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Género/s: Action-RPG / Roguelike
PC, XSX, PS5, PS4, XBOne:
También en: PC XSX PS5 PS4 XBOne
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Blizzard
Producción: Activision Blizzard
Distribución: Xbox / Microsoft
ANÁLISIS

Análisis Diablo IV: Vessel of Hatred, una expansión sobresaliente que marca el camino a seguir (PC, Xbox Series X/S, PS5, PS4, Xbox One)

La primera gran expansión de Diablo IV eleva al juego de Blizzard a un nuevo nivel con montones de contenidos de calidad, una historia interesante y cambios y ajustes muy necesarios.
Análisis de versiones PC, Xbox Series X/S, PS5, PS4, Xbox One.

El primer año de vida de Diablo IV ha sido tan apasionante como esperanzador. Durante su lanzamiento, el título de Blizzard demostró ser una aventura de rol y acción fantástica que nos enamoró con su deliciosa jugabilidad y su espectacular dirección de arte, la cual recuperó el tono oscuro y decadente de las dos primeras entregas de la saga. Sin embargo, los contenidos disponibles una vez terminábamos la campaña se quedaban un poco escasos y el sistema de botín no estaba del todo bien ajustado.

La llegada de su primera temporada no hizo demasiado por cambiar esta situación, pero a partir de entonces, Blizzard cambió su forma de hacer las cosas y empezó un gigantesco y ambicioso proyecto de renovación cuyos resultados hemos visto durante los últimos meses. Nuevos y atractivos contenidos, un sistema de botín totalmente rediseñado que hace que cada pieza de equipo que sea mucho más útil e importante para darnos una mayor flexibilidad a la hora de construir a nuestro héroe y fortalecerlo, nuevas y amenas formas de subir de nivel, temporadas muy generosas que nos dan tiempo de sobra para completarlas...

No cabe duda que Diablo IV es ahora un juego muchísimo mejor que el que tuvimos durante sus primeros días y se nota que la desarrolladora ha estado muy atenta a la comunidad, escuchando sus quejas y peticiones para darle forma a un título que aspira a durar lustros. Ahora, esta renovación llega a su punto culminante con Vessel of Hatred, su primera gran expansión y la confirmación definitiva de que este es el camino a seguir.

De aventuras por Nahantu

Lo primero que debéis saber sobre ella es que nos ofrece un nuevo acto que continúa la historia del título base desde el mismo punto en el que se quedó. De este modo, seguimos los pasos de Neyrelle, quien ha huido a la región de Nahantu con la piedra del alma de Mefisto para intentar contener su mal y evitar que el Señor del Odio escape de su prisión y amenace a todo Santuario.

Si ya habéis completado la campaña del juego base, podéis omitirla al crear un nuevo personaje para empezar con él la historia de la expansión desde nivel 1.

Si bien no vamos a daros más detalles para no caer en destripes, sí que nos alegra poder confirmar que la historia ha experimentado una mejora descomunal respecto a lo que nos narraron en el juego principal. El guion está mejor escrito y estructurado, tiene un ritmo muy superior, desvela cosas muy esperadas y atractivas sobre el universo de la saga y consigue que realmente nos interesemos por todo lo que nos cuentan.

Ahora tiene un toque más aventurero, con momentos que incluso nos han recordado a Indiana Jones mientras explorábamos antiguas ruinas y templos repletos de trampas y desafíos para desentrañar sus misterios, aunque lo que más destaca sobre la narrativa es que se ha potenciado el factor humano, dándole un peso mucho mayor al pequeño grupo de protagonistas y haciendo que nuestro héroe sea bastante más expresivo que antes y tenga una personalidad más definida.

No os equivoquéis, esto sigue siendo Diablo y no os van a faltar infinidad de momentos crueles y sombríos, pero sí que aporta algo más de luz y esperanza cuando debe hacerlo, un contrapunto que creemos que le hace mucho bien al desarrollo de la historia. Y sí, las secuencias de vídeo vuelven a estar cuidadísimas y mantienen una factura técnica intachable. Nuestra única pega con el guion es que la trama general del juego como tal avanza poquísimo, dejándonos con la miel en los labios y con un final muy abierto que anticipa que todo lo que hemos jugado es un simple prólogo para lo que todavía está por venir.

La historia de Vessel of Hatred dura entre 8 y 10 horas.

En lo puramente jugable, la región de Nahantu (la misma que exploramos en el tercer acto de Diablo II) nos ha sorprendido con su tamaño y con su estupendo diseño. Es una jungla enorme que trae consigo montones de nuevas mazmorras, una veintena de misiones secundarias, nuevos altares que encontrar, nuevas ciudades y fuertes, muchos eventos de mundo nuevos y, por supuesto, infinidad de nuevos demonios a los que machacar.

