Análisis Minute of Islands, plataformeo lento en un hermoso archipiélago (PS4, PC, Switch, Xbox One)

Minute of Islands es el nuevo juego de Studio Fizbin, un equipo alemán a quienes sobre todo conocemos por The Inner World, una aventura gráfica que significó el primer paso comercial de este sello en la industria del videojuego, y que recientemente sorprendieron con Say No! More, un divertidísimo autorunner que critica las estructuras de poder parodiando el sistema empresarial moderno. Con este nuevo proyecto, el estudio independiente busca explorar temas introspectivos desde un punto de vista mucho más serio y trascendental, escogiendo para ello las formas de una aventura en dos dimensiones ambientada en un precioso mundo habitado por gigantes.

Aquí jugamos como Mo, una joven cuya misión es la de recorrer varias islas para reparar los motores que mantienen en funcionamiento el archipiélago en el que viven. Lo haremos en una estructura muy sencilla que combina plataformas con pequeños rompecabezas, pero sin mucho acierto en ninguno de los dos campos; lo importante aquí es la historia, un relato emotivo y poético, según sus creadores, que versa sobre la ansiedad, la depresión y las relaciones interpersonales. Sin ser nada del otro mundo, esta premisa narrativa gana enteros al irse desvelando gracias a la importante figura de una narradora que desgrana (con textos en español y voces en inglés) todo aquello que no vemos en pantalla. Una apuesta narrativa interesante, sin duda, pero que no consigue superar a su principal atractivo: su hermosa dirección artística.

Reparar la maquinaria gigante para salvar el archipiélago

Lo que Minute of Islands intenta conseguir es contarnos una historia personal envuelta en una aventura trascendental que nos llevará a viajar a varias islas para salvar el mundo. A efectos prácticos, esto se convierte en un plataformas en dos dimensiones dividido en varias fases en las que tendremos que superar ciertos rompecabezas integrados en el entorno, puzles muy sencillos y con un diseño muy similar entre sí que sólo cumplen la función de entorpecer el avance sin llegar a suponer un verdadero desafío ni aportar prácticamente nada a la trama. En las plataformas nos encontramos con más de lo mismo: un diseño de niveles muy simplón, con un movimiento del personaje marcado por la parsimonia, que tampoco termina de encontrar su razón de ser.

En los primeros compases de la aventura podemos sentir cierta curiosidad por ver qué está ocurriendo y qué caminos toma el juego, pero no tardamos mucho en darnos cuenta de que su estructura es demasiado cíclica y repetitiva como para mantener el interés de la historia que intenta contarnos. Cada una de las islas que visitamos alberga en su interior una experiencia demasiado parecida a la del resto: encontrar los motores, reactivarlos y volver a la isla central para seguir con nuestra misión. Todo ello, además, lo hacemos con unas mecánicas muy lentas y un sistema de interacción simple al que se le saca poco provecho. Jugar a Minute of Islands es hacer todo el rato lo mismo, pero en escenarios bonitos y con un trasfondo narrativo que intenta subsanar, sin conseguirlo, las carencias de su diseño.

Navegando islas decadentes

Y es que la trama narrativa parece plantearse de una forma mucho más grandilocuente de lo que acaba siendo. La historia de Mo es interesante, su universo también, pero la relación que tenemos con ambos es tan pobre que parece algo desaprovechado. Hay ciertos momentos, muy potentes, en los que el juego deja de lado las estrecheces mecánicas y, olvidándose de plataformas y puzles, consigue transmitir mucho más que cuando nos fuerza a mover objetos y tirar de palancas. Eso, sumado a la buena interpretación de la narradora, nos deja entrever que Minute of Islands habría sido una experiencia mucho más compacta si hubiera dejado de lado las autoimpuestas mecánicas de juego para apostar por un estilo más cercanos al walking simulator en dos dimensiones.

Minute of Islands da lo mejor de sí cuando se enfoca en eso que le hace único: un apartado visual impresionante en estático y espectacular en movimiento. La ambientación del juego es sorprendente por su decadencia biónica representada con colores vivos y carismáticos diseños de corte casi cartoon, pero es una lástima que esa potente dirección artística quede relegada al lugar en el que suceden secciones lineales de plataformeo pobre y puzles poco entusiasmantes. Son dos aspectos que no encajan bien, además, porque a veces el interés estético se pisa con el propio diseño de los escenarios provocando una falta de legibilidad que lastra la faceta jugable.

Conclusiones

Minute of Islands es uno de esos juegos que entra por los ojos nada más verlo, de los que apetece sacar capturas a cada paso que damos para atesorar los escenarios como si fueran ilustraciones; una propuesta estética que gana nuevas dimensiones cuando vemos moverse a los personajes y al mundo, cuando comprobamos que también hay un delicado trabajo en las animaciones de ese universo en dos dimensiones. Para lo que se usa esa potente dirección artística ya es otro tema: a nivel jugable es un plataformas demasiado lineal, lento y cíclico como para mantener la atención en una historia que, por otra parte, plantea una metáfora ambigua y algo simple que sólo se salva por el buen trabajo en la interpretación de la narradora. Recomendable para quienes busquen una obra potente gráficamente, aunque se quede corto en todo lo demás.

Hemos realizado este análisis en PC con un código para Steam proporcionado por Mixtvision.