Análisis de Eternal Strands, mucho talento, poco presupuesto y demasiada ambición (PC, Xbox Series X, PS5)
Yellow Brick Games es una de esas historias que dan un poco de esperanza en una industria castigada por los despidos, expectativas de ventas imposibles, y una absoluta falta de originalidad en las superproducciones. Veteranos de Mass Effect, Dragon Age o Assassin’s Creed han unido fuerzas para crear algo que, sin reinventar la rueda, es capaz de innovar y ofrecer algo diferente.
Un acertado batiburrillo de inspiraciones
Eternal Strands es un juego de rol y acción en tercera persona con cierto enfoque en la exploración y en la fabricación de objetos, que toma ideas de algunos títulos míticos de nuestra industria. Las inspiraciones son múltiples: la lucha contra enemigos gigantes de Shadow of the Colossus o Dragon’s Dogma, la exploración y las físicas de Breath of the Wild (ojo, no las de Tears of the Kingdom), y una ambientación y narrativa que nos recuerda a Dragon Age.
Eso sí, para que mantengáis las expectativas bajo control, tenéis que tener cuenta que lo hace todo a mucha menor escala. Es una aventura que intenta hacer todo lo que puede con –imaginamos, obviamente no tenemos datos– mucho menos tiempo y mucho menos dinero que otros juegos del mismo género. Esto nos parece un arma de doble filo: son muchas mecánicas, relativamente complejas, un combate que tiene que funcionar con enemigos muy diferentes, y una exploración que tiene que ser divertida y saber recompensar. Y generalmente lo consigue… pero no siempre.
Combinando géneros
El juego tiene un diseño casi roguelike, aunque mucho más tradicional. Tenemos un campamento que sirve de base, donde la historia avanza, nuestros compañeros nos dan misiones, y donde podemos fabricar y mejorar nuestro equipo, nuestras habilidades, y descansar. Cuando estemos listos, podemos acceder a diferentes mapas a través de un portal, ya sea para hacer la siguiente misión o para explorar. El sistema de crafteo requiere ciertos tipos de materiales, y cuanto más raro sea el tipo que usemos, mejor será el arma. Eso nos anima a salir a buscar materiales raros para tener mejor equipo, incluso si no queremos completar una misión.
Cuando salimos del campamento, nunca sabemos qué nos vamos a encontrar. Por ejemplo, ademas de los gigantes que forman parte de la historia y los enemigos pequeños, también hay dragones, más o menos violentos, dando vueltas por ahí. Si nos pilla uno con ganas de pelea, es posible que se lance a por nosotros, arrasando todo a su paso, mientras nosotros decidimos si lugar o huir porque, si morimos, perderemos casi todos los materiales que hemos recogido.
Los peligros no sólo pasan por las criaturas. Hay zonas heladas en las que no podemos pasar tiempo si no queremos congelarnos, o un ataque de un dragón puede hacer que un bosque arda y que nos quememos. Por supuesto, aparte de los ataques físicos con espada y escudo o arco, tenemos ataques mágicos que podemos usar a nuestro favor, como el hielo para congelar a los enemigos, o incluso telekinesis para lanzarles objetos… o incluso lanzarlos montaña abajo. Es un título que sabe ofrecer posibilidades a los mandos.
Pero no siempre funciona tan bien. El combate puede llegar a hacerse torpe en ciertos momentos, hay situaciones que empiezan a repetirse y hay una extraña falta de tutoriales para explicarte conceptos básicos e incluso para guiarte en algunos momentos. Sabéis que no nos gusta que nos lleven de la mano, pero sí, al menos, explicar qué se puede hacer. Creemos que Yellow Brick Games ha pecado de ambicioso, y no ha podido terminar de pulir el combate o añadir todo el contenido que quería, y después de unas 15 horas, nos quedamos con la sensación de que podría haber sido más.
Perdidos en el Enclave
En lo visual, Eternal Strands también nos ha gustado mucho. Apuesta por un estilo un tanto estilizado, a veces un pelín fortnitesco para nuestro gusto, pero es indiscutible que es un juego muy, muy bonito, y muy trabajado en lo artístico. Es un título que no busca exprimir el hardware, pero cumple perfectamente su cometido, y se mueve genial en PlayStation 5 Pro. Sí, hay de vez en cuando algún tirón muy puntual (¿quizás cuando guarda?), pero por lo demás funciona a la perfección a 60 imágenes por segundo.
En lo sonoro, tenemos unos efectos de sonido que hacen su trabajo y unas melodías muy buenas… cuando suenan. Nos ha parecido que el juego abusa del silencio, y que en en escenarios como los que visitamos falta algo. Si no hay música ambiental, al menos deberíamos escuchar el viento en los árboles, pero a ratos casi parece que vamos por un pasillo solos. Nada grave, pero esos momentos de silencio nos han llamado al atención. También se echa de menos tener textos en nuestro idioma. Es un juego con una cantidad de diálogo enorme –con un excelente doblaje al inglés también–, y su enfoque en la exploración sin abusar de marcadores hace que requiera un nivel más que decente de inglés u otro de los idiomas disponible.
Una aventura conocida pero diferente
Eternal Strands nos ha parecido un juego muy entretenido que, además, entra muy bien entre tanto juego de rol y acción hecho con plantilla como los que tenemos últimamente. Sí, las ideas son casi todas prestadas, pero las combina con mucho acierto para ofrecer algo diferente, y aunque al final no termina de brillar, creemos que es un título más que recomendable para quienes quieran algo conocido pero diferente, siempre y cuando sean conscientes de sus carencias.
Hemos realizado este análisis en PlayStation 5 Pro con un código de descarga proporcionado por Game Press.