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PS5, PC, XSX:
PS4, XBOne:
FICHA TÉCNICA
Producción: EA Swiss Sarl
Distribución: Electronic Arts
Precio: 79.99 €
Jugadores: 1
Formato: Blu-ray
Textos: Español
Voces: Español
Online: No
ANÁLISIS

Análisis Star Wars Jedi: Survivor, una de Cal y otra de arena (PS5, PS4, Xbox One, PC, Xbox Series X/S)

Cal Kestis regresa con una entretenidísima aventura repleta de contrastes cuyas virtudes acaban imponiéndose a sus defectos.
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Actualizado: 11:36 1/5/2023
Análisis de versiones PS5, PS4, Xbox One, PC y Xbox Series X/S.

Star Wars Jedi: Fallen Order fue un juego importante. No solo hablamos de un título de aventuras muy divertido que nos llevó al universo creado por George Lucas como nunca antes, sino también de una obra con la que los fans mandaron un mensaje claro y contundente a EA: queremos más juegos de Star Wars para un solo jugador. Evidentemente, este mensaje se materializó en unas ventas muy positivas, gracias a las cuales Star Wars Jedi: Survivor, su secuela, es hoy una realidad. Una continuación que, a pesar de sus errores, ha conseguido que volvamos a pasarlo en grande viviendo montones de aventuras en una galaxia muy, muy lejana.

Videoanálisis y nota de voz

A continuación podéis ver nuestro análisis en vídeo, en el que os contamos qué nos ha parecido y podéis ver cómo luce el juego en su versión de PS5:

También podéis escuchar la nota de voz, en la que os contamos en un breve audio qué nos ha parecido:

La búsqueda de Tanalorr

Así pues, la historia de este nuevo juego se sitúa cinco años después de los hechos que tuvieron lugar en la primera entrega, un periodo comprendido entre los episodios III y IV en el que el Imperio gobernaba todo con mano de hierro. Una vez más, volveremos a encarnar a Cal Kestis, un joven Jedi que ha dedicado el último lustro a batallar sin descanso contra este tiránico régimen en una lucha obsesiva y desesperada que ha acabado por curtirlo y agriar su caracter.

Las secuencias de vídeo están muy trabajadas y dirigidas con mucho gusto.

A partir de aquí, comienza un guion que nos llevará a explorar varios planetas buscando la forma de llegar a un mundo mítico conocido como Tanalorr del que no daremos más detalles. Por desgracia, la trama como tal no nos ha terminado de convencer, ya que es demasiado simple y tiene muchos elementos desaprovechados que daban para muchísimo más. Eso sí, es justo decir que remonta en el tramo final, planteando algunos giros que nos pillaron por sorpresa y que enriquecen la narrativa al tratar temas muy interesantes relacionados con los conflictos internos de los personajes y lo que eso les lleva a hacer, dándole a la obra un toque más maduro y un tono considerablemente más oscuro de lo que vimos en su predecesor.

Lo que sí que sigue destacando son sus personajes. A excepción de uno de los grandes villanos de la función, todos ellos desbordan carisma y las relaciones e interacciones que tienen entre ellos nos han gustado bastante, creando una dinámica de grupo fantástica que ha conseguido que nos volvamos a enamorar de sus protagonistas. Además, la evolución que sigue cada uno nos ha parecido más que satisfactoria y creíble.

De aventuras por la galaxia

Centrándonos ya en lo que es su jugabilidad, lo primero que tenemos que destacar es que nos encontramos ante una secuela muy continuista cuyo objetivo es el de mejorar y ampliar lo visto en su predecesor. De este modo, volveremos a disfrutar de una aventura de acción en tercera persona en la que deberemos explorar una serie de escenarios interconectados mientras plataformeamos, resolvemos puzles, combatimos enemigos, abrimos atajos y adquirimos nuevas habilidades a medida que progresamos en la historia, gracias a las cuales podremos llegar a sitios y secretos previamente inaccesibles.

Aunque no hay niveles como tal, al eliminar enemigos conseguiremos puntos de experiencia que irán llenando una barra. Si la completamos, obtendremos un punto de habilidad.

Como veis, la estructura se ha mantenido intacta y no se ha adulterado la fórmula con elementos innecesarios como equipo o subidas de nivel, por lo que todas las mejoras que reciba nuestro personaje las obtendremos explorando y mediante los puntos de habilidad que invirtamos en nuestros árboles de habilidades.

