Análisis Supraland, deliciosa aventura de puzles y exploración (PC, Switch, PS4, Xbox One)
Si de algo disfrutamos especialmente cada año es de esos juegos indies que llegan sin hacer ruido y te sorprenden con su enorme calidad, y el caso de Supraland es un ejemplo perfecto de ello, posiblemente una de las sorpresas más agradables en lo que llevamos de 2019. Tanto es así que salió el 5 de abril y todavía no lo habíamos analizado -y como podéis comprobar en Metacritic casi ningún medio del mundo lo ha hecho-, pero más vale tarde que nunca, y más cuando se trata posiblemente de uno de los mejores juegos de puzles de los últimos tiempos.
Desarrollado prácticamente en solitario por el alemán David Münnich, la premisa de Supraland es cuando menos ambiciosa: "Una mezcla entre Portal, Zelda y Metroid.
Explora, encuentra mejoras ocultas, resuelve puzles, derrota a monstruos, encuentra nuevas habilidades que te ayudarán a llegar a nuevos lugares". Y si bien todo esto es cierto, conviene aclarar mejor desde el principio qué es exactamente Supraland, para que nadie se lleve a engaño.
Estamos principalmente ante una aventura de puzles y exploración con algo de "plataformeo", que recuerda a juegos como Portal y The Talos Principle, pero en una estructura de mundo abierto con unos escenarios complejos, perfectamente conectados y repletos de secretos, y también algunos combates, en lo que es sin duda su punto más débil, aunque no consiga manchar del todo lo brillante que es en el resto de aspectos.
Un sandbox literal
El mundo de Supraland es de juguete, en miniatura, y de manera literal estamos en un sandbox, en la caja de arena que un niño tiene en su jardín, en la que se divierte jugando. Sin demasiados preámbulos, en una narrativa muy ligera y que nunca molesta, tendremos que emprender una búsqueda porque el reino de los muñecos rojos se ha quedado sin agua, y debemos ponerle remedio, averiguando de paso qué está ocurriendo.
Así lo primero que debemos aprender es que hay que recoger todas las monedas que nos encontremos, ya que con ellas podemos mejorar a nuestro personaje, ya sea desde aumentar su salud, fuerza o rapidez, hasta adquirir nuevas habilidades, como el doble salto o la posibilidad de generar un cubo, que nos permite llegar a lugares elevados o activar interruptores, entre otros muchos usos.
De manera muy ágil, a los pocos minutos de emprender nuestra aventura estaremos adquiriendo todo tipo de mejoras y nuevas acciones que nos permiten a llegar a nuevos lugares y solucionar todo tipo de puzles y desafíos, con una jugabilidad cada vez más compleja y divertida, que no deja de mejorar en ningún momento, en una sucesión de desafiantes rompecabezas e incluso algo de "plataformeo".
Es aquí donde encontramos uno de los triunfos del juego, su deliciosa curva de dificultad, ya que nunca es ni demasiado fácil ni complicado, aunque en algún momento puedes dudar de a dónde ir a continuación, o atascarte un rato en algún rompecabezas, especialmente cuando la jugabilidad ya se vuelve más compleja al contar con muchas habilidades y herramientas.
Una estupenda mezcla de puzles y exploración
Aunque vamos desbloqueando nuevas acciones que nos permiten llegar a lugares que antes eran inaccesibles, tenemos que dejar claro que no nos ha parecido demasiado "metroidvaniesco", ya que volver sobre tus pasos (también conocido como backtracking), no es algo importante para progresar en la aventura, que tiene un desarrollo bastante lineal si no quieres dedicar mucho tiempo a explorar y conseguir mejoras opcionales, pudiendo centrarte totalmente en la historia principal si así lo quieres.
Si sigues la trama y adonde te dicen que vayas en cada momento, te vas a encontrar una sucesión de puzles a cada cual más desafiante e ingenioso, precisamente la faceta en la que más brilla Supraland. Estos rompecabezas nos obligan a observar los escenarios con mucha atención y a aprender a utilizar todas las herramientas que vamos consiguiendo, tanto entre sí como con todo lo que nos rodea. Si ya habéis disfrutado de títulos como los ya mencionados Portal o The Talos Principle, o incluso la saga Q.U.B.E., esta aventura os va a encantar, ya además se diferencia por su estructura muchos más abierta y ambiciosa, repleta de secretos por descubrir.
