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Fecha de lanzamiento:
PS4, PC, XBOne:
Switch:
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Red Barrels
Producción: Red Barrels
Distribución: PlayStation Network
Precio: 29,99 €
Jugadores: 1
Formato: Descarga
Textos: Español
Voces: Inglés
Online: No
ANÁLISIS

Análisis de Outlast II (PS4, Switch, PC, Xbox One)

La secuela de Outlast redobla su apuesta en intensidad, variedad y tamaño para convertirse una de las aventuras más terroríficas que hemos disfrutado nunca.
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Actualizado: 21:31 17/8/2020
Análisis de versiones PS4, Switch, PC y Xbox One.

Sin hacer demasiado ruido, en 2013 el estudio independiente Red Barrels Games lanzó su primer juego, Outlast, una aventura de terror que se convirtió en una gran sorpresa dentro del género, y con el paso del tiempo también en un referente, que muchos otros han querido imitar con más o menos fortuna en los últimos años. Ahora, precedido de muchísima más expectación, llega Outlast II, un trabajo mucho más ambicioso, que nos ha parecido uno de los juegos más terroríficos que hemos jugado nunca.

Si la primera entrega se podía calificar maliciosamente de ser un tren de la bruja, porque era una aventura lineal, intensa, que te quería asustar constantemente, y donde apenas había lugar para la exploración o los puzles, esta secuela tiene todavía más claras sus ideas, y es el tren de la bruja definitivo.

Outlast II te coge del pescuezo desde los primeros minutos y no te suelta hasta el final, es agotadoramente terrorífico, un juego que no es apto para jugadores sensibles o asustadizos, y que lleva al extremo el hecho de meternos de lleno en una experiencia de terror, gracias a una ambientación soberbia, y a una propuesta jugable en la que nos sentimos vulnerables y en peligro en todo momento.

En esta secuela cambiamos las paredes de un manicomio por una ambientación más rural y salvaje.

Sorprendentemente, en vez de tener la intención de construir una saga y crear un lore, esta secuela argumentalmente no tiene nada que ver con el primer juego, y se puede disfrutar de manera aislada perfectamente, sin haber jugado a Outlast o a su DLC, Whistleblower. Aquí nos metemos en la piel de Blake Langermann, un cámara y documentalista que está trabajando con su esposa Lynn, reputada periodista, en la elaboración de un reportaje, siguiendo las pistas de un extraño asesinato.

Una videocámara volverá a ser nuestra única herramienta para defendernos de todos los peligros que nos acechan.

Su investigación les lleva hasta una zona remota en el desierto de Arizona, y nada más llegar comenzará su pesadilla, ya que tras un accidente la esposa de Blake desaparece, y nos tocará encontrarla. A los pocos minutos descubriremos que no estamos solos, hay unos extraños tipos acechando entre las sombras, que no tardarán en mostrarse hostiles, y de los que tendremos que escapar durante todo el juego, ayudados de nuestra única "arma": una videocámara.

Una historia desarrollada en la América más profunda llena de religión, satanismo, toneladas de violencia explícita y también psicológica y que, sin ser brillante, cumple perfectamente su papel. Que no deja de ser el de proponer un contexto interesante, incluso podríamos considerar una excusa, para poner en pantalla todo tipo de horrores, con imágenes a cada cual más perturbadora e inquietante, incluso desagradables si eres lo suficientemente sensible.

Como en el primer juego, la base de la jugabilidad es la misma, no tenemos armas, no podemos atacar a los enemigos, y tenemos que ocultarnos y escondernos constantemente de las distintas amenazas con las que nos cruzamos, y ayudarnos de la visión nocturna de la cámara para poder ver en la oscuridad. Cuando usamos este modo de visión la cámara la batería se agota a mayor velocidad, y tenemos que recoger pilas explorando los escenarios para recargarla, ya que sin poder ver en la oscuridad estamos totalmente vendidos.

Además de la ambientación, completamente diferente a la del primer juego, y mucho más rica y variada en cuanto a cantidad de localizaciones y escenarios, Outlast II comienza pronto a enseñarnos algunas de sus novedades jugables, no muy importantes pero sí numerosas, y que acaban enriqueciendo la jugabilidad. Por ejemplo, ahora debemos recoger vendas para curarnos las heridas, y la cámara tiene un micrófono que podemos activar en cualquier momento, y que tanto por el sonido como por un medidor en pantalla, nos permite detectar ruidos a varios metros de distancia, o lo que es lo mismo, detectar la presencia de los enemigos.