Sí, es "más de lo mismo", pero nos lo hemos pasado genial explorando, completando contenidos y aprendiendo a movernos por unos escenarios muy variados que combinan con mucho acierto secciones laberínticas con otras más abiertas. Además, a nivel visual también es una maravilla y es capaz de regalarnos estampas preciosas que demuestran la belleza que puede llegar a encontrarse en Santuario con otras que parecen sacadas de nuestras peores pesadillas, una muestra más de que la dirección de arte de esta entrega juega en una liga en la que pocos pueden competir.

Algo que nos ha llamado mucho la atención es la mejora que han experimentado los combates contra los jefes, bastante más creativos y sorprendentes que en el título principal. Se nota que sus diseñadores lo han dado todo para crear montones de enfrentamientos con mecánicas únicas y patrones de ataque que nos piden que hagamos algo más que simplemente pegar y esquivar mientras estos poderosos enemigos van cambiando de fase y volviéndose cada vez más letales.

El reino de los espíritus tiene una gran importancia argumental en esta expansión.

Como decimos, son unas peleas divertidísimas, emocionantes y desafiantes que hasta se permiten el lujo de incluir momentos narrativos muy épicos y jugar con la posición de la cámara para reforzar la puesta en escena.

El Espiritualista

Otra de las grandes novedades de esta expansión la tenemos en el Espiritualista, una clase completamente nueva e inédita en la saga que se ha convertido, automáticamente, en nuestra favorita de todo el juego. Se trata de un combatiente cuerpo a cuerpo increíblemente versátil que puede invocar el poder de cuatro espíritus distintos con sus propios efectos.

De este modo, las habilidades del Gorila suelen estar centradas en la defensa y el daño físico, con el Águila desatamos poderes eléctricos capaces de dejar vulnerables a los rivales, el Jaguar está asociado al fuego y sus habilidades nos dan cargas de Ferocidad que aumentan nuestra velocidad de ataque hasta límites insospechados y el Ciempiés es ideal para los amantes del veneno y el daño por tiempo.

El Espiritualista es una de las clases más divertidas que hemos jugado nunca en la saga.

Como decimos, se trata de una clase que destaca por su versatilidad y nos permite hacer todo tipo de construcciones. Al principio, probamos builds centradas en un único elemento para potenciar sus atributos, aunque no fue hasta que empezamos a experimentar combinando habilidades de distintos espíritus que fuimos conscientes de las enormes posibilidades que esconde y de los personajes tan letales y divertidos de jugar que podemos llegar a desarrollar.

Es una maravilla capaz de adaptarse a las necesidades y preferencias de cualquier jugador, por lo que os recomendamos encarecidamente que probéis a haceros un Espiritualista, ya que estamos convencidos de que vais a disfrutar como nunca masacrando demonios con él.

La Infraciudad y la Ciudadela Oscura, dos nuevos contenidos geniales

Continuando con las novedades, no podemos olvidarnos de mencionar la Infraciudad y la Ciudadela Oscura, dos nuevos tipos de contenidos que nos han gustado mucho y que tienen su propio espacio dentro del conjunto del juego. Por una parte, la Infraciudad es una mazmorra en la que tenemos que avanzar a contrarreloj.

La Infraciudad es un contenido frenético que no deja ni un solo segundo de respiro. La excepción es en los jefes, donde desaparece la cuenta atrás.

Si jugamos sin modificadores, al adentrarnos en ella tenemos 100 segundos para bajar varios pisos y llegar hasta el jefe del ala en la que nos hayamos introducido. Como podréis suponer, ese tiempo es insuficiente para semejante tarea, así que debemos encontrar y matar criaturas que sumen segundos a nuestro contador mientras buscamos la salida que nos lleve a la siguiente planta.

Para hacer las cosas más interesantes, existe un medidor de almas que podemos rellenar eliminando enemigos y completando ciertos eventos que hay repartidos por toda la mazmorra. Cuanto más lo llenemos, mejor será la recompensa al final, así que nuestro avance siempre está marcado por encontrar el equilibrio entre avanzar rápido y conseguir almas. Nos quedan 30 segundos, ¿nos arriesgamos a completar ese evento para sumar almas o pasamos directamente al siguiente piso para recuperar segundos y asegurarnos de no fracasar aunque el botín sea menor?

