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Fecha de lanzamiento:
PS5, PC, XSX, PS4, Switch, XBOne:
También en: DC PC XSX PS5 PS4 Switch XBOne
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Tate Multimedia
Producción: Tate Multimedia
Distribución: Tate Multimedia
Precio: 29,99 €
Jugadores: 1
Formato: Blu-Ray
Textos: Español
Voces: Inglés
Online: -
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Análisis de Kao the Kangaroo, un plataformas 3D nostálgico, simpático y tradicional (PS5, Xbox Series X/S, PS4, Switch, Xbox One, PC)

Kao the Kangaroo es un plataformas 3D clásico, pero con un muy bien llevado apartado gráfico que lleva el peso de la obra. Os contamos qué nos ha parecido la vuelta de este simpático canguro.
Análisis de versiones PS5, Xbox Series X/S, PS4, Switch, Xbox One, PC.

Kao the Kangaroo es una serie de videojuegos de plataformas en tres dimensiones que se debutó en el año 2000 con su primera entrega para ordenadores y Dreamcast, así como con una adaptación en dos dimensiones para Game Boy Advance. Nació después de la llegada de las grandes mascotas del género, por eso su nombre nos suena menos que el de Crash Bandicoot, Croc o Banjo-Kazooie. También porque era un producto mucho más humilde de escasa acogida (hace un par de años supimos que entre todos los juegos de la saga habían vendido 700.000 copias) que no logró permanecer en el imaginario colectivo con la fuerza de otras licencias.

No parece que esa falta de reconocimiento haya importado en absoluto a Tate Multimedia, estudio polaco que no sólo se encargó de los primeros juegos de la saga sino que también la ha resucitado tanto reeditando los clásicos en Steam como con una nueva entrega: el Kao the Kangaroo que podemos jugar ahora en PS5, Xbox Series X/S, PS4, Xbox One, PC y Switch es una especie de reboot de los originales. Aprovechando los avances técnicos que se han dado desde la publicación del primer juego, el canguro protagonista se embarca en una aventura completamente nueva, con gráficos actualizados, nuevas mecánicas, personajes con mayor peso argumental… Eso sí, la esencia de la fórmula se mantiene intacta, ofreciéndonos un plataformas 3D al estilo tradicional, poco innovador pero de lo más divertido.

Pura nostalgia de los dosmiles

Con sólo ver un par de vídeos de Kao the Kangaroo nos queda clara su propuesta: es un plataformas en tres dimensiones de toda la vida, lo que conlleva mucho salto, combate contra enemigos, puzles integrados en el entorno y, en esta ocasión, habilidades especiales que se utilizan tanto en la acción como para resolver los acertijos. A eso hay que sumarle las habituales monedas, los caminos secretos, desafíos opcionales y desbloqueables como las clásicas letras que conforman el nombre del personaje (KAO) ocultas en el escenario. Jugar a este título en 2022 es toda una bofetada de nostalgia para quienes nos criamos con obras del estilo; nada ha cambiado al ponernos a los mandos, las manos se mueven solas, sabemos qué tenemos que hacer, qué botones pulsar y en qué recovecos del mapa mirar para encontrar un secreto.

En una industria tan obcecada con la innovación, encontrar un lugar común como este se hace hasta raro: Kao the Kangaroo consigue recrear la imagen de este género que nos hemos formado en nuestra cabeza, aunque revisitando las obras originales nos demos cuenta de que no eran exactamente como nos las imaginábamos. Su tradicional esquema de controles casa a la perfección con unos movimientos muy bien conseguidos y representados con un apartado audiovisual que le sienta de maravilla; es el juego que Tate Multimedia habría hecho en el año 2000 si hubiera tenido los medios tecnológicos que se tienen ahora, ni más ni menos.

La aventura comienza en la aldea, un 'hub' central desde el que partimos en busca de nuestra hermana desaparecida.

Sin novedades que salten a la vista

Todo el foco está puesto en aprovechar los avances tecnológicos de estos 20 años, obviándose casi por completo otro tipo de evoluciones que ha vivido la industria. Lo notamos, sobre todo, en el diseño: es un juego de corte tradicional, lo que significa que tanto su estructura narrativa como el propio diseño de los niveles va a tener la vista puesta en el pasado y no en el futuro. Aquí es donde más molestan los lugares comunes en los que reposa su idea: alguien con experiencia en estas lindes no va a encontrar novedades estimulantes que saquen provecho de las estructuras tradicionales, sino momentos, situaciones y enemigos que ya habrán visto en más de una ocasión.

