Análisis REYNATIS, un RPG inspirado en Final Fantasy Versus XIII con acción, magia y una Shibuya moderna (PS5, PC, Switch, PS4)
FURYU Corporation se está posicionando como una desarrolladora de RPGs de bajo presupuesto con títulos como The Legend of Legacy HD Remastered, Crymachina, Trinity Trigger, Monark o The Caligula Effect 2, por citar sólo algunos ejemplos recientes. Suelen ser más o menos entretenidos, con limitaciones claras en aspectos técnicos e incluso jugables, pero también con el encanto de los JRPG de la era 128 bits. Eso sí, no son para todo el mundo, exige tener una sensibilidad por estas aventuras rotundamente modestas.
Reynatis es la última colaboración entre FuRyu y Natsume Atari, y encaja bien en lo que podríamos esperar de pasados trabajos de las desarrolladoras, aunque está por debajo de las expectativas que se habían creado con el proyecto. Basta nombrar a algunos de los responsables detrás del juego: Kazushige Nojima -guionista que ha participado en múltiples Final Fantasy, entre ellos FF VII y sus spin-off, VIII, X, XIII, XV- o la compositora Yoko Shimomura (Kingdom Hearts, FF XV, Parasite Eve, entre otros juegos-. Por si fuera poco, el director Takumi Isobe ha confesado que una de las inspiraciones de Reynatis son Kingdom Hearts y Final Fantasy, así que el interés por ver una especie de reinvención del cancelado Final Fantasy Versus XIII "versión AA" resultaba muy apetecible.
Aunque Versus XIII fue rehecho en Final Fantasy XV, el tráiler de su presentación dejó huella en muchos fans. Esa estética urbana y la magia en un mundo "realista" se perdieron con el juego que nos llegó en 2015, y eso es justo lo que perseguía Isobe con Reynatis, un RPG con "algo más" que guiños al mundo que nos proponía el teaser CGI. El resultado es un batiburrillo entre Kingdom Hearts, FF Versus XIII y The World Ends With You –con el que hay colaboración- muy limitado por la experiencia o recursos de las desarrolladoras. Puede tocar la fibra de algunos jugadores de JRPG, pero queda lejos de su promesa.
"Una fantasía basada en la realidad"
Reynatis se ambienta en Shibuya, Tokio. Cualquier aficionado a juegos nipones habrá recorrido sus calles virtuales en varias ocasiones: se ha convertido en una parada obligatoria cuando hablamos de aventuras japonesas con temática moderna. El director lo justifica por tratarse de un lugar especial y representativo de Japón, en constante cambio: cada vez que lo visitas, algún edificio o tienda es diferente. Aquí la magia está prohibida, y los magos son perseguidos, por lo que deben mantener un perfil bajo y oculto en la sociedad. Nadie sabe quién puede utilizar la magia y quién no.En este contexto se nos presenta a los dos personajes principales. Marin Kirizumi es un joven con poderes mágicos que ha vivido la opresión y ahora busca obtener un poder que le permita ser el mago más poderoso, conseguir la ansiada libertad, mientras que Sari Nishijima utiliza su poder por el orden y la justicia, luchar contra las drogas ilegales que convierten a la gente en monstruos.
Dos personalidades opuestas en el hervidero de Shibuya, donde diversas organizaciones campan a sus anchas.
Una pena que esta trama caiga rápidamente en los tópicos del anime, sin profundizar realmente en algunos de sus personajes, como Marin -caso grave al tratarse de uno de los protagonistas-. No es que los referentes de Reynatis se libren de esta crítica, pero esperábamos más de un juego que tenía la oportunidad de destacar por encima de la media en este aspecto para compensar las carencias que encontramos en el resto de apartados.