Es todo tan frenético que casi no vamos a tener tiempo para pensar, por lo que las decisiones que tomamos suelen ser muy instintivas, lo que hace de la Infraciudad un contenido muy ameno y recomendable para subir de nivel y conseguir equipo. Además, encaja de lujo con el bucle jugable de Diablo IV, ofreciéndonos diversión simple, directa y sin complicaciones para que nunca nos aburramos masacrando criaturas del Infierno.

Os esperan tres desafiantes alas para conquistar en la Ciudadela Oscura.

En cambio, la Ciudadela Oscura es un contenido para jugadores de alto nivel que solo puede completarse en grupo de 2 a 4 jugadores y en los niveles de dificultad de Tormento. Se trata de una mazmorra gigantesca dividida en tres alas distintas donde nos esperan los desafíos más duros y complicados de todo el juego.

Lo realmente interesante de ella es que, a diferencia de lo que estamos acostumbrados, aquí no se trata solo de matar enemigos, sino que también vamos a tener que resolver puzles y desafíos que van a poner a prueba nuestro ingenio y capacidad para cooperar con nuestros compañeros. Tienen muchas mecánicas únicas, así como momentos en los que nos van a obligar a separarnos de nuestros amigos para ir por caminos distintos realizando acciones de manera coordinada. De hecho, la cooperación es tan importante que incluso vamos a tener que sincronizarnos para poder dañar y tumbar a los jefes que nos aguardan al final de cada ala y sobrevivir a sus complejas mecánicas. Hasta se ha añadido un sistema de marcadores para que podamos comunicarnos sin necesidad de hablar.

La primera vez que completéis cada semana las alas de la Ciudadela Oscura recibiréis una recompensa adicional.

No sabemos si, a la larga, será un contenido que acabe cansando, pero ahora mismo nos parece uno de los mejores contenidos que se han creado nunca para un juego de Diablo. Tienen un diseño fantástico, esconden montones de secretos, las pruebas son divertidas, intensas y muy desafiantes, los rompecabezas están bien pensados y es la primera vez que hemos tenido la impresión de que la cooperación entre jugadores se lleva a un nivel más allá del habitual en la saga.

Otras mejoras y añadidos

Por supuesto, además de todo lo comentado, también podéis esperar piezas de equipo completamente nuevas que nos abren montones de nuevas posibilidades a la hora de construir a nuestros personajes, sea de la clase que sea, con nuevos potenciadores y rasgos que estamos convencidos de que van a dar mucho juego a quienes busquen maximizar la eficiencia de sus héroes.

De hecho, ahora las builds ganan en complejidad gracias al añadido de las runas, un nuevo ítem que podemos colocar en los huecos de nuestro equipo que hasta ahora solo se utilizaban para engarzar gemas. Existen dos tipos de runas: de invocación y de ritual.

Los retoques, ajustes y rediseños que se han realizado a los distintos sistemas de progresión mejoran mucho la experiencia.

Para poder utilizarlas, tenemos que crear palabras rúnicas colocando una runa de invocación y una de ritual en una misma pieza de equipo. Según las que hayamos colocado, podremos acceder a unos efectos u otros cuando cumplamos los requisitos necesarios para que se activen, los cuales pueden ser de todo tipo, como que podamos poner en práctica una habilidad de una clase distinta a la nuestra.

Como podréis intuir, hay un gran número de combinaciones distintas con sus propios efectos, así que nos tocará decidir en qué piezas de nuestro equipo queremos engarzar gemas y en cuáles runas, abriéndonos un sinfín de posibilidades para desarrollar a nuestro héroe y adaptarlo a nuestras preferencias.

Tampoco podemos olvidarnos de que Vessel of Hatred trae consigo de vuelta a los mercenarios, personajes que podemos contratar para que nos ayuden en nuestra aventura cuando jugamos en solitario. Su implementación nos ha gustado bastante más que en Diablo II y Diablo III, ya que aquí no tenemos que preocuparnos de su vida y cumplen una función de apoyo, permitiéndonos cubrir los puntos débiles de nuestra clase para que nos otorguen toda clase de mejoras y efectos beneficiosos.

Al combatir junto a un mercenario subiréis vuestro nivel de afinidad con ellos, lo que os permitirá obtener recompensas y desbloquear habilidades en sus árboles de talentos.

Además, las misiones secundarias para desbloquearlos están muy trabajadas y todos tienen una personalidad muy marcada y unos trasfondos argumentales realmente interesantes, por lo que resulta fácil acabar disfrutando de su compañía y considerándolos auténticos compañeros de armas.