Incluso en lo que respecta al diseño de las diferentes zonas que visitamos, a las que accedemos desde una apacible aldea de canguros que funciona como hub central, caen también en ese tipo de generalidades que no le hacen ningún bien al conjunto: hay zonas de nieve, cuevas de fuego, junglas misteriosas… Todo esto lo hemos visto ya anteriormente, lo que también sucede con las habilidades de Kao: además de los ataques básicos de los guantes de boxeo, estos también se pueden impregnar de ciertos poderes elementales que nos ayudarán más en puzles del escenario que en los combates. Fuego, hielo, planta… Nada nuevo, tampoco aprovechado con inteligencia: todo responde y se utiliza tal y como te imaginas.

Una de Kao y otra de arena

Sin embargo, todo esto queda en segundo plano cuando nos dejamos llevar por la simpatía que derrocha Kao the Kangaroo. Ya no sólo es que su dirección artística sea lo suficientemente atractiva como para llevarse el peso de la obra, destacando sobre todo la exuberancia de la decoración y efectos especiales, sino que además nos lleva de la mano con gracia y nos cuenta que pese a ser bastante simplota logra hacer que le cojamos cariño a sus personajes. No dura más de cinco horas y su nivel de dificultad es más bien bajo, convirtiéndose en un juego fresquito al que entrarle sin prejuicios, con la única intención de pasar un buen rato rememorando la esencia de un género en alza.

Por supuesto tiene sus partes negativas, la mayoría fruto de su naturaleza de producción de no muy alto presupuesto: se le ven las costuras por todas partes, tiene unos cuantos bugs gráficos (que afortunadamente no impactan negativamente en el progreso), hay cierta carencia de reactividad en nuestras acciones y sus cinemáticas (subtituladas al español) llegan a ser bastante estáticas. El apartado sonoro es también otra de sus debilidades, con una música que no consigue capturar el tono aventurero del juego y no se adapta a los requisitos de cada ocasión; en ese sentido, eso sí, podemos destacar positivamente las interpretaciones en inglés de cada personaje, muy bien llevadas y acotadas a sus personalidades.

Visualmente es muy bueno, no tiene nada que envidiar a otras propuestas actuales del género.

Conclusiones

Sabemos a lo que venimos a este Kao the Kangaroo: su propuesta es la de un plataformas en tres dimensiones de corte tradicional, tal y como si jugásemos a uno de hace 20 años con un filtro modernizador. Bien podría venderse como remake si fuera una obra más reconocida o asociada con los juegos originales, pero es una aventura completamente nueva que no requiere tener ningún tipo de relación con la saga, afortunadamente. Destaca por lo exuberante de su apartado artístico, que nos brinda atractivos efectos especiales y escenarios plagados de enemigos y elementos decorativos, y pincha en su diseño de niveles, demasiado tradicional incluso para un proyecto de estas características, y por las estrecheces técnicas que presenta. Aun así, se trata de una experiencia divertidísima, que nos atrapa sin dejarnos soltar el mando en las alrededor de cinco horas que dura. Si os gusta mucho el género o queréis introducir a nuevas generaciones a él, no lo perdáis de vista.

Hemos realizado este análisis en PS5 con un código proporcionado por Tate Multimedia.

Redactor

NOTA

7

Puntos positivos

Divertido, estimulante y gratificante de jugar.
Visualmente es buenísimo, tanto en escenarios y personajes como en efectos.
Buena interpretación de voz en cada personaje.

Puntos negativos

Diseño de juego y niveles demasiado clásico.
Ciertos fallos técnicos y bugs visuales, pero nada grave.
Banda sonora justa que no se adapta al tono.

En resumen

Kao the Kangaroo consigue rememorar un género en alza ciñéndose a la esencia de los clásicos en los que se asienta. No trata de innovar y se nota, pero aun así consigue ofrecer una experiencia divertida y visualmente muy estimulante.