Análisis de SNK HEROINES Tag Team Frenzy (PS4, PC, Switch)
Pocas compañías han demostrado a lo largo de los años tener tanta mano a la hora de crear juegos de lucha como SNK. A fin de cuentas, estamos hablando de la desarrolladora de gigantes como King of Fighters o Garou: Mark of the Wolves. Por ello, cuando el estudio anuncia un nuevo título de este género, resulta inevitable sentir algo de expectación por él a poco que nos guste esto de darnos de tortas virtuales.
Sin embargo, SNK Heroines Tag Team Frenzy es todo lo contrario a lo que podríamos esperar de un buen juego de SNK, ya que, a pesar de sus buenas intenciones, no termina de cuajar todo lo bien que debería.
La batalla de las heroínas
Antes de nada, comentar que estamos ante un juego de lucha 2D que reúne a algunas de las luchadoras más populares y famosas de SNK.
A pesar de esta definición tan genérica, lo cierto es que nos encontramos con una apuesta muy atípica y con su propia personalidad que busca ofrecer algo diferente a lo que estamos acostumbrados a ver, aunque la jugada solo le ha salido a medias.
De entrada cabe destacar que se trata de un juego tipo "tag", es decir, por parejas, obligándonos a aprender a manejar a dos personajes y a saber intercambiar el control de uno a otro en los momentos adecuados para alargar nuestros combos. Sin embargo, aquí no venceremos al rival bajando su vida a cero, ya que con esto lo único que conseguiremos será aturdirlo.
Si queremos llevarnos la victoria, tendremos que dejar su salud bajo mínimos para que su barra de vida pase a ponerse de color rojo, momento en el que será susceptible a un KO automático si conseguimos encajar un ataque definitivo. Ojo, el medidor de salud es compartido por ambos personajes, de modo que si nos matan a uno, perderemos la ronda.
Esto hace que las batallas sean muy rápidas y breves, ya que llegar al punto en el que podemos rematar a alguien no nos requerirá de demasiados golpes ni combos. Un detalle bastante curioso es que cuanta menos vida nos quede, mayor será nuestro medidor de ataque especial, el cual podremos utilizar para ejecutar nuestras técnicas características, para intercambiar personajes dentro de un combo y, por supuesto, para desatar nuestros movimientos definitivos.
Además de para "combear", la mecánica de intercambio de personajes es muy importante para gestionar adecuadamente nuestro medidor de energía, ya que la combatiente que esté en reserva regenerará este recurso a mayor velocidad que la luchadora activa, por lo que conviene relevarlas con cierta asiduidad para aumentar la frecuencia con la que podemos poner en práctica nuestras técnicas más dañinas.
A todo esto tenemos que sumarle que durante las batallas van apareciendo unos orbes que si golpeamos nos recompensarán con un objeto que podemos utilizar en cualquier momento para atacar al rival, curarnos o provocar algún tipo de efecto en el campo de batalla.
Si bien esto podría parecer que aporta un toque caótico a las batallas, lo cierto es que no nos ha parecido que ninguno de estos ítems llegue a "romper" el juego o que tengan una importancia decisiva a la hora de darnos la victoria, por lo que se trata de un elemento bien introducido, pero que no llega a aportar demasiado al conjunto y que no ofrece nada especialmente original.
Como veis, hasta aquí tenemos un título de lucha un tanto peculiar y lo suficientemente diferente como para evitar las comparaciones. Sin embargo, a los mandos la cosa empieza a flojear alarmantemente cuando nos damos cuenta de lo limitadísimo que es su sistema de combate.
SNK ha buscado crear un juego muy accesible y apto para cualquier tipo de jugador, aunque en el proceso parece haberse olvidado de introducir la profundidad suficiente como para que también resulte atractivo a aquellos que gusten de explotar a fondo este tipo de títulos. Así pues, nos encontramos con que los controles son tan básicos que no permiten ni que nos agachemos (es decir, solo tendremos que preocuparnos de pulsar al botón de cubrirnos para bloquear golpes, sin tener que predecir su altura).
Por su parte, los botones de ataque se reducen a flojo y fuerte, con combos automáticos que no se ven afectados por las direcciones que pulsemos. Con un tercer botón podremos desatar nuestras técnicas especiales, dependiendo de la dirección a la que inclinemos el stick, y con el cuarto realizaremos un agarre. Por supuesto, los movimientos definitivos también los ejecutaremos con tan solo pulsar un botón.
Si buscáis algún tipo de comando clásico como cuartos de luna, cargas o direcciones, aquí no los vais a encontrar. Como podréis suponer, ante este panorama nuestras opciones de combo son escasísimas y casi no tenemos libertad para salir de lo que el juego nos impone por defecto. Debido a esto, los combates a medio y largo plazo acaban tornándose extremadamente monótonos y aburridos, ya que siempre repetiremos los mismos movimientos una y otra vez.
