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Fecha de lanzamiento:
PS4, PC, XBOne, Switch:
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Sumo Digital
Producción: Sumo Digital
Distribución: PlayStation Network
Precio: 19,99 €
Jugadores: 1
Formato: Descarga
Textos: Español
Voces: No
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Análisis de Snake Pass (PS4, PC, Xbox One, Switch)

Plataformas 3D coloridas y simpáticas que rememoran los mejores tiempos del género.
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Actualizado: 21:31 17/8/2020
Análisis de versiones PS4, PC, Xbox One y Switch.

Este año vamos a presenciar el resurgir (o, al menos, su desesperado intento) de uno de los géneros más olvidados desde los tiempos de los 32 y 64 bits: las aventuras de plataformas 3D. La lista de títulos que van a ir desfilando pertenecientes a dicha categoría es bastante extensa, y uno de los primeros en aparecer es precisamente el que nos ocupa, Snake Pass, juego disponible para PS4, PC, Xbox One y Switch.

Diseñado por Sumo Digital, uno de esos estudios quizá no demasiado conocidos pero sí muy valorados por los jugadores, esta aventura está protagonizada por una serpiente llamada Noodle, la cual cuenta con la ayuda de un colibrí bautizado como Doodle quienes, juntos, deben superar un puñado de niveles plataformeros.

Un desafío no demasiado duradero (más bien todo lo contario) pero que nos ofrece diversión para todos los públicos.

Plataformas diferentes

He tenido que sopesar bastante el hecho de emplear el término "plataformas" para catalogar el talante de esta producción debido a un hecho importante: Noodle, la serpiente protagonista, no salta. ¿Un juego de plataformas en el que el protagonista no tiene la capacidad de efectuar saltos? Eso es un poco extraño, pensaréis muchos de vosotros, y no sin razón…

Aunque Noodle no puede saltar, sin duda estamos ante una producción plataformera 3D como las de antes.

Pero a pesar de este hecho lo cierto es que la base de juego que ostenta esta obra se basa precisamente en todos los ingredientes fundamentales que forman parte de este tipo de títulos tan "apartados" por las compañías desde hace años… o casi décadas.

El reto en cada uno de los 15 niveles (divididos a su vez en cuatro mundos o reinos) que forman parte de esta producción consiste simplemente en trasladar al protagonista de un punto A hasta otro B situado en una zona determinada de cada escenario, los cuales por cierto no gozan de un gran tamaño. Una tarea más complicada de lo que parece debido precisamente a las características propias del protagonista.

La principal cualidad del protagonista es enredarse a todo tipo de superficies y objetos.

Al ser una serpiente, Noodle no puede efectuar ningún tipo de salto. Una circunstancia que complica bastante las cosas dado que el trayecto está compuesto por todo tipo de obstáculos, puzles (sencillos) y, lo más importante, pequeños precipicios que debemos sortear. Para ello tenemos que exprimir al máximo la capacidad del protagonista para enredarse a todo tipo de elementos y objetos que aparecen en los fondos, desde cañas de bambú a piedras, columnas y demás. A esto se suma la posibilidad de poder nadar y zambullirse en el agua, así como la asistencia del propio colibrí, quien además de aportarnos información constantemente nos ayuda siempre que se lo pidamos, usando su pico para levantar parte de nuestro cuerpo, por ejemplo.

La jugabilidad es muy básica. Para conseguir pasar de nivel es necesario recoger unas piedras mágicas de colores que son las que habilitan el portal que nos permite salir de cada nivel, pudiendo de paso recoger otros ítems diversos siguiendo la pauta tradicional de este tipo de títulos, fomentando así la exploración de los escenarios. Dichos fondos también suelen presentar puzles más bien sencillos, siendo necesario activar palancas e interruptores con cierta frecuencia así como empujar rocas hasta un determinado lugar de los escenarios.

Para activar estos portales primero es necesario conseguir las piedras mágicas que están repartidas por los fondos.

