Análisis Jet Kave Adventure, plataformas inspirado en Donkey Kong Country (Switch, PC, Xbox One, PS4, PS5)
Como suele ser habitual en la inmensa mayoría de las consolas de Nintendo, Switch posee un catálogo excelente relacionado con el género de las plataformas. Un estilo de juego muy tradicional que siempre ha brillado en las máquinas de la Gran N. La lista de imprescindibles pertenecientes a esta categoría es tremenda, capitaneada por Super Mario Odyssey en materia 3D y Donkey Kong Country: Tropical Freeze en su concepción 2D.
Precisamente esta última producción de Retro Studios (por cierto, ¿cuándo sabremos algo de sus nuevos proyectos?) ha servido como clara inspiración para dar vida a esta obra de carácter independiente que acaba de llegar a la tienda eShop de manera exclusiva, Jet Kave Adventure. Un título bastante entretenido y bien recreado que no brilla por su originalidad ni, la verdad, por nada en particular, pero que en global alcanza una calidad más que reseñable.
Plataformas clásicas muy variadas
Aunque es una norma no escrita, lo cierto es que tradicionalmente los juegos de plataformas, y más los de estilo clásico y jugabilidad 2D como es el caso, no suelen gozar de un guion o narrativa muy cuidados. Y en esta ocasión no se ha producido ninguna excepción, dado que la historia que está detrás de esta aventura plataformera no puede ser más mundana.
El protagonista es un cavernícola que, después de liderar a su tribu, los propios miembros de la misma le "invitan" a marcharse de su comunidad. Pero justo cuando eso sucede, un ovni sufre un accidente en un lugar cercano al paradero del protagonista. Y cuando nuestro primitivo personaje se acerca al lugar del siniestro lo que se encuentra es un alienígena que intenta liquidarle… sin suerte, dejando tras de sí un objeto no identificado. ¿De qué se trata? De un jet pack, un propulsor que se convierte en el mayor aliado de nuestro personaje para acabar con dicho alien de aspecto robótico, dado que su plan es arreglar la nave que ha estrellado… para lo cual debe provocar una erupción en un volcán, acto que también acabaría con la tribu del protagonista y con casi todo lo demás. Una trama simpática y poco más que, eso sí, sirve como telón de fondo para crear una aventura bastante amena.
El desarrollo del juego resulta muy variado e interesante, si bien no integra ninguna mecánica de juego novedosa. Básicamente, estamos ante un título que toma prestadas muchas características de la saga Donkey Kong Country (aunque con menos brillo, por supuesto), si bien a eso se añade el empleo del jet pack, un artilugio que nos permite efectuar una serie de acciones que, también, ya hemos disfrutado previamente en otros títulos similares.
Esta evidente falta de originalidad en el planteamiento global de la aventura no afecta negativamente a la diversión que nos proporciona, siendo un juego muy disfrutable desde el primer minuto que ponemos el pie en el mundo de carácter prehistórico que pone en liza esta obra. Eso es, porque se trata de uno de esos títulos que va implementando nuevas dinámicas a medida que progresamos, lo cual añade mucha frescura a cada partida.
La base sobre la que se asienta el juego es el plataformeo tradicional en 2,5D, es decir, que para superar cada fase debemos atravesar bajo un scroll lateral un mapeado más o menos extenso plagado de seres a los que podemos ir liquidando garrote en mano, obstáculos de todo tipo (ya sean rocas que se desprenden de la parte superior de los fondos o cactus dañinos, por ejemplo) y, por supuesto, muchos retos plataformeros. Y para solventar estos últimos contamos con el jet pack de origen alienígena que os comentamos hace un rato.