Tras el cubo, conseguiremos unas botas pesadas que nos permiten pisar unos interruptores y destruir ciertas estructuras, un rayo con el que podemos crear caminos entre estructuras de madera, una herramienta magnética que nos permite adherirnos a superficies metálicas, y al final incluso una pistola que nos permite teletransportarnos.
Nada demasiado original sobre el papel, pero sí muy efectivo, en un desarrollo entretenidísimo de principio a fin, y como decíamos con una dificultad muy bien medida, más cerca de lo desafiante que lo sencillo, pero que será un reto irresistible si te gustan este tipo de juegos, siendo muy adictivo.
La historia se puede acabar en unas 13 horas, que es lo que nos ha durado a nosotros, pero se puede seguir jugando mucho más, ya que apenas lo hicimos con el 50% completado. Hay multitud de secretos y puzles opcionales, y se puede exprimir muchísimo si te picas, llegando a la treintena de horas, lo que no está nada mal para tratare de un juego indie realizado apenas por una persona.
Unos combates muy flojos
La parte más floja y que desentona muchísimo respecto al resto de elementos es su sistema de combate, muy simplón, impreciso y que se acaba haciendo repetitivo. Tenemos una espada y una pistola de energía cuya fuerza vamos mejorando, conseguimos también un rayo con el que podemos hacer explotar nuestros disparos de energía, y poco más, suficiente para enfrentarnos a unos cuatro tipos de enemigos que nos vamos a encontrar en todo el juego, con unos patrones de ataque muy simples y predecibles, que no ofrecen un gran desafío, excepto un par de jefes finales.
Cuando volvemos a una zona que ya hemos explorado, los enemigos se regeneran, de manera cada vez más abundante, y las pocas armas y la variedad de las amenazas a las que nos enfrentamos consiguen que combatir se convierte en algo tedioso, un trámite que cada vez no irá molestando más.
Si vuelves a un escenario que ya recorriste para encontrar algunos secretos o solucionar un puzle que dejaste atrás, lo que no quieres es volver a limpiarlo de enemigos en unos combates tan poco divertidos, que desentonan muchísimo con el genial diseño de puzles o la intrincada estructura del mundo, aspectos en los que es prácticamente sobresaliente.
Su creador es consciente de que el combate es una de las grandes carencias de Supraland (de hecho podría haberlo quitado y no lo echaríamos de menos, incluso sería mejor juego), y para la secuela que ya se está financiando en Kickstarter ha prometido mejorar este aspecto junto con la narrativa, y uno de los objetivos principales es fichar a un diseñador de combate.
Audiovisualmente agradable
Como ya os habréis imaginado al deciros que ha hecho casi todo el juego una única persona, estamos ante una producción humilde, pero nos ha parecido bastante resultón audiovisualmente, con unos gráficos y sonido muy agradables, incluso relajantes, que cumplen sobradamente.
Su música tranquila y sus colores cálidos y vibrantes hacen que sea agradable patearte sus escenarios una y otra vez y no te importe estar atascado un rato en un puzle y darle unas cuantas vueltas hasta dar con la solución.
Además, la sensación de estar en un mundo de miniatura en la caja de arena de un jardín está muy bien conseguida con ciertos detalles muy ingeniosos, y para ser un juego tan indie creemos que cumple muy bien gráficamente: es bonito y su propuesta no pide mucho más.
Una de las mayores sorpresas de 2019
Como amantes de las aventuras de rompecabezas y exploración, Supraland es estupendo, y nos parece sin ningún tipo de duda uno de los mejores juegos de puzles de los últimos años. Repleto de ingenio y buen diseño, da gusto explorar su mundo lleno de acertijos y multitud de recovecos con todo tipo de secretos, siendo tremendamente satisfactorio gracias a su genial curva de dificultad y el ritmo en su desarrollo, que no deja de incluir novedades cada poco tiempo y nunca se queda ensimismado en una de sus muchas buenas ideas. Aunque con aspectos mejorables, como su flojo sistema de combate, sus virtudes prevalecen, y y es uno de los mejores indies en lo que llevamos de 2019, que os invitamos a descubrir, para que os sorprenda tanto como a nosotros.
Hemos realizado este análisis con un código que nos ha proporcionado David Münnich.