Reynatis es un juego de acción, como no podía ser de otra manera: quiere dar la espectacularidad de combates rápidos, combos en el aire y evasiones ágiles a los que aspiraba Versus XIII. Una vez se inicia un combate tenemos dos modos: Suppressed y Liberated, que están pensados para la estrategia defensiva y ofensiva respectivamente. Si deseas atacar y activar tus magias de daño, se activa la fase Liberated con un consumo de MP; por tanto, tendrás oportunidad de realizar unos cuantos ataques antes de agotar su energía. En el modo Suppressed en cambio se facilita evitar los proyectiles –el tiempo se para un instante- e incluso realizar una defensa perfecta para evitar el daño y recuperar una gran cantidad de MP.
Este sistema convierte el combate en un baile con ráfagas cortas de ataques y retiradas, contraataques y habilidades que iremos desbloquean con el progreso de las misiones secundarias. Una vez el juego empieza a abrir todas sus opciones de personalización se introducen compañeros jugables y entramos en su mecánica, Reynatis demuestra que tiene unas batallas interesantes que sorprenderían más con un gameplay pulido. Hay combos aéreos, ralentizaciones al estilo Matrix y hechizos mágicos: justo lo que apuntaba en proyecto cancelado/reconvertido de Square Enix.
Estos dos modos también son válidos para la exploración en Shibuya, pero con consecuencias. En Suppression -que es el estado normal- somos un ciudadano más que habla con personajes, consigue nuevas misiones, mientras que en Liberation llamamos la atención y nos perseguirá una fuerza de élite, algo que puede ocurrir con un nivel de estrés alto. Dicho esto, de vez en cuando visitaremos unos mundos alejados del asfalto, las tiendas y luces de Shibuya, es el mundo Another, unas anodinas mazmorras lineales con sus monstruos y jefes.
Todas estas buenas intenciones no están bien plasmadas en Reynatis, que falla en algo teóricamente tan básico en este juego como es la propia Shibuya. Es un simple decorado para conseguir esas misiones y progresar en la historia, sin el supuesto bullicio de las calles reales. Muchas de las características y mecánicas del juego apenas tienen impacto real -la del nivel de persecución es un buen ejemplo-, se intuye cuál es el objetivo buscado, pero parece que se encuentra en una beta. Definitivamente Furyu tuvo mejores resultados con The Caligula Effect 2 y Crymachina, proyectos más sencillos y manejables para el estudio.
Una Shibuya en horas bajas
No debería ser una gran sorpresa si decimos que Reynatis es un juego con unos gráficos muy, muy justitos, incluso para lo que serían sistemas de hace dos generaciones. Si bien esto se puede paliar con una dirección artística cuidada –a Atlus, por ejemplo, le suele funcionar-, aquí tenemos unos personajes que bien podrían ser bocetos de Tetsuya Nomura, no necesariamente malos, pero que caen en la copia con poca personalidad. Además no estamos seguros de que todas las quejas visuales se puedan achacar a temas técnicos: Yakuza en PlayStation 2 derrochaba una vida aquí inalcanzable.
La banda sonora de Shimomura se reconoce ligeramente por las notas de piano, pero parece hecha con descartes de algún trabajo anterior, sin la épica de sus mejores piezas. Y si eso patina, aunque sea ligeramente, nos da una idea de lo modestísimo que es este juego que nos llega con textos en inglés, con fallos de una cámara incómoda en lugares estrechos, escenarios –urbanos o no- monótonos y constantes interrupciones para cargas que eliminan la sensación de un mapa continuo. Nada especialmente grave, pero que saca constantemente de su ambientación.
Conclusiones
Reynatis entra en el perfil de RPG que Furyu y otras desarrolladoras han encontrado como nicho: historias con influencias del anime, algún punto curioso en el gameplay –el combate tiene su chispa- y un planteamiento que para bien para bien y para mal, nos lleva al rol diseñado hace dos décadas. No es algo necesariamente negativo, a fin de cuentas hay multitud de RPG de esa época más divertidos que las superproducciones actuales, pero la irregular ejecución es un problema que termina restando varios muchos en la valoración. No es el mejor juego de Furyu, y desde luego queda lejos de ese Versus XIII que muchos imaginamos en 2006.
Hemos realizado este análisis en PS5 gracias a un código proporcionado por Bandai Namco.