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PS4, XBOne:
Switch:
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Okomotive / Mr. Whale's Game Service
Producción: Mixtvision
Distribución: PlayStation Network
Precio: 14,99 €
Jugadores: 1
Formato: Descarga
Textos: Español
Voces: No
Online: No
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Análisis FAR: Lone Sails, la aventura de viajar (PS4, PC, Switch, Xbox One)

Explora y disfruta un mundo abandonado con la única compañía de tu vehículo.
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Actualizado: 21:31 17/8/2020
Análisis de versiones PS4, PC, Switch y Xbox One.

Hace tiempo que los videojuegos independientes demostraron que no a veces no es necesario poner la atención únicamente en la jugabilidad. Hay juegos experimentales que no destacan por la inteligencia de sus puzles, la acción o un desafío que requiera de mucha habilidad. Un extremo son los juegos narrativos, llamados walking simulator, donde lo importante puede ser la exploración y la historia que se nos cuenta, y tenemos otros con más interacción pero donde el entretenimiento viene más por la experiencia que del control. FAR: Lone Sails es uno de estos últimos.

Lanzado el año pasado en PC, el juego de Okomotive y Mixtvision llega ahora a consolas con todo su encanto intacto, pero también os advertimos: no es un juego para todos los usuarios.

Un viaje solitario

FAR: Lone Sails apenas nos pone en contexto de su historia. Somos un personaje en un mundo aparentemente postapocalíptico que comienza un viaje cruzando un lecho marino seco repleto de los restos de una civilización antigua. Barcos varados, maquinaria, construcciones y de vez en cuando algún pequeño poblado a la lejanía nos dan pistas de que este mundo tuvo actividad, pero ahora sólo es un escenario muerto. Sólo las inclemencias del tiempo y algunos animales salvajes nos recordarán que estamos vivos. ¿Estamos huyendo? ¿Cuál es nuestro destino? Poco importa.

Aunque se trata de una aventura melancólica y solitaria, realmente tenemos un compañero inseparable: un vehículo similar a un submarino con ruedas. Desde el momento en el que hacemos funcionar su maquinaria nos sirve para avanzar por este largo recorrido y embestir algunas barreras de obstáculos que de otra manera sería imposible superar. Pero para hacer buen uso de él, hay que cuidarlo.

El viaje transcurre principalmente en las entrañas de este vehículo.

Gestión y puzles en pequeñas dosis

Hay que dejar claro que FAR: Lone Sails no es un juego de gestión, plataformas o puzles, aunque tenga pequeñas dosis de estas mecánicas. Ante todo, es un juego contemplativo para disfrutar del propio viaje, la ambientación y el ritmo pausado.

Con el viento a favor, podemos desplegar velas y ahorrar el combustible.

Nuestro vehículo es un trasto bastante imponente que requiere combustible para funcionar. Esto no tiene ningún secreto: obtén basura o barriles por el terreno, llévalos a una especie de caldera y pon en marcha la máquina de vapor. Hay abundantes recursos por el camino, así que basta con estar atento para subir las provisiones, recargar el material líquido, mantener una velocidad adecuada, vigilar la presión o frenar antes de colisionar con un muro. En la mayoría de ocasiones hay tiempo suficiente para dejar todo esto listo, subir a la cubierta y dejarse llevar.

A lo largo del viaje vamos a ir mejorando la nave con nuevas piezas por el simple progreso de la historia. Una de las más importantes son las velas, que desplegadas con el viento a favor nos ahorran cualquier gasto de combustible, pero hay otras más como un aparato que absorbe los objetos del camino, ahorrándonos la tarea de bajar y subir del vehículo de la que hablamos antes.

En este taller estamos a punto de instalar un aspirador que recoge la basura del suelo.

Estas piezas se suelen conseguir en las paradas del camino y talleres. Cada cierto tiempo encontramos alguna construcción o barrera que nos impide el paso, y aquí es donde entra una pequeña dosis de puzle con plataformas. Pulsa interruptores, pon en marcha máquinas que abran compuertas, etc., todo a un nivel extremadamente asequible que puede decepcionar a quien espere complejidad. No van por ahí los tiros.