La visión nocturna de la cámara volverá a ser imprescindible para movernos en la oscuridad y ver a los enemigos.

Ahora podemos escondernos en más lugares, y aparte de las tradicionales taquillas, armarios o meternos debajo de las camas como en el primer juego, también nos podemos meter en barriles, con o sin agua, ya que ahora podemos sumergirnos en líquidos, y nadar y bucear, algo que utilizamos para escondernos. Al agarrarnos a una cornisa, podemos asomarnos para ver qué nos espera arriba, las puertas además de cerrarlas podemos echarles un cierre, y en general hay más maneras de interactuar con los escenarios, como mover y arrastrar algunos objetos.

A la acción de agacharnos para caminar haciendo menos ruido, algo que también se utiliza para escondernos entre la hierba, se le suma la de tumbarnos en el suelo y reptar, lo que se utiliza para acceder a sitios muy estrechos, y en general la jugabilidad es más rica y llena de matices, aunque su núcleo jugable siga siendo el mismo, que es básicamente esconderse y evitar a los enemigos, y echar a correr cuando toca.

Con los nuevos movimientos y lugares para esconderse, o la ayuda del micrófono, podría parecer un juego más fácil que la primera entrega, pero para nada es así. Los enemigos son más variados y peligrosos, tenemos hasta nuestro particular Némesis que nos atormenta durante todo el juego, y nos ha parecido más difícil, nos han matado muchísimas más veces, en lo que quizás se podría considerar uno de los defectos del juego. Por su diseño, tan lineal, tan concreto e intenso, Outlast II cae excesivamente en el ensayo y error, en intentar y morir varias veces en una escena hasta dar con la solución.

Este enemigo nos hará la vida imposible durante todo el juego.

Si en el primero nos dejaban explorar un poco las estancias del manicomio, teniendo a veces que activar dos interruptores o un par de válvulas para seguir avanzando, aquí prescinden todavía más de ese tipo de situaciones, y el juego es siempre una frenética huida hacia adelante, en la que no hay lugar para los puzles, y la exploración es bastante limitada. Esto, que podría parecer un defecto, Red Barrels lo convierte en una virtud, y Outlast II tiene un ritmo que te deja sin aliento, es trepidante, y eso que estamos hablando que es casi el doble de largo que el primero.

Hay nuevos lugares donde esconderse, como estos barriles, que en ocasiones contienen agua, lo que dificulta las cosas.

También tiene mucha mayor variedad de situaciones, de localizaciones, de enemigos, y se podría considerar sin duda la secuela perfecta; mantiene todo lo que hacía bien el primero, lo potencia, y es encima un juego más largo y variado, donde no hay lugar para la monotonía o el tedio. Situaciones de sigilo y permanecer escondido se combinan con naturalidad con persecuciones vertiginosas, en las que tienes que echar a correr y no mirar atrás. Muy bien diseñadas por cierto, porque sin indicaciones visuales, ya sea de la interfaz o del escenario, sabes perfectamente por dónde tienes que ir, casi de manera instintiva.

Tiene mucho mérito que el juego apriete a fondo el acelerador del terror desde el principio y no levante el pie hasta el final, y la aventura nunca descarrille. Lo normal en una experiencia de terror, ya sea en el cine o en un videojuego, es ir de menos a más, o que haya altibajos, como si se tratara de una montaña rusa, pero Outlast II apuesta por la máxima intensidad desde el principio hasta el final, y sale victorioso de semejante reto.

Por ello, estamos ante un juego de terror extremo, que disfrutarán muchísimo los amantes del género, pero al que no deberíais acercarnos ni a varios metros de distancia aquellos que lo paséis un poco mal con los juegos de miedo, porque nos cuesta recordar una aventura más intensamente terrorífica que esta.

Los escenarios de 'Outlast II' son de lo mejor que hemos visto en un juego de terror.