Más allá de los nuevos contenidos de la expansión, también se ha lanzado una gigantesca actualización gratuita para todos los jugadores que trae consigo cambios importantísimos a algunos puntos clave del juego. Para empezar, ahora los niveles de personaje y de Leyenda son independientes, y estos últimos se comparten entre todos nuestros avatares.

De esta forma, el nivel 60 es el máximo al que podemos aspirar y cuando lleguemos a esa cifra se desbloquearán nuestros paneles de Leyenda con todos los puntos que hayamos acumulado entre todos nuestros héroes, un cambio que, sinceramente, nos parece mejor y agiliza el proceso de equiparse y hacerse más fuertes. Además, a cada panel se le ha añadido un nuevo nodo legendario.

Ahora, subir a nivel 60 es un proceso mucho más rápido que antes.

También es importante destacar que ahora los niveles de dificultad se dividen entre estándar y Tormento, por lo que hay muchos más entre los que escoger, así como varios niveles de Tormento por los que ascender a medida que nos vayamos equipando.

Otra novedad a celebrar la tenemos en el añadido de un buscador de grupos, algo que nos va a facilitar mucho la vida a la hora de buscar compañeros de armas para realizar toda clase de actividades. Funciona bastante bien, está bien organizado y resulta muy sencillo tanto crear un grupo como buscar alguno al que unirnos.

Por supuesto, también hay infinidad de cambios, ajustes, mejoras y novedades más específicas que, a pesar de ser más "pequeñas", suman y hacen que Diablo IV sea un juego mucho mejor que antes, como la forma en la que se han actualizado los glifos para que encajen con el resto de cambios, las nuevas pasivas que se han añadido a las clases, los nuevos legendarios y únicos que se han introducido y muchas más cosas que podéis consultar en detalle desde la web oficial del juego.

Pocos juegos existen que puedan competir con la dirección de arte de Diablo IV y su expansión no es una excepción.

Y por cierto, antes de cerrar este análisis, nos gustaría aplaudir el apartado sonoro de la expansión: simplemente apabullante. La banda sonora suma dos horas de nuevos temas musicales que nos han parecido de lo mejor que hemos escuchado en la saga, cobrando incluso más protagonismo que antes y jugando con nuevos instrumentos para crear unas piezas que captan a la perfección el ambiente de todo lo que vemos en pantalla para reforzar cada escena y cada momento de la partida. Además, se permite el lujo de revisitar algunas composiciones muy míticas e icónicas que tienen una intención narrativa muy clara. Por supuesto, los efectos tampoco se quedan atrás y el doblaje al español lo hemos notado más inspirado que en el título base, aunque se siguen perdiendo los acentos que tienen ciertos personajes en la versión inglesa.

Conclusiones

Diablo IV: Vessel of Hatred es una expansión sobresaliente y repleta de contenidos que nos ha fascinado. Por fin la narrativa de la saga vuelve a enderezarse con una historia interesante y bien construida, los nuevos contenidos son muy divertidos y encajan perfectamente dentro del bucle jugable, el Espiritualista es de las mejores y más divertidas clases con las que hemos jugado nunca en una entrega de la serie, el sistema de mercenarios está muy bien implementado, las runas y las nuevas piezas de equipo traen consigo infinidad de nuevas posibilidades a la hora de crear nuestra build y los ajustes de equilibrio y el rediseño de los niveles de Leyenda y de dificultad eran necesarios.

Sí, esto no deja de ser más Diablo IV, pero es un más y mejor de manual que eleva la experiencia de juego a algo muy superior a lo que pudimos jugar hace un año. Y todo ello manteniendo su exquisita y frenética jugabilidad, la principal culpable de hacer que masacrar demonios sea mucho más divertido y placentero a los mandos que en cualquiera de sus competidores. Si os gusta la saga y buscáis un juego en el que invertir decenas o cientos de horas de vuestra vida durante los próximos meses, no os lo penséis: esta expansión os va a dar justo lo que deseáis.

Hemos escrito estas impresiones gracias a un código de descarga para PS5 que nos ha facilitado Blizzard.

Redactor

NOTA

9

Puntos positivos

La nueva campaña, su historia y sus personajes.
Nahantu, la Infraciudad, la Ciudadela Oscura y los nuevos jefes.
El Espiritualista y todos los cambios y ajustes que se han realizado a los sistemas de progresión.

Puntos negativos

La historia general de Diablo IV apenas avanza.

En resumen

Una expansión sobresaliente que marca el camino a seguir para el futuro de la saga y que termina de confirmar a Diablo IV como uno de los mejores juegos de su género.