Análisis Bright Memory: Infinite, impresionantes disparos y katanazos (PC, Xbox Series X/S, PS5, Switch)
Hace un año os hablábamos de Bright Memory un interesante juego de acción que, con precio muy reducido, nos dejaba probar un aperitivo de lo que sería la aventura completa, Bright Memory: Infinite, que es el que hoy nos ocupa. Si aquel duraba 30 minutos, este tampoco es mucho más largo, pero no adelantemos acontecimientos; vamos a contaros qué nos aguarda en esta impresionante experiencia.
Videoanálisis
A continuación podéis ver nuestro análisis en vídeo, en el que podéis contemplar el espectacular apartado gráfico de este juego:
Ante todo, acción
Bright Memory: Infinite es un juego de disparos y hack & slash en primera persona, que prioriza la espectacularidad y el frenetismo ante todo. Si jugaste al título anterior, os podéis hacer una idea de qué os espera aquí. Es un juego muy de PlayStation 2, en el mejor sentido de la expresión. Con esto, queremos decir que es un título lineal, que va directo al grano, con una historia que es más una excusa para justificar el disparate de la ambientación que otra cosa, y que no pierde el tiempo con distracciones para que dure más de lo que tiene que durar. Y casi ni eso.
Así, nos enfrentaremos a hordas de enemigos combinando diferentes tipos de armas de fuego –rifle automático, escopeta, pistola y rifle francotirador– con nuestra katana y nuestros movimientos especiales. Esto incluye una habilidad para atraer a los enemigos y electrocutarlos, el típico dash, lanzar puñetazos electromagnéticos o lanzar un katanazo cargado de electricidad. El combate tiene cierta profundidad y, si jugamos en difícil –algo que recomendamos no sólo para aprovecharlo al máximo, sino para, también alargar su duración– vamos a tener que aprender a combinar todas las posibilidades con acierto.
El «problema», es que es fácil jugarlo como un shooter, y así pierde toda su gracia. Tenemos, en cierto modo, que obligarnos a realizar estos combos, a lanzar a los enemigos por el aire, liarnos a espadazos, utilizar una magia y luego rematarlos a tiros desde el suelo. Cuando todas las partes funcionan a la vez, es cuando Bright Memory: Infinite se vuelve más divertido; de ahí que recomendemos a jugarlo en difícil, ya que nos obliga a usar todo un poco más.
El aspecto más flojo de Bright Memory: Infinite, probablemente, es que tiene muy buenas ideas, pero se quedan a medio desarrollar. Por ejemplo, casi ningún enemigo nos anima a usar diferentes habilidades. No hay uno que requiera que lo tiremos por los aires, otro que requiera la munición alternativa, otro que requiera el puñetazo... y al final tienes que estar recordándote a ti mismo que para que el juego sea divertido tienes que usar todas esas habilidades. De manera similar, es un hack & slash sin puntuación, por lo que tienes que animarte a ti mismo para jugar mejor. Esto, todavía, juega más en su contra con su escasa duración, ya que el único objetivo tangible a superar es mejorar el tiempo y morir menos.
Hay que reconocerle a los desarrolladores, eso sí, el esfuerzo por ofrecer situaciones diversas, e introducir secuencias de infiltración o de conducción. Y sí, sabemos lo que estáis pensando, pero ambas son muy breves y creemos que no llegan a interrumpir el desarrollo de la aventura, quedándose en algo anecdótico que funciona bien. Como nota, nos llega en español con voces en inglés.
Gráficos de otro mundo
Técnicamente, Bright Memory: Infinite se merece un punto y aparte. Ojo, no es Ratchet & Clank: Una dimensión aparte o Forza Horizon 5, pero para tratarse de un estudio independiente es espectacular. Hay momentos que superan la inmensa mayoría de juegos que hemos visto este 2021, con secuencias que parecen una CG, y que nos dan un primer contacto de lo que la industria china va a ofrecernos en los próximos años.
La combinación de efectos en pantalla con el trazado de rayos, los efectos de iluminación y de partículas y la acción frenética dejan un conjunto increíble. Nosotros lo hemos jugado al máximo con el equipo que podéis ver bajo el análisis y, usando DLSS para alcanzar las 4K, se ha mantenido a 60 imágenes por segundo estables la mayoría del tiempo, con caídas puntuales. Obviamente, no tiene la misma calidad en las animaciones o la misma atención por el detalle que las superproducciones, e incluso se le puede achacar la escasa variedad de escenarios, pero es un resultado fantástico para un equipo pequeño.
Tan breve como intenso
La verdad es que nos lo hemos pasado muy bien con Bright Memory: Infinite. Es cierto que se puede completar en un par de horas, si bien recomendamos jugarlo en difícil y darle otra vuelta en la dificultad que se desbloquea al completarlo para aprovecharlo y disfrutar de su sistema de combate. Es una pena que, precisamente, nos tengamos que obligar a jugarlo «bien», ya que el diseño de enemigos y situaciones es bastante flojo, hasta el punto de que prácticamente podemos completarlo como si fuese un shooter normal, haciendo que desaparezca lo que lo hace tan divertido. Además, visualmente es increíble para un estudio independiente, con momentos absolutamente increíbles, y todo esto ayuda a hacerlo una experiencia más memorable. En definitiva, es un juego que, aun con sus carencias, nos ha parecido muy divertido. Si se os apetece algo directísimo, a lo que no le sobra ni un segundo, y estáis dispuestos a aprovecharlo dándole al menos un par de vueltas, es más fácil justificar los 20 euros que cuesta. Si sólo queréis experimentarlo una vez, quizás es mejor esperar a una oferta.
Hemos realizado este análisis en PC (Ryzen 7 3700X, GeForce RTX 2070 Super, 32 GB RAM) con un código de descarga proporcionado por Stride PR.