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Plataformas
Fecha de lanzamiento:
PC, Switch, PS4:
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Joysteak Studios
Producción: PQube Limited
Distribución: Steam
Precio: 14,99 €
Jugadores: 1
Formato: Descarga
Textos: España
Voces: -
Online: -
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Análisis Songbird Symphony, plataformas y ritmos musicales (PC, Switch, PS4)

Plataformas independiente dirigido a los jóvenes que introduce minijuegos de ritmo musical en su desarrollo.
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Actualizado: 21:31 17/8/2020
Análisis de versiones PC, Switch y PS4.

La primera impresión de Songbird Symphony es la de un plataformas clásico que se podría inspirar en la generación de 16 bits, como tantos otros juegos independientes han hecho en la actualidad. Sí pero no. La aventura de Joysteak Studios efectivamente es un juego de plataformas, pero también añade mecánicas de ritmo musical para activar algunos mecanismos o luchar en batallas musicales. Está lejos de ser una joya, pero no se puede negar que tiene encanto y busca innovar un poco en uno de los géneros donde todo está inventado.

Somos un pequeño pájaro un poco marginado por otras especies; nos han criado pavos reales, pero no somos uno de ellos, así que el polluelo no tardará en hacer nuevos amigos en un viaje por descubrir quién es realmente. En esencia, el cuento del Patito feo. Adora cantar, aunque todavía tiene muchas notas que aprender –cosa que hará al explorar el mundo-, y eso le permitirá progresar por lugares donde la jugabilidad clásica de los saltos no alcanza.

El pájaro protagonista está un poco marginado, sufre 'bulling'.

Silbando a ritmo musical

Pocas novedades que resaltar en cuanto a la sección de plataformas, que se controla bien y presenta unos mapas no excesivamente lineales, si bien tampoco hablamos de un amplio metroidvania, sino de bifurcaciones con lugares secretos y coleccionables. Si lo tomamos únicamente esta parte habría que decir que es un juego bastante simple, sin grandes desafíos –olvídate de los enemigos típicos de un plataforma que van a dañarte: no puedes morir, no hay barra de vida ni trampas-, con una estética pixel-art atractiva de una definición mayor que la media y buenas animaciones, pero poco más que resaltar.

La cuestión es que Songbird Symphony es más que el plataformas indie típico que solemos encontrar en la distribución digital. Los primeros momentos de su historia son una declaración de intenciones: no se dedican a explicar el funcionamiento de los saltos, sino de cómo pulsar con precisión el botón indicado según un círculo se hace más pequeño sobre el icono. Juega con la música en retos que pueden recordar a otros títulos del estilo de Parappa The Rapper, pero integrados dentro del género de las plataformas.

Es un juego de plataformas, pero también hay minijuegos y mecánicas de un juego de ritmo musical.

Esto tiene muchos usos, pues se utiliza para hablar con los personajes –algunos de ellos nos pedirán algún objetivo o simplemente darán conversación- o para interactuar con el entorno, por ejemplo para hacer crecer una planta, eliminar obstáculos, activar y desactivar plataformas... Incluso habrá enfrentamientos con otras criaturas mediante batallas de ritmo, es decir, el oponente muestra una serie de botones que luego tenemos que repetir con precisión. De hecho, podremos repetir estos minijuegos musicales para conseguir puntuaciones más altas, no obstante la calificación suele ser generosa y perdona los errores. Lógicamente, a medida que aprendemos nuevas notas, también subirá la complejidad de estos retos, y su presentación será diferente según la temática: a veces es más similar a un karaoke, en otras los botones caen o giran, etc.

Cantar en una planta hace que crezca, y así podremos subir por sus hojas a lugares más altos.

También al ayudar a los personajes –con cantos o participando en búsquedas- la música se irá completando con nuevos sonidos, así que la banda sonora y efectos de sonido forman parte de la jugabilidad. Nos gustaría decir que Songbird Symphony tiene grandes melodías, pero quizás sea excesivo; es correcta, pero lo que hace diferente al juego es que no es un mero añadido y se ha diseñado para participar de la jugabilidad.

Esta combinación de plataformas, puzles ligeros y minijuegos musicales es la seña de identidad de Songbird Symphony, pero también hay momento en los que el ritmo de juego se resiente precisamente por esos cambios de jugabilidad tan drásticos. Durante unos minutos estás disfrutando de la exploración del mapa y poco después debes jugar a una prueba tipo Simon, que a lo mejor no es de tu gusto.

En los duelos aprenderemos nuevas notas para nuestros cantos.

Otro problema lo hemos tenido con la interfaz de los botones direccionales durante los duelos musicales, que a veces es difícil de seguir con tanto movimiento o quedan ocultas por los efectos de la pantalla, provocando más errores de los que debería; pese a esto, el único castigo que tenemos es la repetición, por lo que en todo caso hablamos de un juego bastante fácil en la parte musical y sin dificultad en las plataformas.

La búsqueda de coleccionables también se puede hacer un poco pesada en los mapas más abiertos, pues es una simple cuestión de navegar por todo el nivel. El juego en sí no es demasiado largo, unas cinco horas, aunque exprimir todo y buscar los mejores récords puede sumar unas cuantas más.

Repite mucha decoración, pero los gráficos pixelados no están nada mal.

Y visualmente es muy agradable a la vista, pero se repite mucha decoración de las fases, falta un poco de variedad dentro de la misma zona. Sin la ayuda de un mapa, esto también puede ser un inconveniente a la hora de orientarse en el backtracking o retroceso a zonas ya superadas.

Conclusiones

Aunque quizás no sea un aspecto que se valore mucho en los juegos, la historia de Songbird Symphony, o mejor dicho, las moralejas que se pueden extraer de la aventura –toca el bullying y la aceptación de uno mismo, por ejemplo- lo hacen un juego valioso para los más pequeños. La propia estética y que no sea un juego de acción es un aire fresco entre tantos plataformas orientados al combate, la agresividad o la estética oscura.

Probablemente pase algo inadvertido por el mercado porque tampoco es un juego redondo ni rompedor, el diseño jugable sufre pequeños problemas y puede saber a poco para quienes quieran un título más profundo en todos los géneros que toca, pero como opción para que los jóvenes disfruten de un plataformas moderno con un pequeño giro a la fórmula clásica, Songbird Symphony cumple de sobra.

Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 con un código que nos ha proporcionado PQube Limited.

NOTA

7.2

Puntos positivos

Un plataformas algo diferente.
Divertido, sobre todo para los más jóvenes.
Unos gráficos bonitos…

Puntos negativos

… pero recicla mucha decoración y fondos.
Casi nula dificultad en la parte de plataformas.
La interfaz durante las canciones no siempre es clara.

En resumen

Una curiosa fusión de plataformas y minijuegos de ritmo musical orientado a los jugadores más jóvenes. Entretenido, aunque lejos de ser memorable.