Análisis de Shaq Fu: A Legend Reborn (PS4)
Delphine Software, los creadores de los maravillosos Another World y Flashback entre otras obras, diseñó en su día un juego de lucha para Mega Drive y Super Nintendo llamado Shaq Fu protagonizado por Shaquille O’Neal, el exjugador de la NBA. Un título que si bien tenía alguna que otra virtud, como las excelentes animaciones de los personajes, lo cierto es que fue uno de los peores trabajos de dicho estudio francés.
Por algún motivo que se nos escapa alguien creyó necesario el regreso de dicha obra, hecho que acaba de consumarse previo paso por la correspondiente campaña de financiación en Indiegogo. Y el resultado es Shaq Fu: A Legend Reborn, una secuela que ha cambiado su naturaleza original para convertirse en un beat 'em up de desarrollo lineal y clásico, al estilo Streets of Rage o Final Fight. Por desgracia, lejos de mejorar lo ofrecido por el título primigenio, la verdad es que ha acabado convirtiéndose en una obra mediocre en casi todos sus apartados.
Peleas monótonas e intrascendentes
Como era de esperar de un juego de estas características, el argumento que sirve para dar pie a este arcade de peleas es bastante simplón. Después de haber sido abandonado cuando no era más que un bebé, el protagonista (el propio Shaq) es criado en China por un alma caritativa… y lo que es más importante, es entrenado por un sensei llamado Ye-Ye. Y por circunstancias del destino y una invasión extraterrestre bastante peculiar de por medio, nos toca guiar los pasos de este gigantón para acabar con los planes de los adversarios que campan a sus anchas a lo largo de los seis niveles de los que consta esta obra.
Sin embargo y a pesar de sus carencias, no se trata del mayor inconveniente que presenta este beat 'em up. Y eso que el sistema de control no está mal diseñado, usándose la mayoría de los botones frontales y superiores del mando para ejecutar golpes básicos, cadenas de combos y ataques especiales, incluyendo varios en los que pateamos a los rivales con una versión caricaturizada del gigantesco pie del protagonista.
El ritmo al que transcurre la acción tampoco está mal, si bien hay ocasiones en las que pasamos más tiempo del que sería deseable en una zona concreta de los fondos eliminando sin razón aparente a oleadas de adversarios que se acercan hasta nosotros sin descanso. Unos momentos bastante tediosos que contrastan con los enfrentamientos contra los jefes finales, uno de los escasos puntos de interés que presenta el título. Todos estos duros tipos gozan de un diseño bastante curioso y, en ocasiones, después de rebajar su nivel de salud hasta un determinado punto es necesario incluso superar un pequeño minijuego para derrotarles.
El problema es que todo lo demás que nos ofrece este arcade de peleas, que como enseguida os explicamos no es que sea demasiado, resulta bastante soso y poco alentador. Lo peor de todo es la sensación de monotonía y hasta cierto aburrimiento que se deja notar en cada nivel cuando llevas varios minutos repartiendo tortazos sin parar. Está claro que los beat 'em up tradicionales nunca han destacado por ofrecer una variedad de situaciones increíble, lo contrario más bien. Pero es que en este caso la invariabilidad de la acción es tremenda, soporífera en ocasiones, siendo más complicado lidiar con dicho mal que con todos los enemigos que salen a nuestro encuentro.
Únicamente y dejando al margen los citados combates contra los final bosses, la acción gana algo de interés y cierta gracia cuando nos hacemos con el traje mecanizado Diesel, el cual nos permite acabar con los rivales de manera bastante atractiva. Pero, insistimos, el resto del desarrollo que nos ofrece cada fase no tiene ninguna gracia, ni chispa ni nada que se le parezca. Es una experiencia carente de interés, alma o inspiración, algo que en cualquier buen exponente de este género que se os venga a la cabeza (Double Dragon, Golden Axe, Ninja Warriors Again, Cadillacs and Dinosaurs, etc.) es algo impensable.
¿Y qué pasa con el modo cooperativo? Pues no pasa nada… en sentido literal. Esta modalidad, bastante habitual en este tipo de títulos y que suele aportar más chicha y diversión a cada partida, no ha sido contemplada en esta producción. No sabemos hasta qué punto hubiera hecho ganar algún entero al título en su conjunto, pero seguro que mal no le hubiera sentado.
Desgraciadamente poco más podemos comentaros acerca de la jugabilidad que ha sido integrada en este discreto título porque, sencillamente, no hay mucho más de lo que hablar. Se trata de un juego que no ofrece nada que no hayamos disfrutado décadas atrás y de maneras infinitamente más gratificantes en centenares de títulos. ¿Puede llegar a ofrecer cierto grado de diversión? Pues hombre, mientras dura (unas tres horas a lo sumo) puede medio interesar a los súper fans del género, pero poco más.
Además tampoco es que sea un festival gráfico, área en la que tampoco brilla especialmente esta producción. Ciertos fondos y algunas animaciones del protagonista están bien perfilados, a lo que se suma la plausible amplia variedad de rivales a los que es necesario eliminar. Pero lo demás es simplemente funcional, desde los diseños de todos ellos a los efectos especiales, texturas, etc. Cumple sin mayores pretensiones. Eso sí, por lo menos las escenas animadas e ilustraciones que es posible visualizar a lo largo del título sí que nos han parecido llamativas. Algo es algo…
El apartado sonoro rinde a un nivel bastante más notable, dado que aunque la banda sonora es meramente pasable, el doblaje del propio Shaquille O’Neal (en inglés con subtítulos en español) y del resto de los personajes que aparecen en el juego no está nada mal, así como los variados y contundentes efectos que es posible escuchar mientras peleamos.
Un beat 'em up poco afortunado
No es que tuviéramos muchas esperanzas depositadas en esta producción, para qué vamos a afirmar otra cosa. Pero de ahí a encontrarnos con un título tan monótono y poco inspirado como el que nos hemos dado de bruces, dista un abismo. En lugar de suponer cierta mejora en relación a lo dispensado por el juego primigenio aparecido en su día para Mega Drive y Super Nintendo, esta nueva entrega empeora lo experimentado en el citado Shaq Fu original en todos sus aspectos. Un título poco aprovechable.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 mediante un código proporcionado por Little Big PR.