidad es muy diferente y no tardaremos en golpearnos duramente contra ella cuando intentemos llevar a la práctica la mayoría de nuestras ocurrencias.
Para empezar, nos encontramos con que la conexión con el vehículo va por WiFi y como tengamos demasiados dispositivos conectados a una red de este tipo (móviles, consolas, el propio televisor, etcétera) nos tocará lidiar con titubeos en la señal, lo que a veces incluso puede llegar a provocar que el trazado se "desplace" por la habitación. En teoría, el rango es de cinco metros, pero tampoco esperéis poder hacer una carrera a lo largo de varias habitaciones y pasillos, ya que las paredes afectan muy negativamente a la señal.
Estos inconvenientes no serían para tanto si al menos pudiésemos crear circuitos interesantes en nuestra habitación de juego, pero esto no es algo que nos vaya a resultar tan sencillo. Si vuestra intención era colocar sillas, mesas y otros obstáculos para que el kart pase por debajo y diseñar así algo único, ya os vamos avisando que el título suele situar las patas de estos objetos dentro del propio trazado, lo que trae consigo multitud de inconvenientes con el uso de ciertos objetos, como los Bill Bala. Por supuesto, esto es algo que también ocurre si diseñamos curvas muy cerca de determinados muebles.
Al final, con todo esto el juego nos acaba obligando a tener un espacio amplio y libre de obstáculos para correr, algo que en nuestro caso nos ha obligado a mover de sitio casi todos los muebles de nuestro salón para despejarlo. Por desgracia, o tenéis una habitación gigantesca para poder saliros de "la norma" o el espacio que os quedará será el justo para diseñar circuitos muy poco interesantes con forma circular, rectangular o en ocho. De hecho, también se echan en falta algunos arcos más, ya que los cuatro que se incluyen por defecto se antojan un poco escasos cuando disponemos de más terreno para jugar. Por supuesto, tampoco contéis con crear rampas o cualquier cosa que le dé un mínimo de verticalidad al circuito, ya que estos se crean a ras de suelo y el kart no tiene fuerza suficiente para subirlas.
Para rematar, tampoco es que venga precisamente cargado de contenidos, ya que los únicos modos con los que cuenta son Grand Prix (superar copas de tres carreras con los entornos y arcos predeterminados), Contrarreloj y Carrera personalizada. A esto hay que sumarle un modo multijugador local para hasta cuatro jugadores en el que cada piloto necesita su propia consola y su kart (no existe opción de pantalla dividida). Evidentemente, todas estas modalidades pueden ser jugadas en las cuatro cilindradas habituales (50cc, 100cc, 150cc y 200cc), las cuales modificarán la velocidad del kart, además del tradicional Modo Espejo. Aquí nos vemos obligados a comentar también que existe un sistema de progresión muy ligero que nos irá recompensando a medida que acumulamos monedas durante las carreras con nuevos diseños para nuestro personaje y el kart, así como sonidos para el claxon.
Finalmente, destacar lo bien que lucen todos los elementos de realidad aumentada, con unos personajes muy conseguidos y fantásticamente animados, mientras que en lo sonoro llama la atención la reutilización de la inmensa mayoría de temas de Mario Kart 8, unas melodías sobresalientes que animarán todas nuestras carreras.
Conclusiones
No vamos a esconder que Mario Kart Live: Home Circuit es un juego que nos ha decepcionado y del que esperábamos mucho más, ya que su premisa nos encanta y nos parece una idea tan interesante como original. Sin embargo, se trata de un producto con muchísimas limitaciones que no para de poner trabas a nuestra imaginación y creatividad, cargándose de lleno el que se supone que es su gran atractivo. Eso sí, os podemos asegurar que los más pequeños de la casa que estén todavía iniciándose en esto de los videojuegos van a disfrutar de lo lindo con él y que su función de "juguete" la cumple de sobra, así que puede ser una opción de compra muy interesante para regalarles estas Navidades. Para los demás, no pasará de ser una simple anécdota y un producto de coleccionismo de algo que podría haber sido mucho más de lo que finalmente fue.
Hemos realizado este análisis gracias a un pack de Luigi que nos ha proporcionado Nintendo.