Gracias a este gadget es posible planear durante un tiempo limitado (el cual es marcado por su carburante, que se regenera automáticamente a los pocos segundos) por los escenarios, habilidad que nos permite alcanzar zonas y plataformas de otra forma inaccesibles. Pero también es fundamental para efectuar otras maniobras más llamativas, como propulsarnos unos metros en línea recta mientras el tiempo se ralentiza. Una acción que además de permitirnos llegar fácilmente a determinados puntos de los decorados, también resulta muy útil para acabar con los rivales, encontrar secretos ocultos, destrozar determinadas partes y elementos de los fondos o esquivar ataques rivales. La jugabilidad elemental que nos ofrece esta aventura se basa fuertemente en el empleo de este artilugio, y su funcionamiento y manejo es tan sencillo como preciso, algo fundamental en este tipo de producciones plataformeras.
Pero los desarrolladores han querido implementar más vida y diversidad a su producción, por lo que el desarrollo de cada fase suele depararnos alguna que otra sorpresa a modo de retos nuevos. Para empezar, los jefes finales tienen su protagonismo y de vez en cuando tenemos que acabar con medium y final bosses en combates no especialmente inspirados ni, para nada, espectaculares, pero que aportan dinamismo al juego. Más gracia poseen los niveles en plan persecución en los que tenemos que evitar que el enemigo de turno (y el scroll, por supuesto) den con nuestro protagonista, secciones bastante vibrantes que son de lo mejor que nos ofrece esta aventura.
Tampoco faltan los niveles más complicados del juego, aquellos en los que la base plataformera se transforma en un arcade de scroll tanto lateral como horizontal y nos invita a sobrevolar los escenarios a toda pastilla mientras esquivamos, uno tras otro, los numerosos elementos y rivales que van apareciendo a nuestro paso. Y todo sucede a una velocidad bastante respetable que pone a prueba nuestros reflejos, sobre todo en los últimos compases de la aventura.
Justamente estas fases añaden un picante especial al título, sobre todo en cuanto a su dificultad se refiere, otorgando a la aventura un nivel de reto bastante superior al que experimentamos en las fases de desarrollo tradicional. Los más de 35 niveles que ostenta el juego pueden ser superados en unas tres o cuatro horas (una o dos más si vamos a por los coleccionables), y el primer mundo al completo (que está conformado por nueve fases) es un paseo. Es cierto que en los niveles finales la curva de dificultad se torna algo menos permisiva con nuestros errores, pero dado que cada fase posee un buen número de puntos de control, tampoco es que sea el título más complicado de superar del mundo ni, menos todavía, el más extenso. Pero sí que es bastante ameno mientras dura, y además su precio es bastante bajo.
En materia técnica, sin ser un título sobresaliente sí que posee un acabado visual bastante llamativo, sobre todo en lo relativo a la concepción de sus escenarios. A lo largo de nuestro viaje prehistórico es posible visitar desde playas a templos, zonas de aspecto desértico, bosques y demás localizaciones, las cuales han sido recreadas con bastante acierto y todas ellas muestran un colorido sensacional. Cuatro grandes zonas que acogen multitud de lugares distintos. El sonido no es tan bueno, más que nada porque los efectos son algo escasos y la banda sonora repite algunos de sus temas con demasiada frecuencia, pero tampoco llegan a resultar molestos.
Una aventura plataformera entretenida pero corta
No es el título más original ni sorprendente del mundo, pero sí que resulta muy ameno a poco que os gusten este tipo de propuestas, especialmente las protagonizadas por Donkey Kong y sus amigos, franquicia de la que esta producción indie toma prestadas bastantes de sus ideas. Técnicamente es más que solvente, el control del protagonista es muy bueno y el desarrollo goza de la suficiente variedad como para no caer en la monotonía. Podría haber incluido un mayor número de niveles, se echa en falta la presencia de un hub central en forma de mapamundi o algo similar y su nivel de dificultad, salvo momentos concretos, es medio-bajo. Pero a pesar de sus defectos, es un juego interesante y una buena adición al catálogo de juegos de plataformas de Switch, muy completo en esta materia.
Hemos realizado este análisis con un código proporcionado por PR Outreach.