Algo que llama mucho la atención es que ahora hay un par de planetas que tienen grandes zonas abiertas por las que nos podemos mover, lugares muy amplios que rompen con la estructura de pasillos y caminos más o menos lineales del resto del juego para darnos un mayor grado de libertad. Esto funciona de un modo similar a lo visto en la última entrega de God of War y lo cierto es que nos hemos divertido mucho explorando, ya que suelen haber retos y secretos interesantes por todos lados que nos incentivan a recorrerlas de cabo a rabo. A veces, simplemente encontraremos un grupo de enemigos o puzles, otras daremos con poderosos jefes y minijefes, en ocasiones incluso nos toparemos con misiones secundarias y si tenemos suerte podremos dar hasta con una zona completamente nueva repleta de cosas muy jugosas para hacer.

Por supuesto, al tener una mayor extensión, se han incluido monturas (las cuales también son necesarias para llegar a ciertos lugares) y la utilísima opción de teletransportarnos entre los diversos puntos de control que hayamos desbloqueado. A pesar de todo esto, tenemos que dejar bien claro que, a efectos prácticos, sigue siendo un juego relativamente lineal y con un desarrollo que bebe mucho de lo visto en títulos como Sekiro: Shadows Die Twice o Dark Souls, donde tendremos que avanzar por un único camino principal superando retos, abriendo atajos e intentando llegar al siguiente punto de control para descansar y recuperarnos (lo que, a su vez, recargará nuestras cargas curativas y hará que los enemigos reaparezcan), por lo que las áreas abiertas suelen estar enfocadas en el contenido secundario. Si nos centramos en avanzar en la trama, apenas pasaremos tiempo en ellas y solo actuarán como lugares de paso.

Los desafíos de las grietas pueden ser de combate o de habilidad. Los primeros no nos han gustado nada, pero los segundos tienen un diseño increíble que da lugar a unas fases de plataformas sobresalientes.

Ya que hemos mencionado el contenido opcional, decir que se ha mejorado bastante respecto a lo que vimos en Fallen Order, proponiéndonos actividades mucho más interesantes que nos llevarán a cazar a cazarrecompensas, a hacer frente a bestias legendarias, a enfrentarnos a pruebas de combate y habilidad en el interior de unas grietas, a adentrarnos en unos antiguos santuarios donde tendremos que superar unos rompecabezas fantásticamente diseñados al más puro estilo The Legend of Zelda y mucho más. Ojo, no todo es igual de interesante, ya que aquí también se incluyen objetivos mucho más anodinos como conseguir semillas para plantarlas en un jardín, participar en un minijuego de tablero muy desangelado, reclutar gente para nuestra cantina del planeta Koboh (un lugar que sirve como nuestra base de operaciones) o encontrar a un pescador en diversos sitios para aumentar nuestra colección de peces.

Quizá el mayor problema que encontramos aquí vuelve a ser el mismo que ya tuvimos con la entrega original: sus recompensas. Por suerte, esta vez no consistirán en diversos tipos de ponchos, sino en montones de elementos de personalización como piezas para nuestro sable láser, peinados, ropas y modelos para nuestro fiel BD-1, el robot que siempre nos acompaña y que se encarga de ayudarnos con sus habilidades únicas, como su capacidad para escanear o piratear, además de otras tantas nuevas que aprenderemos a medida que progresemos.

Todos estos elementos de personalización son puramente estéticos y aunque sean más atractivos que en el juego anterior, sigue resultando un poco decepcionante superar un gran desafío para recibir algo que probablemente ni vayamos a usar. Eso sí, hay muchos más lugares donde mejorar nuestras barras de vida y Fuerza, así como donde conseguir puntos de habilidad y aumentar nuestro máximo de cargas curativas, por lo que explorar sale más a cuenta que antes, ya que es muy probable que por el camino acabemos encontrando este tipo de cosas.

Los santuarios esconden los mejores puzles del juego. Merece mucho la pena buscarlos solo por el placer de resolverlos.

En general, la exploración y el plataformeo son las dos cosas que más nos han gustado de todo el juego, las cuales guardan una estrechísima relación entre sí. El diseño de niveles es muy bueno, pues hace conexiones con bastante lógica e incentiva constantemente el backtracking para que volvamos a sitios y desbloqueemos nuevas rutas tras conseguir nuevos poderes, pero al mismo tiempo es capaz de crear todo tipo de retos para que en nuestro avance nunca dejemos de usar nuestros poderes de la Fuerza para resolver rompecabezas y superar abismos.

