Análisis de Fe (PC, Switch, PS4, Xbox One)

Fe, desarrollado por Zoink Games, fue el primero de los juegos anunciados por Electronic Arts durante el E3 2016 bajo el sello EA Originals, dedicado a publicar proyectos independientes. Hoy día muchas grandes editoras desarrollan sus propios juegos de bajo presupuesto, caso de Ubisoft, otras se fijan en aquellos que resultan interesantes –Namco Bandai con Little Nightmares- o por lo menos son de inestimable ayuda -Square Enix y el programa Collective-. Ese mismo año EA anunciaría el segundo EA Originals, Sea of Solitude.

A Fe se le puede encasillar en el género de la aventura, ese cajón de sastre que vale para casi todo. Tiene un poco de puzle, exploración y sigilo. No es completamente un juego zen si por eso entendemos títulos relajantes que simplemente buscan general alguna emoción, porque aquí hay un poco de reto y coleccionables fáciles de perder, pero tampoco vamos a encontrar acción ni momentos que requieran de mucha habilidad.

Fe es, efectivamente, el tipo de juego que Electronic Arts nunca desarrollaría por su cuenta, y de ahí la importancia de EA Originals para cubrir esta deficiencia en su catálogo.

En Fe no hay diálogos y la historia se deja mucho a la interpretación. Básicamente controlamos a una criatura mitad gato y zorro que se encuentra en un bosque donde irá liberando a los animales de sus atacantes. Uno de los coleccionables consiste en descubrir murales que dan un ligero trasfondo a la mitología del mundo, pero realmente la historia no avanza mucho más desde esta idea hasta casi el final.

El protagonista tiene una característica especial: su canto casi lastimoso con el que interactúa con otros animales o plantas para causar alguna reacción. Con los primeros suele ser conseguir su amistad para que colaboren en la resolución de algún puzle, y con las segundas para conseguir, por ejemplo, un fruto o que abran sus pétalos y formen una plataforma desde la que impulsarnos.

En nuestros primeros pasos comprobaremos cómo funciona este sistema para conseguir nuevas amistades. Basta con acercarse a un animal y emitir el sonido "en la misma onda", según el grado de pulsación del gatillo. Si lo hacemos correctamente, el animal será nuestro nuevo amigo y tendrá alguna manera en las proximidades. El mapa está dividido en varias zonas temáticas por puzles y fauna.

Pero antes de poder aprender este idioma hay que liberar o ayudar a una versión grande de esta especie. Este es el desarrollo típico del juego: a la madre pájaro le han robado sus huevos y será nuestra tarea recuperarlos. Una vez ganada su confianza, nos enseña el trino que pone a las aves de nuestra parte, y siempre que veas un pájaro podrás hacer que te lleve volando. Entonces accederás a una nueva del mapa, encontrarás por ejemplo a una especie de gusanos/topos que controlan plantas, ayuda a invocar a su versión gigante después de superar numerosos peligros, consigues su idioma, eso te lleva a nuevas regiones, etc.

Fe es uno de esos títulos que reduce al mínimo el nivel de tutoriales, aunque no hasta el punto de dejar perdido al jugador. Puesto que estamos en un juego bastante abierto –pero no un sandbox, sino más bien tipo metroidvania que requiere de habilidades específicas para explorar toda la zona-, se nos marcará nuestro próximo objetivo en el mapa. Además, llamar a un pájaro con nuestro canto hará de guía sobre la ruta que debemos tomar.

Pero sí es cierto que, salvando la presentación de nuevas mecánicas con una pequeña descripción, Fe no nos aborda con constantes mensajes de lo que hacer o cómo hacerlo. Es mucho menos intrusivo que la recargada interfaz de otros mundos abiertos que nos bombardean con indicaciones de puntos clave. Es un arma de doble filo, y la mayoría del tiempo es positivo: tenemos sensación de descubrir por nuestra cuenta cómo resolver cada objetivo. Hay sin embargo alguna situación puntual que no nos ha parecido bien diseñada y que requiere más experimentación de la cuenta porque simplemente no habíamos visto antes ese enemigo o interacción, pero nunca llega a frustrarnos.

En el bosque hay una serie de criaturas no muy amigables, los Silenciosos, que se dedican a atrapar animales del bosque. En estas secciones entra en juego aspectos de sigilo, puesto que nuestro protagonista está indefenso y los enemigos son capaces de liquidarnos con un proyectil o un bocado. El sigilo, que muchas veces se incluye en los juegos de manera forzada, aquí no resulta demasiado molesto gracias a las diferentes rutas del entorno; puedes aprovechar los matorrales, o desplazarte por las copas de los árboles lejos de su visión. Eso sí, una vez te localizan normalmente supone la muerte instantánea.

Fe basa su jugabilidad en la exploración e indirectamente en las plataformas. No tanto en los puzles, pues la mayoría se trata de combinar nuestros movimientos básicos –escalada de árboles, planeo…- con los idiomas adquiridos, y el propio animal o planta nos señala con un símbolo cuál es el correcto. La dificultad, que no es muy alta, se encuentra en progresar hasta el punto deseado y evitar a los enemigos cuando aparecen. Aunque se puede completar en seis horas si nos olvidamos de los coleccionables y vamos directos al final, la sensación que nos deja es de una aventura muy variada y amplia. El mapa concentra los retos y en ningún momento habrá regiones de relleno que bajen el nivel.

El marcado estilo gráfico es uno de los aspectos más llamativos. Se inspira parcialmente en el low poly, modelados de pocos polígonos, pero también en una fuerte iluminación que colorea cada zona de una manera muy característica. Los objetos relevantes son de otro color o desprenden un aura brillante. Salvando las distancias entre 2D y 3D –y que en lo jugable no tienen nada que ver-, se podría comparar con ciertos escenarios de Ori and the Blind Forest, y lo cierto es que logra que el arte nos haga olvidar las limitaciones técnicas del juego.

La única pega que encontramos es que funciona a 30fps en consolas, y que las opciones en Xbox One X y PS4 Pro se reducen a la subida de resolución, no a mejorar el rendimiento. Nada de lo que hemos visto nos hace pensar que no pudiera ir a 60fps al menos en estas revisiones de consolas.

La música no siempre aparece, pero cuando lo hace es de gran calidad y juega bien con la intensidad, da un aspecto dinámico que se adapta a lo que sucede en la partida. El resto del sonido se lo llevan los efectos de la naturaleza y los gritos del protagonista. Complementa muy bien el aire fantástico del bosque.

Conclusiones

Fe hay que jugarlo con paciencia, olvidar las prisas y disfrutar del paisaje; esa es media experiencia. La otra es un juego de plataformas entretenido, con gran ambientación, que no sorprende pero hace bien todo lo que sus desarrolladores se han propuesto, y eso que es bastante ambicioso para tratarse de un proyecto independiente –aunque cuente con el respaldo de Electronic Arts-.

Quizás se echa en falta el toque que diferencia a los clásicos de los buenos juegos, ese algo que nos hace querer volver a ellos periódicamente, que impide que caigan en el olvido años después. Pero desde luego Fe no anda escaso de calidad ni decepcionará a quienes busquen un mundo mágico en el que la fauna del bosque es nuestra aliada contra los invasores.

Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 con un código de descarga que nos proporcionado Electronic Arts.