En general este es el ciclo del juego, lo que hace un ritmo bastante tranquilo. Sin tutoriales, parte de la diversión es descubrir cómo funciona el juego y cómo actuar ante cada imprevisto. Por ejemplo, ¿qué pasa si cae un rayo e incendia nuestra nave? ¿Y si hay que reparar un mecanismo esencial de los aparatos? Como hemos comentado, aparentemente tiene toques de gestión, pero está muy lejos de ser un agobiante simulador en el que debas prestar atención a cada elemento del vehículo. El estrés es precisamente una sensación que FAR: Lone Sails nunca busca.

Hay puzles, pero son sencillísimos. Aparecen en los lugares que detienen nuestro avance.

En cuanto al control, únicamente podríamos criticar que la estrechez de los pasillos se vuelven un poco incómodos cuando acumulamos muchos objetos. Si bien hay unas perchas para colgar unas pocas provisiones, el resto quedarán acumuladas en los compartimentos y obstaculizarán al personaje.

Una estupenda ambientación

Sin grandes virguerías técnicas, poco a poco iremos encontrando el encanto de su maravillosa ambientación que en muchos momentos nos harán creer que estamos jugando a una película animada. Hay pequeños detalles para conectar mejor con esta fría máquina, por ejemplo la oportunidad de colgar alguna decoración que vamos recogiendo, sean farolillos o una vieja radio que suena de vez en cuando. Queda enteramente a tu elección: si lo deseas, este mobiliario puede ser combustible para el vehículo.

Viajaremos de día, noche y bajo la tormenta.

La cámara se mantiene normalmente alejada y nos permite ver este mundo apagado de pocos colores, donde suele resaltar el rojo y el azul de nuestra energía. Con la pulsación de una palanca la vista se acerca al personaje, pudiendo ver mejor el interior de la nave o las construcciones abandonadas. En cualquier caso, no es la típica producción pixel-art que hemos visto en centenares de ocasiones.

El sonido también juega un papel clave para recrear la soledad de este mundo. A veces suena música compuesta por Joel Schoch para acompañar el simple recorrido del barco rodante. En otro momento sólo se escuchan los efectos de sonido: el viento, el motor en funcionamiento y las ruedas sobre el terreno. El juego sabe cuándo ser minimalista en gráficos y sonido, y la verdad es que no hace falta más para disfrutar del paseo.

No siempre escucharemos música, los efectos de sonido también ambientan el viaje.

Lo que busca –y consigue- Okomotive es que el jugador termine por identificar la nave con su hogar. Puede que esta maquinaria poco nos importe en los primeros minutos de juego, pero al cabo de las tres o cuatro horas en las que puede ser superado será nuestro refugio móvil, y salir de él será cada vez más difícil. Esto se hace visible cuando, por ejemplo, empieza a llover o se acerca un tornado, y nuestro primer impulso es correr al interior de su coraza.

Conclusiones

Con la duración justa, pues algo más y podría empezar a mostrar signos de repetición, una atmósfera sugerente y una dosis correcta de gestión o puzles, hacen de FAR: Lone Sails un juego recomendable para aquellos que disfruten de experiencias ligeramente diferentes a lo que cualquier superproducción ruidosa, multijugador o épica ofrece. Eso sí, al igual que otras aventuras del estilo, está diseñado para sorprender durante la primera partida, sin demasiado valor de rejugabiliad.

No es tampoco un Journey motorizado –está lejos de sorprender como lo hizo thatgamecompany en 2012-, pero cruza varias veces y sin complejos la línea de los juegos zen donde el placer está en simplemente ver lo que sucede en pantalla.

Hemos realizado este análisis en su versión PS4 Pro con una copia que ha proporcionado Team FAR.

NOTA

8

Puntos positivos

La ambientación.
Dosis de puzles para romper la monotonía.
Con personalidad.

Puntos negativos

Se le puede achacar ausencia de dificultad.
Pasillos estrechos que complican el movimiento rápido.
No muy rejugable.

En resumen

Un juego independiente que se disfruta por la experiencia de viajar y descubrir un extraño mundo, más que por sus casi inexistentes puzles.