Puede que penséis que estamos ante un título más dentro del género, carente de originalidad por completo. Bueno, en cierta forma es así, pero el hecho de que el protagonista sea una serpiente lo cambia todo. Y mucho. Realizar tareas a priori sencillas en cualquier otro título de similares características como alcanzar un objeto situado en un pequeño montículo o pasar de una plataforma a otra separada por un par de metros de distancia se convierte en un reto considerable.

Como Noodle no puede saltar ni posee brazos ni manos para agarrarse a diferentes elementos, todo se complica más de la cuenta. Y precisamente hilando con este hecho encontramos el principal inconveniente que arrastra el título: el manejo. Sin ser un sistema de control malo, lo cierto es que cuesta bastante hacerse con el manejo de la serpiente protagonista.

El control es un tanto extraño y es necesario acostumbrarse a él, lo cual puede llevarnos algún tiempo.

Para hacer que avance es necesario mantener pulsado un botón, como si fuera el acelerador en un juego de coches (aunque esto se puede cambiar en las opciones y usar el stick izquierdo), lo cual se hace raro. Pero lo más cuestionable de todo es que lo único que controlamos directamente es la cabeza de la serpiente, como si fuera el volante de un coche, por lo que muchas veces (sobre todo al comienzo) tenemos la sensación de controlar un vehículo más que otra cosa.

Los escenarios están repletos de objetos que podemos recolectar, algunos localizados bajo el agua, algo lo que no es un problema para nuestro escurridizo protagonista.

Para complicar más las cosas, otro botón más es el que nos permite indicar al protagonista que suba la cabeza, acción fundamental a lo largo de toda la aventura; mientras que para conseguir que se desplace a una velocidad decente es necesario zigzaguear, acción que debemos efectuar manualmente. Todo esto aporta frescura y originalidad al planteamiento del juego y, por qué no decirlo, también añade un nivel de desafío adicional. Pero también es cierto que, al menos en nuestra opinión, nos parece un manejo demasiado enrevesado y complica las cosas de manera artificial.

Es más, si no fuera por este hecho, pensamos que el juego sería más fácil y corto de lo que ya es de por sí, dado que si no queremos conseguir los coleccionables que están repartidos por los fondos, es posible superar el título en pocas horas, tres o cuatro como mucho. Es cierto que conforme avanzamos desbloqueamos nuevos modos de juego (como Contrarreloj), pero a pesar de eso es una aventura efímera.

Colorido y buen hacer

Donde no es posible echar en cara nada al título es en su notable parcela técnica, al menos en la versión que hemos probado destinada a PS4. Los escenarios, que quizá pecan de presentar unas dimensiones demasiado reducidas, sí que ostentan un colorido magnífico y un buen tratamiento en las texturas que los recubren. A pesar de esto lo mejor es la física y las animaciones de Noodle, las cuales muchas veces nos han dejado realmente impactados por lo bien recreadas que están.

Artísticamente es un título muy cuidado, especialmente todo lo relacionado con el protagonista y sus animaciones.

El apartado sonoro tampoco desentona, sobre todo la banda sonora. Todas las melodías recuerdan mucho a las mismas integradas en la saga Donkey Kong Country, sin llegar a alcanzar ni de lejos la calidad atesorada en las composiciones magistrales de David Wise.

Se abre la veda

Esta temporada vamos a poder disfrutar de una gran cantidad de aventuras plataformeras 3D, género al que pertenece esta obra de Sumo Digital. Snake Pass es un título coqueto, divertido y bien interpretado, al que únicamente se le puede poner en duda su extraño sistema de control. Divierte bastante mientras dura, que no es mucho por otra parte, aunque también es cierto que su precio es bastante bajo.

Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 con un código enviado por Sumo Digital.

Colaborador

NOTA

7.9

Puntos positivos

Propuesta plataformera muy añorada.
Jugabilidad simple pero entretenida.
Visualmente muy atractivo.

Puntos negativos

El manejo es demasiado raro.
Apenas innova en términos jugables.
Su duración es muy limitada.

En resumen

Una aventura como las de antes muy curiosa a la que sólo le falla el control del protagonista.