Los únicos momentos en los que sentimos que podemos salirnos más o menos del patrón impuesto es cuando conseguimos hacer que nuestros rivales reboten contra la pared, ya que esto nos dará la opción de continuar nuestra cadena de golpes, aunque no esperéis mucho más.
La secuencia básica suele reducirse a realizar un combo automático (los cuales apenas son de tres o cuatro golpes), cancelar en el momento adecuado con un ataque especial y, si tenemos energía suficiente, rematar con una técnica definitiva. Evidentemente, hay que practicar un mínimo con cada heroína para encontrar los ataques y golpes que mejor enlazan, pero este es un proceso que no nos llevará mucho más de unos pocos minutos.
Entendemos que dada su propuesta tan centrada en el fan service puro y duro no podíamos esperarnos una jugabilidad igual de técnica y profunda que la de un King of Fighters, pero sí algo más elaborado. No en vano, Arc Systems Works ha demostrado recientemente con Dragon Ball FighterZ que es perfectamente posible hacer un juegazo de lucha apto para todo el mundo y con posibilidades casi infinitas, dejando patente que profundidad y accesibilidad no son dos conceptos incompatibles.
Si esperabais que al menos una buena cantidad de contenidos paliaran sus carencias jugables, nos tememos traer nuevamente malas noticias, ya que se trata de un juego que nos llega escaso en todos los sentidos, empezando por una plantilla de apenas 14 personajes (más los que lleguen mediante contenido descargable) y continuando con una serie de modos para un jugador muy escasos.
Nuestras opciones de juego en solitario se basan prácticamente en su Modo Historia, el cual no deja de ser un Modo Arcade de toda la vida con algunos vídeos entre medias y los correspondientes finales para cada personaje en forma de viñetas durante los créditos, en el clásico Modo Supervivencia (podemos jugarlo en cooperativo) donde combatir hasta caer derrotados y, por supuesto, el imprescindible y completísimo Modo Entrenamiento, con sus correspondientes tutoriales para aprender sus mecánicas básicas.
Evidentemente, también podremos librar combates sueltos contra la IA o contra otro jugador, ya sea a través de internet o en local. Si optamos por jugar online, podremos crear sala hasta para 8 jugadores personalizando las reglas o buscar combates rápidos. Esta última opción se divide en batallas normales y de apuesta, donde apostar una determinada cantidad de monedas para intentar multiplicar nuestros créditos rápidamente a través de victorias.
Lo que sí que se ha cuidado bastante es la galería de extras y las opciones de personalización para que podamos comprar una ingente cantidad de accesorios y trajes con los que vestir a nuestras guerreras de la forma que queramos. Evidentemente, para adquirir todo esto tendremos que obtener monedas a base de jugar en cualquier modalidad.
A nivel gráfico, la versión que hemos tenido la suerte de jugar para este análisis es la de Switch. Por desgracia, la resolución es algo escasa (tanto en portátil como en sobremesa, aunque en la pantalla de la consola se nota menos), por lo que la imagen está lejos de ser nítida y los dientes de sierra son siempre muy visibles, lo que afea más de lo que nos gustaría el conjunto. Los modelados tampoco son ninguna maravilla, pero al menos todos los personajes son perfectamente reconocibles, cuentan con animaciones decentes y se mueven bien, propiciando combates ágiles y fluidos, que a fin de cuentas es lo que más nos importa en un título de este tipo. Eso sí, los escenarios, aunque escasos, están muy cuidados y hacen gala de una gran cantidad de detalles.
El sonido nos ha decepcionado bastante, con una banda sonora muy poco inspirada y de la que somos incapaces de recordar ni un solo tema. Los efectos se limitan a cumplir y el doblaje japonés es tan bueno como cabría esperar. Destacar que han tenido el detalle de traducir los textos al español, aunque la calidad de estos deja mucho que desear con traducciones demasiado literales y mal escogidas.
Conclusiones
No podemos esconder la decepción que nos hemos llevado con SNK Heroines Tag Team Frenzy, un título que se ha quedado en un producto de puro fan service y que se ha olvidado de ofrecer algo realmente divertido en lo jugable y con un mínimo de profundidad. Sí, para jugar algunas partidas rápidas con los amigos cumple durante un rato, pero a menos que seas muy fan de estas luchadoras, no vemos demasiados motivos ni alicientes para que priorices su compra frente a los grandes exponentes del género que hay actualmente en el mercado, ya que su diversión se acaba demasiado pronto.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga para Nintendo Switch que nos ha facilitado NIS America.