Esto último ya era divertido en Fallen Order, ya que nos obligaban a correr por las paredes, realizar saltos dobles, usar el escenario en nuestro favor y encadenar todo tipo de maniobras, pero en Survivor se ha llevado al siguiente nivel con la introducción de nuevas habilidades, como un gancho, un impulso aéreo que nos permite atravesar ciertos campos de fuerza y otras tantas que tendréis que descubrir. Esto no solo nos permitirá movernos mucho más rápido por los niveles, sino que también ha permitido a Respawn Entertainment desmelenarse y crear secciones muy espectaculares en las que podemos pasarnos más de un minuto sin tocar el suelo mientras encadenamos todo tipo de acrobacias para llegar a diferentes sitios.

Al explorar podremos encontrar una serie de ventajas con las que nos podemos equipar, aunque las mejoras que nos otorgan no suelen notarse demasiado a excepción de unas pocas de ellas.

Como decimos, el "plataformeo" es simplemente sobresaliente, lo que sumado al buen diseño de niveles que hemos comentado con anterioridad, acaba por conseguir que el hecho de explorar y moverse por sus escenarios resulte divertido en sí mismo. De hecho, es una faceta tan importante del conjunto que vamos a tener que sacarle partido incluso para resolver algún que otro puzle, los cuales, por cierto, son muy ingeniosos y satisfactorios de resolver, ya sean opcionales u obligatorios. Sobre esto último, cabe destacar lo bien integrados que están con el entorno y las formas tan originales que tienen de hacernos usar nuestros poderes para dar con la solución, aunque nuestra capacidad de observación también jugará un papel fundamental, ya que muchas veces la respuesta está escondida a simple vista.

Unos combates que no terminan de convencer

Y así llegamos hasta el que es, sin lugar a dudas, el gran talón de Aquiles del juego: sus combates. Mientras que explorar, plataformear y desentrañar rompecabezas se traduce en una experiencia muy placentera e indudablemente divertida, no podemos decir lo mismo de la acción como tal. La base es muy parecida a la del primer juego, proponiéndonos luchar con unos controles muy simples donde las esquivas y los bloqueos son fundamentales mientras usamos la Fuerza y atacamos con nuestro sable láser pulsando un botón de ataque básico y otro cuya acción dependerá del estilo de combate que usemos de entre los cinco que tendremos disponibles (sable individual, sable doble, dos sables y los nuevos de sable con bláster y mandoble).

Por supuesto, también regresa la barra de postura al más puro estilo Sekiro: Shadows Die Twice, la cual tendremos que reducir a cero para que los enemigos queden expuestos durante unos segundos que podremos aprovechar para hacerles daño. Evidentemente, lo mismo nos puede pasar a nosotros si defendemos demasiado.

Entonces, si es casi lo mismo pero con dos estilos de combate adicionales, nuevos poderes de la Fuerza y algún que otro movimiento nuevo, ¿qué es lo que falla? De entrada, el título se centra mucho en los enfrentamientos contra numerosos enemigos, los cuales acaban resultando extremadamente caóticos en el mal sentido de la palabra, ya que sus mecánicas estaban originalmente diseñadas para enfrentamientos individuales y contra grupos más reducidos.

Esto da como resultado que veamos enemigos por todas partes corriendo y atacando a lo loco mientras nosotros terminamos por hacer lo mismo para intentar quitarnos de encima primero a quienes nos atacan a distancia y posteriormente lidiar con el resto de rivales con el fin de intentar separarlos un poco.

Solo podemos 'equiparnos' dos estilos de combate a la vez. Para cambiarlos, tendremos que ir a un punto de control.

De todos modos, las cosas al luchar en duelos de uno contra uno tampoco mejoran demasiado, ya que hay muchas imprecisiones y las animaciones están tan mal medidas que no terminan de indicar del todo bien al jugador qué es lo que va a hacer el enemigo ni cuándo, por lo que cuesta mucho aprender los momentos exactos en los que tenemos que levantar la defensa para hacer una parada, así como saber por qué hemos cometido un error cuando nos golpean, dando como resultado un intercambio de golpes a los que les faltan finura, pulido y contundencia, algo que se hace especialmente evidente al hacer frente a grandes monstruos.

Curiosamente, en la recta final hay unos cuantos jefes que suben mucho el listón, planteándonos unas batallas más tradicionales y con unos patrones mucho más definidos en los que nuestra principal prioridad será aprendernos sus secuencias de ataques y golpes imparables para saberlas bloquear y esquivar, lo que también conllevará reducir sus barras de postura si lo hacemos bien. Siguen sin ser ninguna maravilla , pero se nota que es en este tipo de combates donde las mecánicas del juego encajan mejor. Además, son muy espectaculares, tienen varias fases y cuentan con un punto de dificultad muy estimulante.

En la cantina de Koboh podremos relajarnos charlando, escuchando rumores, participando en minijuegos y accediendo a ciertas tiendas exclusivas. A medida que conozcáis gente, irá creciendo y estará cada vez más concurrida.

