Análisis de Nidhogg 2 (PS4, Switch, Xbox One, PC)
Es curioso todo lo que rodea a Nidhogg 2. El primero fue uno de esos éxitos que se pueden llegar a entender (no en vano, el juego es muy divertido), pero sin duda alguna fue una mezcla de sus indudables cualidades con el hecho de seguir la moda que se llevó a cabo desde ciertos sectores influyentes del videojuego. Así, Nidhogg no sólo vendió una buena cantidad de copias (unos cuantos cientos de miles, además de versiones de consola), sino que se convirtió en el juego por excelencia para el multijugador local.
Un par de años después sus desarrolladores nos empezaron a enseñar su secuela, y la reacción no pudo ser más negativa.
Al haber cambiado el estilo artístico el público que adoraba el aspecto del original (realmente simple) comentó sobre el hecho de abandonar la base sobre la que se cimentó su éxito, en lugar de centrarse en el aspecto jugable.
Tuvimos la oportunidad de jugar a una versión en algún evento hace tiempo, y lo cierto es que ya nos pareció entonces que el juego parecía mejorado, no cumpliendo así con los comentarios menos halagüeños, sino todo lo contrario. Con todo, teníamos que esperar al momento de que apareciese ya la versión final para poder comentar si realmente el juego mejoraba, o si por lo contrario los añadidos sobre su precuela no hacían más que estropear lo visto anteriormente.
Y lo cierto es que tras haber probado todos los modos de juego de arriba a abajo, no podemos sino decir que Nidhogg 2 es mucho mejor juego que el primero, aunque tal vez a algunos de esos jugadores que disfrutaron del primero no quieren que las cosas cambien.
Lo primero que veremos que cambia nada más empezar a jugar es el aspecto visual, aunque de eso hablaremos algo más tarde. Lo siguiente son las posibilidades de personalizar a nuestro personaje. Así, dejamos de lado a esos personajes súper sencillos para encontrarnos con unos luchadores que de inicio nos pueden parecer grotescos, pero al poco tiempo percibiremos que tienen bastante detalle, y que funcionan muy bien.
El siguiente cambio importante son las armas. De nuevo abandonamos el sencillo florete del primero para adentrarnos en un mundo de posibilidades (a la sazón arco, daga, florete y espada ancha, que substituye a la hacha que llegamos a ver en algún tráiler), pues jugar con cada una de estas opciones es muy diferente de las otras (salvo las dos espadas, que se parecen bastante al jugar), y además cada vez que volvamos a la vida podremos empuñar cualquiera de ellas al azar (aunque podemos modificar esto en las reglas de turno si lo deseamos).
Lo cierto es que de esta manera el juego es mucho más entretenido, pues cada una de estas armas tiene sus propias estrategias, y en una partida será habitual que usemos varios tipos. Por ejemplo, el arco puede disparar flechas a distancia, pero cuerpo a cuerpo es mucho más limitado, y además los rivales pueden hacer que te reboten las flechas (aunque si se es rápido,con otro disparo de arco se puede parar el disparo que venía originalmente).
Por si alguien no conoce al primer Nidhogg, la base jugable de este título es la misma que la de su precuela. A lo largo de varios escenarios tenemos que conseguir alimentar a la serpiente Nidhogg con nuestro sacrificio. Para poder avanzar tenemos que haber conseguido haber sido los últimos en derrotar a nuestro rival en un duelo en el que cada uno de los contendientes empuña un arma de las que hemos citado anteriormente.
Un golpe certero es suficiente para matar al rival (casi todos los golpes matan, pero algunos lo que hacen es que nos dejan muy en bandeja el combate, como los saltos con patada), y mientras se recupera podemos correr libres hacia el lado que nos corresponda (una flecha indica el camino, por si alguien está despistado), de manera que si el escenario lo propicia podemos seguir avanzando en lugar de volver a enfrentarnos a nuestro rival. Eso sí, como él nos alcance le corresponde entonces a él correr libre como el viento, de manera que a veces es conveniente darle la espalda… y a veces no. El que llegue al final de su pantalla será el ganador, apareciendo ésto en un mensaje marca de la casa.
Otra diferencia respecto al primer juego es que ahora los escenarios son mucho más ricos, teniendo no sólo diferentes alturas, sino que se incluyen trampas, las cuales también pueden provocar que el rival sea el vencedor provisional y que pueda correr libre hacia la serpiente Nidhogg. De esta manera, el juego se empieza a parecer un poco a esas películas de espadachines en las que los dos contendientes se mueven por el escenario para poder aprovechar sus recursos, pero todo eso en dos dimensiones y no sólo espadas.
En cuanto a sus modos, el modo arcade es realmente simple, aunque hay que decir que el hecho de que aparezcan los mejores tiempos en un listado puede llegar a picar bastante, pero olvidaos de grandes lujos a la hora de finales o distintas opciones. La verdadera gracia del juego es el multijugador, especialmente el local por lo que simboliza estar cerca del otro jugador, y lo idóneo que es para partidas donde haya público y se pueda ir pasando el mando, pero el modo online también funciona realmente bien, y eso que cuando lo hemos probado no debía de haber demasiados jugadores y hemos tenido que forzar a que sean de cualquier lugar del mundo,
Y ahora si, llega el momento de hablar del apartado gráfico. Puede que haya a quien el nuevo aspecto gráfico no le guste respecto a la primera parte, pero sinceramente, es todo mucho más atractivo visualmente. Desde la pantalla de selección de mapa, con el Nidhogg volando alrededor de los escenarios donde podemos pelear, hasta el arranque de los duelos, con su propio momento de saludo, para finalmente entrar en los escenarios y sus luchadores, todo destila muy buen hacer. De hecho, si miramos ahora el vídeo de 2016 y lo comparamos con lo que vamos a recibir en la actualidad, veremos que no sólo han cambiado las hachas por la espada ancha, sino que también han mejorado mucho el arte respecto a ese anuncio. Eso sí, manteniendo la agilidad del juego original, pero ahora con un trabajo mucho mayor en arte.
Y lo mismo podemos decir del sonido, pues en esta ocasión la banda sonora es obra de músicos como Mux Mool, Geotic, Doseone (responsable de la banda sonora de Enter the Gungeon), Osborne y Daedelus, que para los profanos nos puede sonar un poco a nada, pero que son en su mayoría músicos muy conocidos de la escena electrónica. En general podemos decir que son melodías que le vienen como anillo al dedo a este juego, y en donde se nota que esta vez han contado con recursos dado el éxito del primero, y han hecho un esfuerzo notable para acompañar a unos sonidos sencillos que funcionan también a la perfección.
Conclusiones
Nidhogg 2 es mejor juego que el primero. No sólo es más bonito y tiene mejores melodías, sino que además no se han conformado con hacer lo mismo que en el primero, y le han metido varias armas y escenarios que cambian bastante la manera de jugar a la que estábamos acostumbrados. Esto, como suele pasar, va a tener sus detractores y a quien le parezcan bien los cambios, pero indudablemente ahora hablamos de un juego divertido (especialmente a dobles), y con un buen apartado visual y artístico.
Hemos realizado este análisis tras jugarlo en PS4 y PC gracias a dos códigos proporcionados por Evolve PR.