Análisis de Masters of Anima (PS4, PC, Xbox One, Switch)
La historia con la que nos recibe Masters of Anima no está mal, aunque suena a muy trillada en la fantasía. Después de una guerra del Bien contra el Mal, la humanidad consigue derrotar la amenaza gracias a la invocación de unos guardianes, similares a los malvados guardianes, golems, que ponen en peligro su existencia. El Mal quedará dormido y oculto para impedir su regreso, pero, por supuesto, no para siempre.
El nuevo juego de los creadores de Space Run sabe dar un giro más personal a esta trama cuando Otto, un aprendiz de brujo que acaba de superar las pruebas de control de Anima, regresa a su hogar. Allí descubrirá que el villano Zahr ataca a su prometida, roba su esencia, y se dispone a despertar el antiguo Mal. Ahora Otto debe recuperar a su amada y como dicen sus creadores, "quizás salvar el mundo", si bien las prioridades están claras para el protagonista. No se embarca en el viaje por convertirse en un héroe ni ganar grandes riquezas.
Esta aventura con algo de acción y puzles no se trata de un action RPG al uso, ni un clon de Diablo. Es más bien un título de estrategia en tiempo real, y aunque Otto es capaz de realizar algunos ataques directos, no es esa la gracia del juego –ni tampoco llegaríamos muy lejos con nuestros bastonazos-. Con su nuevo poder, Otto ahora es capaz de controlar a su propio ejército de golems mágicos, dispuestos a obedecer nuestras órdenes sin rechistar.
El sistema de juego básicamente consiste en conseguir Anima para recargar nuestra magia, necesaria en la invocación de nuevos guardianes. Hay un límite al número de golems que manejar simultáneamente, aunque irá aumentando según progresamos, hasta los 100. Lo interesante, y el verdadero aspecto de la estrategia, es que a nuestra disposición tendremos varias clases de criaturas, cada una pensada para un tipo de tarea ofensiva o defensiva.
Así por ejemplo tenemos guerreros con escudo y hacha, orientados al combate cuerpo a cuerpo, centinelas para el ataque a distancia con sus flechas, curativos, comandantes que dan un mejor control de la batalla e invocadores para aumentar todavía más nuestras fuerzas. Podrás controlar cada tipo de unidad con órdenes de acción y colocación, de manera que es fácil –al menos en teoría- enviar a los arqueros lejos del alcance de un enemigo, o aprovechar las protecciones del escenario, y en cambio lanzar a todos los soldado fuertes al frente. Mientras, tú supervisas las bajas, llamas nuevos refuerzos del tipo que deseas, participas en la lucha o repliegas al ejército para evitar que reciban un daño inminente.
A este sistema se le añaden habilidades que vamos adquiriendo con el paso de cada nivel o el uso del grito de guerra, que activa una técnica especial de los guardianes. Sin embargo, los enemigos también disponen de ventajas, como un peligroso estado de ira. Bajo su barra de vitalidad muestran una segunda barra que se agota por tiempo, así que cuanto más tiempo tardas en derrotarlo, más se aproxima una zona dañina por el suelo que va cubriendo la arena de combate. Esto mete un poco de presión a la partida y nos obliga a jugar de forma efectiva, porque al cabo de un tiempo estarás condenado.
En la práctica el combate consiste principalmente en mantener sanas a nuestras fuerzas. El componente de estrategia es bastante reducido –no confundir con fácil-, pero el sistema de juego no guarda mucho misterio: repón las bajas, evita ser dañado y llama tus filas para que se alejen de un impacto inminente –pues carecen de inteligencia y no se apartan de embestidas y golpes-. Aunque tiene su gracia, al cabo de un tiempo empezaremos a ver signos de repetitividad, ya que los enemigos cambian su número o ataques, pero nuestras acciones son casi siempre las mismas.
De hecho las complicaciones vienen por la parte de ejecutar estas órdenes, especialmente si jugamos con pad, donde sí puede ser más caótico gestionar el número exacto de golems que deseamos enviar a un lugar concreto, algo habitual si luchamos contra más de un enemigo simultáneo. No toda la culpa es de los desarrolladores, y la estrategia va casi siempre de la mano del ratón, pero os advertimos que el manejo se puede hacer un poco confuso en los momentos más animados. Además es fácil caer en una espiral de errores, porque el derroche de Anima te puede agotar las reservas durante el combate y eso te dejará vendido -se puede dar el caso de quedar sin aliados, y eso es prácticamente muerte segura-.
Los combates llevan su tiempo y dedicación, así que no es un juego en el que estés enfrentándote constantemente a golems. La exploración es generalmente lineal: seguimos un camino con pequeños desvíos, a veces para conseguir más coleccionables o recompensas. Entre las luchas aparecen unos puzles, no demasiado complejos, que consisten en aprovechar las habilidades de nuestros guardianes.
El caso más habitual, y el primero que aprendemos, consiste en mover pesados bloques que impiden avanzar, o deben ser colocados en un lugar concreto. Para ello se invoca una cantidad concreta de una clase de golem para que empuje en la dirección deseada. Si no tienes suficientes, debes descartar guardianes e invocar más de los necesarios. Más adelante aparecerán retos que implican al resto de clases, como disparar flechas a dianas o pasar sobre zonas corrompidas dentro de una burbuja de protección. A medida que progresamos los puzles se hacen más interesantes porque implican a más compañeros, y si bien tampoco es un aspecto deslumbrante, nos ha gustado ver que ayude a romper la monotonía.
Como se puede ver en las imágenes, utiliza una vista superior que facilita ver la organización de las unidades cuando se encuentran en acción, o el desplazamiento de objetos durante los puzles. Artísticamente es bastante resultón, y teniendo en cuenta la cantidad de criaturas que nos acompañan, da una buena impresión en movimiento. No se puede exigir mucho más a un juego independiente de este tipo.
Masters of Anima nos llega con textos en español y voces en inglés. La ambientación sonora no es mala, pero la escasa variedad de temas musicales impide que luzca un poco más.
Conclusiones
Como aventura, nos quedamos con que Masters of Anima es una divertida propuesta que combina estrategia en tiempo real, gestión y puzles. Un poco superficial en cada aspecto, pero que en conjunto funciona bien. Su punto débil es que no destaca especialmente en ningún apartado y quienes busquen un juego táctico encontrarán que el ritmo de juego aquí es demasiado pausado, con pocos combates –pero un poco tediosos- donde el componente táctico es pequeño.
En definitiva, es un juego independiente con personalidad, buenas ideas con el uso de los guardianes durante la exploración y visualmente por encima de la media en este tipo de producciones, pero también imperfecto.
Hemos realizado este análisis en PS4 Pro con un código que nos ha proporcionado Focus Home Interactive.