En total, completar la historia es una tarea que debería llevaros entre 15 y 18 horas si no os entretenéis demasiado con el contenido secundario, aunque si queréis haceros con el 100% la cifra se dispara fácil hasta las 35 y 40 horas, ya que hay muchísimos coleccionables por conseguir.

Un buen espectáculo con un rendimiento mejorable

Finalmente, llegamos a uno de los puntos más controvertidos del juego: su apartado técnico. El salto visual respecto a su predecesor es bastante notable, algo que se nota en unos escenarios más detallados, grandes y amplios, unas texturas más trabajadas, unos modelados mucho mejores, buenos efectos visuales y unas secuencias de vídeo mimadísimas, por no hablar de algunos momentos brutalmente espectaculares que nos han recordado a lo que cabría esperar de un Uncharted.

El juego tiene momentos muy espectaculares.

Sin embargo, esto se contrapone a unas animaciones que dejan mucho que desear y a un rendimiento frustrantemente irregular al que le cuesta mantenerse mínimamente estable. Que funcione mejor o peor suele depender mucho del sitio en el que nos encontremos y de la carga gráfica que haya en pantalla, por lo que en interiores suele funcionar relativamente bien, aunque en espacios abiertos la experiencia puede ser incluso mareante por lo mucho que baila la tasa de imágenes por segundo.

El problema es que esto es algo que afecta a sus dos modos de vídeo en PS5 (la versión que hemos podido probar), calidad y rendimiento, siendo este último un auténtico drama que nos ha llevado a evitarlo en la medida de lo posible. A la más que evidente bajada de resolución que emborrona bastante la imagen tenemos que sumarle una enorme pérdida de calidad visual, con una distancia de dibujado mucho más limitada, peores texturas y un tearing brutal que hace que casi todo el rato estemos viendo la pantalla partida. Si al menos consiguiese mantener las 60 imágenes por segundo podría merecer la pena, pero el framerate se vuelve mucho más inconsistente y al producirse bajadas mucho mayores, estas se hacen bastante más notorias.

Esta ha sido nuestra experiencia de juego tanto sin su parche día 0 como con él y queremos creer que en futuras actualizaciones será algo que se acabe arreglando, pero ahora mismo este es el estado del título en consolas. Al menos, no hemos sufrido apenas bugs más allá de algún que otro error puramente visual que no afecta a la partida como tal.

Aunque son dos los planetas principales en los que pasaremos más tiempo, también hay unos pocos adicionales con un tamaño mucho más reducido.

Por último, comentar que la banda sonora es increíblemente buena y capta a la perfección el estilo musical de Star Wars, además de permitirse el lujo de reutilizar y versionar algunos temas míticos que cuando suenan están cargados de significado, lo que ayuda a engrandecer su narrativa. Los efectos siguen esta misma y excelente línea mientras que el doblaje nos llega en español con un resultado notable, aunque si lo preferís, existe un selector de idiomas que os permitirá jugar en inglés con subtítulos para disfrutar de las increíbles interpretaciones de sus actores originales.

Conclusiones

Star Wars Jedi: Survivor es un juego de contrastes en el que acaba pesando lo bueno sobre lo malo. Se trata de una aventura divertidísima y entretenida como ella sola que sabe deleitarnos con una exploración fantástica, un buen diseño de niveles, puzles muy variados e ingeniosos, un contenido secundario bastante trabajado y que merece que le dediquemos nuestro tiempo y, sobre todo, un plataformeo brillante que protagoniza los mejores momentos y retos de todo el conjunto. Virtudes que se ven lastradas por unos combates que no terminan de despuntar, unas animaciones muy mejorables, un rendimiento tremendamente irregular y una historia que no remonta hasta el final. A pesar de todo, es un título que merece mucho la pena y con el que nos lo hemos pasado en grande, así que si te gustó su predecesor, te apasiona Star Wars o simplemente disfrutas de una buena aventura, aquí encontrarás una obra a tener muy en cuenta.

Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga para PS5 que nos ha proporcionado Apple Tree.

Redactor

NOTA

8

Puntos positivos

La exploración, el plataformeo, los puzles y el diseño de niveles.
El contenido secundario está muy trabajado.
El tramo final de la aventura. Sus personajes.

Puntos negativos

Los combates no consiguen brillar ni ser del todo satisfactorios.
El rendimiento.
La historia no remonta hasta el final.

En resumen

Una divertida y entretenidísima aventura de Star Wars repleta de contrastes en la que sus virtudes se acaban imponiendo a sus defectos.