Su ambientación está tan lograda, tanto en lo visual como en lo sonoro, que no necesita de trucos como apariciones repentinas o golpes de sonido para asustarnos, algo de lo que sí abusaba el primero. Aquí la propia escenografía ya nos aterra, o el escuchar las extrañas frases que murmuran los enemigos, y moverse desorientado entre los maizales mientras un grupo de dementes te persigue con sus linternas, es una de esas experiencias que no se olvida fácilmente.

Outlast II está lleno de momentazos, y evidentemente no queremos estropearos ninguno de ellos, pero que sepáis que pocas veces nos hemos metido en la piel de un protagonista que las pase más canutas, que sea víctima de tanto tormento. El sadismo del que hace gala es francamente sorprendente, y nos gusta que haya al menos un juego que apueste por el terror más extremo, sin medias tintas.

Estamos ante un juego extremadamente violento, que no se corta un pelo en mostrar imágenes de gran crudeza.

La aventura se puede completar en unas 8 o 9 horas, y es prácticamente el doble de largo que el primero, lo que está realmente bien. Si tenemos en cuenta que el ritmo nunca decae, y que la intensidad es máxima en todo momento, esto tiene todavía más mérito. Además, hay un buen puñado de coleccionables, tanto documentos en texto como una serie de grabaciones que tenemos que realizar con la cámara, y si somos completistas deberíamos sumar unas cuantas horas más. Al ser un juego en el que el factor sorpresa es tan importante, como la primera partida no va a haber ninguna, así que disfrutadlo en las mejores condiciones posibles

A oscuras, aislados, y con un buen equipo de sonido o unos buenos cascos, ya que el sonido de este juego es simplemente espectacular, algo importantísimo en una aventura de terror. Los ruidos, las voces, el uso de la música, cómo ésta nos indica cuando debemos echar a correr, es un trabajo fantástico.

Al igual que los gráficos, que han pegado un subidón enorme respecto a los del primer juego. Con mejores diseños, modelados y animaciones de los personajes y enemigos, escenarios muchos más detallados y variados, y hasta se ha mejorado la visión nocturna de la cámara, mucho más realista. La iluminación es fantástica, tanto que a veces llega a ser fotorealista, y es de esos juegos que hacen olvidarte de los aspectos técnicos, porque estos cumplen, pero es la soberbia dirección de arte la que se impone por encima de todo.

Gracias a una gran iluminación y una sobresaliente dirección de arte, el juego llega a mostrar momentos muy realistas.

Podemos entender que a ciertos jugadores no les pueda gustar su propuesta, que prefieran una aventura más elaborada, con puzles y exploración, y que les fatigue este intenso tren de la bruja, pero el apartado audiovisual es tan rotundo que se convierte en un absoluto referente en el género, y cualquier amante del terror debería experimentarlo en sus propias carnes. Consigue crear tantas y tan impactantes imágenes, que es para quitarse el sombrero con lo conseguido por Red Barrels en el apartado gráfico.

Susto y muerte

¿Preparado para pasarlo mal?

Outlast II es la secuela perfecta: mantiene y potencia todas las virtudes del primero, aporta un montón de pequeñas novedades, tiene entidad propia y no hace falta haber jugado a los anteriores, y construye una aventura más larga, variada y trepidante, apostando a muerte por sus ideas. La historia podría haber sido un poquito mejor, quizás su diseño debería haber evitado no caer tanto en el ensayo y error, pero pocas veces nos lo hemos pasado tan bien pasándolo tan mal en un juego de terror, y nos parece desde ya un clásico dentro del género, que eso sí, no es recomendable para corazones sensibles.

Hemos realizado este análisis en su versión de PC con un código de descarga que nos ha proporcionado Evolver PR.

Redactor

NOTA

8.7

Puntos positivos

Su ambientación, tanto en lo visual como en lo sonoro, simplemente perfecta.
Intenso, variado, con un ritmo trepidante: te deja sin aliento.
Si buscas una experiencia verdaderamente terrorífica, va a superar tus expectativas.

Puntos negativos

Un porcentaje demasiado alto de las situaciones se superan con ensayo y error.
La historia que, aunque no es mala, quizás no está a la altura del resto del juego.
Si eres un poco aprensivo o asustadizo, no vas a poder disfrutarlo.

En resumen

Una aventura de terror espectacularmente terrorífica y divertida, que va a enamorar a los amantes del género que disfrutan de las experiencias más extremas.