Análisis Monster Sanctuary, un Pokémon metroidvaniesco (PC, PS4, Xbox One, Switch)
Cuando Game Freak creó a los famosos Pocket Monsters allá por el año 1996 para la venerada consola portátil Game Boy, pocos podían visualizar lo que esta saga (rebautizada tiempo después como Pokémon) iba a significar para la industria del videojuego en particular y, también, para la cultura en general. Hemos perdido la cuenta de los clones que han ido apareciendo a lo largo de los años basados en esta aclamada franquicia, si bien muy pocos de ellos han conseguido calar entre los usuarios. Y aquí tenemos al más reciente en aparecer, Monster Sanctuary, una producción del pequeño estudio Moi Rai Games que a pesar de seguir los pasos de dicha saga, lo cierto es que por lo menos intenta hacerlo de manera un tanto distinta de lo habitual.
La historia que actúa como trasfondo es muy sencilla y, de hecho, apenas se anda por las ramas y va directa al grano. En un mundo en el que los humanos y los monstruos conviven en paz, la llegada de unas criaturas más poderosas de lo habitual rompe dicha armonía. Y como Monster Keepers, es decir, criadores expertos de monstruos, tenemos que intentar dilucidar qué es lo que está pasando.
Un argumento que, como podéis ver, no es el más interesante jamás integrado en un título de estas características y apenas posee trascendencia. Pero tampoco es que se eche en falta un guion más elaborado para disfrutar de las más de 20 horas de diversión que nos depara el título, dado que sus cualidades son otras muy distintas en las que vamos a entrar en profundidad ahora mismo.
Crianza, peleas y exploración
Lo primero que es necesario dejar claro desde un principio es que, a diferencia de lo que suele ser habitual tanto en la saga principal de Game Freak como en la mayoría de sus clones, en esta ocasión no estamos ante una aventura en plan RPG. En su lugar, la fórmula de juego está mucho más cercana a lo que vendría a ser una especie de metroidvania en plan lite, o sea, con un diseño de niveles menos laberíntico y enrevesado de lo normal en el género y con un desarrollo más "guiado", si nos permitís el término. Así y desde una perspectiva lateral, tenemos que ir explorando un mundo de dimensiones bastante amplias que se divide en zonas muy bien diferenciadas, desde aldeas a bosques, cuevas o zonas subacuáticas. Y mientras recorremos los fondos, se va completando el mapa de turno que aparece en la parte superior derecha de la pantalla y que nos ayuda a orientarnos, pudiendo ir de un lugar a otro rápidamente a través de unos teletransportes que vamos encontrando mientras progresamos en el juego.
Entonces, ¿qué tiene que ver todo esto que acabamos de comentaros con lo disfrutado en la franquicia Pokémon? Pues una de las bases sobre las que ha sido construida toda la jugabilidad y que tiene que ver con la crianza y cuidado de multitud de criaturas que campan por los escenarios, siendo necesario pelear contra todos ellos usando a nuestros propios monstruos. Cada vez que nos topamos con alguna de estas criaturas, las cuales por cierto se agrupan en diversas clases, tenemos que afrontar un combate que tiene lugar por turnos y en los que se enfrentan las criaturas que seleccionemos de nuestro equipo. Cada una posee sus propias habilidades y ataques especiales, siendo necesario estar pendiente de los puntos fuertes y debilidades de todos ellos para conseguir salir victoriosos de cada batalla. Unos enfrentamientos que nos han parecido muy amenos y que además son bastante tácticos dentro de lo que cabe, pudiendo incluso sacar partido de un sistema de combos sencillo pero bien recreado que da bastante juego si se le presta atención.
En muchas ocasiones, cada vez que peleamos contra un monstruo conseguimos un huevo que, tras eclosionar, se convierte en nuestro aliado. Existen multitud de seres distintos y es posible ir mejorando sus estadísticas a medida que peleamos y ganamos experiencia y, también, otorgarles nuevas capacidades a través de un árbol de habilidades simple pero funcional. Y por si fuera poco, también es posible equiparles con armas y objetos especiales que podemos ir encontrando en cofres que están repartidos por los escenarios. Pero la ayuda que nos proporcionan estos monstruos no se queda solo en las batallas. Mientras exploramos los fondos siempre vamos acompañados de una criatura, la cual es posible cambiar de una a otra con los botones superiores del mando. Bien, pues cada una posee una habilidad especial diferente (planear, crear piedras, etc.) la cual nos permite acceder a nuevas áreas de los escenarios. Esta fórmula de juego no ha sido explotada a su máxima capacidad y debemos insistir en que no se trata de un metroidvania demasiado profundo ni exigente. Pero a pesar de eso, que ni tan siquiera puede ser considerado un defecto en sí, se trata de un título bastante disfrutable y bien construido en general. Y para complementar al modo principal, también es posible jugar online para combatir contra otros usuarios, una opción que tiene su interés.
Entrando a comentar su parcela audiovisual, estamos ante un título que destaca principalmente por su conseguido pixel art. El diseño de los personajes y monstruos no es demasiado original, para qué negarlo, pero tanto su apariencia como sus animaciones sí que alcanzan un buen nivel. Por su parte, los escenarios gozan de un colorido excelente y es posible advertir zonas bien diferenciadas, aunque en global la estructura y apariencia de casi todos ellos es simplemente aceptable. Y en cuanto al sonido, agradables melodías nos acompañan durante toda la aventura sin que acaben resultando cansinas en momento alguno, sumándose a ellas unos efectos de sonido recreados correctamente aunque su cuantía no es excesivamente amplia.
Cazando monstruos de manera diferente
Son casi incontables los juegos que han tratado de seguir la estela de la saga de Game Freak con mayor o menor fortuna. Monster Sanctuary es una producción de carácter bastante humilde pero que nos ha parecido realmente buena en general e incluso superior a muchas que se nos vienen a la cabeza y de mayor presupuesto. El desarrollo en plan aventura 2D con tintes roleros y metroidvania funciona correctamente, aunque aquellos que busquen la profundidad habitual de las obras de esta última estirpe (metroidvania) seguramente quedarán algo decepcionados. Sin embargo casi todo lo demás que acapara el título está bien resuelto, desde todo lo relacionado con la obtención y mejora paulatina de los monstruos al sistema de combates por turnos, que sin ser demasiado original funciona perfectamente. Una aventura notable y que puede llegar a hacerse muy absorbente.
Hemos realizado este análisis en su versión de Nintendo Switch con un código proporcionado por Team17.